jueves, 25 de octubre de 2012

PSOE: renovarse o morir

El Partido Socialista perdió más de cuatro millones de votos en las elecciones de noviembre de 2011, lo que supuso el peor resultado de su historia. Alfredo Pérez Rubalcaba y su equipo siguieron su camino como si nada hubiera ocurrido. Debieron pensar que podría haber sido aún peor.

Unos meses después se celebraron las elecciones en Andalucía y Asturias.  Los socialistas volvieron a perder varios cientos de miles de votos, pero, como también perdió muchos el PP, consiguieron gobernar --con alianzas-- en ambas comunidades. Consecuencia de ello: sacaron pecho. Se iniciaba la recuperación.

Se acaban de celebrar las elecciones en Galicia y el País Vasco y el descalabro del PSOE ha sido monumental.  "Al mal tiempo buena cara", han debido pensar; así que Rubalcaba ha estado varios días sin aparecer y, cuando lo ha hecho, ha sido para decir que continúa y que "seguirá trabajando para ganarse la confianza de los ciudadanos".

No hay que ser un brillante analista político para vaticinar un descalabro aún mayor en las próximas elecciones catalanas.  Da la impresión de que los socialistas han adoptado el principio de seguir celebrando "victorias" hasta la derrota final.

"Hay que volver a ganarse la confianza perdida de los electores"; este es el mantra que utilizan frecuentemente los dirigentes socialistas.  Bueno, vamos a creernos que eso es lo que pretenden hacer.
Situémosnos en la vida real: dos amigos que confiaban plenamente el uno en el otro.  Algo ocurre y Emilio desconfía de Alfredo.  Alfredo se da cuenta de ello y quiere volver a recuperar la confianza de su amigo. Lo primero que hace es acercarse a Emilio para conocer las razones de su desconfianza, una vez que confirma que se debe a algo que hizo mal, lo reconoce, le pide disculpas y le asegura que no volverá a cometer ese error. Inmediatamente Alfredo cambia de actitud y trata de ganarse la confianza de Emilio, actuando correctamente y demostrando, con los hechos, que ha cambiado. Manteniéndose en esa actitud positiva llega un momento en que Emilio reconoce que vuelve a confiar en Alfredo. Este sería el comportamiento en la vida real, pero desgraciadamente sabemos que los políticos españoles saben poco, y no quieren saber, de la vida real.

Lo primero que tienen que hacer los socialistas, si quieren recuperar la confianza perdida, es reconocer los errores cometidos, analizarlos con seriedad, exigir responsabilidades a los "culpables" y, en consecuencia, aprender de ellos. Eso es condición indispensable para poder iniciar un período de recuperación. Hay que reconocer que no se puede hacer política económica de derechas (eso ya lo hace el PP), que no se puede seguir permitiendo la corrupción en sus filas, que no se puede funcionar como una casta burocrática ajena a los intereses de los ciudadanos y que la política consiste en estar al servicio de los ciudadanos y no de los jefes del partido.

El análisis de estas cuestiones, y muchas otras que surgen en cuanto se juntan varios progresistas desencantados con el PSOE, es imprescindible para empezar a tener cierta credibilidad. Y este análisis implica también cambio de liderazgo. Cuando las mismas personas dicen blanco y luego negro, resulta difícil creerles.

¿Se vislumbra en la posición adoptada por Rubalcaba esta mañana algo que nos indique que ese es el camino que piensa recorrer? Desgraciadamente no. Por tanto, la respuesta a la pregunta que me hacia en el título de esta entrada es clara: ¡MORIR!. Y mira que lo siento, como votante del PSOE y compañero de viaje durante más de 30 años.

Muchas gracias.

jueves, 11 de octubre de 2012

Españolizar a los alumnos catalanes

Hay muchas razones por las que uno puede criticar al ministro Wert, pero no por la falta de claridad en sus intervenciones públicas. "Españolizar a los alumnos catalanes": ese es uno de los objetivos de la nueva reforma educativa. Más claro imposible. No parece que sea una meta que tenga que ver con la mejora de la calidad de nuestro sistema educativo, aunque nuestro ministro es tan sorprendente en sus planteamientos, que defiende que sí. Yo diría que es más bien un objetivo ideológico, acorde con la vuelta de calcetin que este gobierno intenta hacer con España con la disculpa de la crisis.

