jueves, 17 de marzo de 2011

"Torrente 4"

Me encanta el cine. Voy con frecuencia, veo películas en la tele y disfruto mucho con el séptimo arte.
Sin embargo, y a pesar de su fama,  no había visto ninguna película de la saga "Torrente". Así que decidí acabar con esa laguna y acercarme a ver la recién estrenada "Torrente 4". ¿Por qué no?
Cuando salía de casa con mi mujer nos encontramos con unos amigos, cinéfilos como nosotros, y les hicimos saber nuestros planes. Me resulta difícil describir su cara de asombro y desconcierto. ¿Pero qué os pasa? ¿Os habéis trastornado?
Reconozco que nos reímos bastante viendo la película.
Es cierto que es un humor facilón, cutre y chabacano. Un humor que me recordaba el de las comedias del franquismo, las de Tony Leblanc o los hermanos Ozores, que también disfruté cuando era adolescente. Parece que, en algunas cosas, no hemos cambiado tanto en estos años.
Bueno, cambios sí que hay: el humor es más explicito, directamente sucio en muchos casos, los efectos especiales son capaces de quemar una docena de coches, aparece el "famoseo" de nuestros días y  las mujeres guapas - que siempre salen en este tipo de películas - muestran sus pechos desnudos. ¡Curiosos cambios!
Estas películas siguen gustando lo mismo o más que antes. En un fin de semana "Torrente 4" ha tenido más espectadores que el resto del cine español en lo que va de año. Pasa lo mismo que con la telebasura, sabemos que es basura, que no tiene la más mínima calidad, que recurre a los más bajos instintos de la gente, pero la ven millones de personas. Por eso, pienso que no hemos cambiado tanto.
Para los defensores de este cine su argumento es sencillo y poderoso, "es lo que le gusta a los espectadores"; combatirlo resulta más complejo.
¿No podríamos disfrutar de una buena comedia sin necesidad de los "pedos" de Torrente? ¿No podríamos, muchos - no solo los cinéfilos - ver cine español digno y popular? El mundo del cine tiene la palabra.
Mucha suerte.

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