Ya sabemos que la reforma va a cambiar el contenido y la importancia de la "Educación para la ciudadanía", que va a permitir subvencionar con fondos públicos a los colegios que discriminan por razones de sexo, que va a limitar el porcentaje de contenidos que corresponde gestionar a las comunidades autónomas, y ahora nos hemos enterado de que también va a "españolizar".

Aunque me consta, dada la brillantez política del ministro Wert y la excelente preparación sobre educación de todo su equipo, que tienen diseñado un plan perfecto para llevar a cabo este objetivo, me voy a permitir darle algunas sugerencias que pueden mejorar la españolización de la población escolar:
  • La primera decisión debe ser eliminar la presencia del catalán del sistema escolar. No solo eliminar sino prohibir que en los centros educativos se use el catalán en ningún momento. Sugiero que se establezcan castigos para quien rompa esa norma: si ha sido una falta leve (una palabra que se te escapa en catalán sin querer y te arrepientes de ello) el alumno deberá copiar tres páginas del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua; si, por el contrario, la falta es grave (una frase entera dicha en catalán o una conversación con un compañero) el alumno, de rodillas en un rincón de la clase, sostendrá en cada uno de sus brazos abiertos un ejemplar del mencionado diccionario.
  • Nada de enseñar nuevas tecnologías. Internet es un foco de antiespañolismo. No todo lo que se escribe sobre España en internet es positivo y, entonces, para qué capacitar a los alumnos para que puedan usar ese instrumento.
  • De aprender idiomas extranjeros, ¡ni uno! ¿Para qué quieren los alumnos catalanes aprender inglés? Para que cuando tengan que hablar con alguien que no sabe catalán lo hagan en inglés con tal de no hacerlo en español.
  • Eso sí, fundamental: la introducción de una nueva asignatura, a impartir en todos los cursos tanto en Primaria como en Secundaria que refuerce la españolización: Formación del espíritu español.
Creo que estas medidas, junto con alguna más que se le ocurrirá a Mr. Wert, permitirán que la españolización de los alumnos catalanes sea eficaz. Bueno, no lo sé. El caso es que todo esto me suena a ya vivido. ¿No os parece, compañeros que, como yo, ya esteis entraditos en años? ¿Y fue muy eficaz?

Muchas gracias.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Noche mágica en París

El domingo por la tarde fuimos a dar una vuelta por el Quartier Latin. Nuestro primer objetivo: visitar el Instituto del Mundo Árabe. Caminando en su busca, nos encontramos con la Faculté des Sciences --donde pasé un año yendo a clases--: vetusta y abandonada, al igual que mis recuerdos.

El espléndido edificio del Instituto del Mundo Árabe, diseñado por Jean Nouvel y encargado por Mitterand, es parada obligada durante una estancia en París. La fachada principal con esas 16.000 (creo que son) "ventanas", que a través de un dibujo con motivo árabe, permiten y regulan la entrada de luz en el edificio, constituye un cuadro digno de la mano de un gran artista.

Más adelante nos sentamos en uno de los bancos de la plaza de la Sorbonne, donde la paz solamente la rompe el ruido de la fuente que mana agua cada cierto tiempo. Desde allí, con la mirada fija en la puerta de la universidad, venían a mi mente los momentos vividos en su interior durante Mayo del 68. Qué lejos los recuerdos pero qué vivas las experiencias.

Cerca de allí la plaza del Panteón es otro lugar que te deja sobrecogido. Inmensa plaza, el Panteón en el centro, a un lado la biblioteca en la que Erasmus de Rotterdam vivió en la segunda mitad del siglo XV, enfrente la maravillosa iglesia de Santa Genevieve y al otro lado el fastuoso edificio de la alcaldia del distrito V de París.

Después de cenar muy bien, como casi siempre en Paris, y con el cuerpo satisfecho, salimos a dar una vuelta antes de regresar a casa. Cruzamos el Sena y nos dirigimos a la catedral de Notre Dame.  Ya habíamos estado de día, pero queriamos verla iluminada. No sé qué visión de los tres pórticos de Notre Dame es mejor, la diurna o la nocturna. Nos sentamos enfrente.

Una música de guitarra española sonaba en el ambiente y aumentaba el misterio de la noche. Observaba fijamente uno de los pórticos cuando mi vista tropezó con algo que no supe identificar. Una silla electrica, de las que usan los tetrapléjicos con poca o nula movilidad, estaba en mitad de la calle, justo delante de la catedral. Sobre ella, y en parte tapándola, habia un hombre delgado de entre cuarenta a cincuenta años, que hablaba continuamente:  Yo no sabía con quién, hasta comprobar que con su cuerpo ocultaba a la persona que estaba en la silla, una mujer que solo podía mover la cabeza. No pude resistir observar más en detalle la escena: el hombre no solo hablaba en un tono cariñoso, sino que regularmente abrazaba esa cabeza, la besaba, le contaba algo al oido, acariciaba sus brazos inmóviles...Y todo ello, en mitad de la calle, delante de la majestuosa portada de Notre Dame. Todo el que pasaba volvía la cabeza para confirmar que lo que creia ver era realidad. Y el hombre seguía inmutable, como si ellos dos estuvieran solos en el mundo y su única razón en la vida fuese decirle cosas agradables y acariciar a su amada.

La música de guitarra continuaba, acompañando a la pareja sin saberlo. Decenas de japoneses, con su guía enarbolando un paraguas, pasaban por delante de la catedral haciendo sus fotos, a pesar de que eran más de las diez de la noche. Ellos también volvían su cara incrédula ante la escena. La temperatura era perfecta, la música continuaba, la magia de París no se acababa.

Muchas gracias.
 

Viaje en metro por París

Visitar París es utilizar en muchas ocasiones su metro, ya que es el sistema más rápido y eficaz de llegar a cualquier sitio. Así ha sido para mí en esta última visita que acabo de realizar. 

Cuando cogí el metro el primer día pensé que nada había cambiado desde aquella lejana fecha, hace más de 40 años, en que tuve la suerte de vivir en Paris.  Los trenes parecían los mismos de entonces, mucho más viejos y deteriorados, relativamente sucios, los cristales casi velados por el paso del tiempo.  Las estaciones eran las mismas, con esos ladrillos blancos en las paredes y esos interminables pasillos.  Las escaleras mecánicas, dada su escasez, parece que no han llegado al metro parisino.

Conforme me invadían estas sensaciones no pude evitar pensar en mi metro de Madrid --no suelo hacer comparaciones cuando estoy en el extranjero, pero en este caso era casi obligado--: mucho más moderno y donde quedan muy pocas estaciones antiguas.  Transmite una impresión de mayor desarrollo como país.

Casi sin querer, de forma instintiva, me puse la boina de turista francés, haciéndose esas mismas reflexiones ante la visión que le deparaba el metro madrileño. ¡Joder con estos españoles!, diría, ¡vaya metro que tienen! ¿Con qué dinero lo habrán construido?  Seguro que con el que les hemos estado dando alemanes, franceses y otros europeos... Pues tiene narices. No quiero seguir el razonamiento pues me llevaría a lo que, demagógicamente, dicen muchos políticos de derecha alemanes, holandeses o finlandeses, y que yo no comparto.  Pero me quedé preocupado porque, ¿no tienen algo de razón?

Menos mal que al día siguiente cogí la linea 1, que pasa por el Louvre y los Campos Eliseos, y era aún mejor que cualquiera de las lineas del metro de Madrid. Y sobre todo, lo más importante, es que el metro de París funciona infinítamente mejor que el madrileño, pasa con más regularidad por las estaciones --incluido los sábados o domingos-- y lo utiliza masivamente el personal, de forma que en los días que he estado en Paris, me ha parecido que el tráfico automovilístico era muy ligero.

Entre apariencia y eficacia me apunto al modelo francés: eficacia y servicio a los ciudadanos.

Muchas gracias.
 

martes, 9 de octubre de 2012

Paris bien vale una misa

Estoy pasando un fin de semana largo en Paris y conforme paseo por sus calles o visito sus  museos me viene a la cabeza una variante de esa famosa frase que titula esta entrada, "Paris bien vale un viaje".

Esta mañana he estado en el museo de Orsay, despues de darme un agradable paseo por el Jardin de las Tullerias y comprobar una vez más lo bien que le sienta el Sena a la ciudad de Paris. Admirar desde el Pont Royal el extraordinario edificio de la antigua estacion de Orsay, construido para la exposicion de 1900, ya es un placer que justifica un viaje a la ciudad de las luces. Pero es que una vez dentro, la luminosidad te atrapa y la belleza de la remodelacion del edificio es tal que te enmudece.

Del contenido del museo, sus maravillosas colecciones de pintura y escultura, no me atrevo a hablar, primero porque soy un lego en la materia y segundo porque supongo que harian falta muchos libros para explicarlo. Lo que sí puedo decir es que si te gusta el impresionismo y las corrientes pictóricas que lo anticipan y lo continúan, el Museo d´Orsay contiene la colección más importante del mundo.
Cada sala es un espectáculo inolvidable, tanto por el número de cuadros de cada una como por la calidad de todos ellos. Ver reunidos en un espacio reducido, y a la vez esplendidamente bello, esa cantidad de obras de arte, que cada una de ellas por si sola convertirían cualquier sala en un museo de culto, es una experiencia impagable.

Por eso creo que el titular de esta entrada podría ser también: "el museo d´Orsay bien vale un viaje a París".

Muchas gracias

lunes, 1 de octubre de 2012

La laureada de San Fernando y el desastre de Annual

Tumbado en el sofá, medio adormilado, preparando mi cuerpo para la reparadora siesta y con el runruneo del telediario de la Primera, una noticia me sacó de la modorra: el Rey y su familia al completo asistían a una ceremonia en la que se concedía la Laureada de San Fernando a no sé qué compañía o batallón que había participado en la batalla conocida como el desastre de Annual.

No sabía si es que estaba dormido y estaba teniendo una pesadilla, o era que la televisión me quería gastar una broma. No estaba dormido y resulta que era una importante noticia, sin duda esencial para resolver los problemas de la ciudadanía, que la televisión pública estaba dando a conocer para que todos nos alegráramos.

No me lo podia creer. En la situación en que nos encontramos el gobierno se gasta el dinero público en organizar un acto para premiar a un batallón (o lo que sea) que en su día fue protagonista de un monumental desastre, eso sí, lleno de valor, de ese inútil valor que se suele ensalzar en el ejército. Y además, ¿a quién le importa hoy en día, con los problemas que tenemos, el desastre de Annual y el batallón que lo protagonizó? ¿Es que no hay otros motivos más provechosos en los que gastarse el dinero?

¿Qué sentido tiene organizar un acto así, y encima publicitarlo, más que el de enaltecer al ejercito y especialmente a sus mandos?

Por cierto, en estos maravillosos presupuestos para 2013, donde se han reducido los gastos en educación y sanidad, donde se ha reducido la partida para pagar el subsidio por desempleo (a pesar de que los parados siguen aumentando cada día), donde se van a congelar los sueldos de los funcionarios, el Ministerio de Defensa es uno donde el recorte ha sido menor: no llega a un 6 por 100 frente al 23 por 100 de Sanidad o el 15 por 100 de Educación.

Yo me pregunto: España, este país en crisis, a punto de pedir un nuevo rescate, ¿se puede permitir el "lujo" de mantener tropas en Afganistán, Libano y no sé qué otros países más?  ¿Es necesario?  ¿Es conveniente? ¿Responde a los deseos de la ciudadanía o a las exigencias de los militares y, sobre todo, de la industria armamentística?

El desastre de Annual lo mejor es olvidarlo, o dejarlo como uno de los momentos negros de nuestra historia, pero lo que no es razonable es premiarlo.

Es cierto que allí murieron miles de españoles ¡pobres!, porque entonces los ricos no iban a la guerra, pero sus familias ya los lloraron y maldicieron a los que les obligaron a ir a esa escabechina. Dejémosles que descansen en paz.

 Y a los señores del gobierno hay que decirles que dejen de levantar pantallas de humo y de fumarse puros por las calles de Nueva York.  Que se dediquen a lo suyo, a sacar a este país de la crisis, algo para lo cual me temo no están preparados.

Muchas gracias.