domingo, 30 de junio de 2013

"Las becas no son limosnas", Wert dixit

Quiero iniciar este post pidiendo disculpas a mis sufridos lectores por la continua presencia del ministro Wert en ellos. Lo siento de veras, pero es que raro es el día en que la palabrería del ministro --¡y mira que habla este tertuliano devenido en ministro de educación!-- no me indigna y me obliga a dedicarle uno de estos comentarios.

 Ayer, entre otras lindezas, soltó lo siguiente. "No hay discurso más demagógico que aquel que intenta oponer la exigencia de rendimiento a la equidad".  Ministro, hablemos de demagogia, aunque no sea fácil hacerlo con alguien tan experto como Ud. en el tema. ¿No es, precisamente, demagogia pedir exigencia académica sólo a unos (los desfavorecidos) y no a otros (los que se pueden pagar los estudios) y, encima, hablar de equidad?  Pongamos un ejemplo sencillo para entendernos: un estudiante puede entrar en la universidad habiendo aprobado la prueba de ingreso con un 5, puede tardar seis o siete años en hacer una carrera de cuatro, puede suspender varias veces diferentes asignaturas... sólo necesita que sus padres tengan el dinero suficiente para pagar los gastos que esto origina (no nos olvidemos que el ochenta por ciento de estos gastos los sufraga el Estado); otro estudiante necesita tener un 5,5 para ingresar en la universidad (hasta hace unos días iba a ser un 6,5), tiene que aprobar cada año entre el 80 y 100 por 100 de las materias y obtener una media entre el 6 y el 6,5, según la carrera, porque su familia no puede pagarle los estudios y necesita una beca para poder acceder a ellos. ¿Afecta a la equidad su "exigencia de rendimiento", señor Wert?

Conozco bien la respuesta que me daría el ministro a esa pregunta: Claro que no afecta a la equidad porque si la familia tiene medios económicos tiene el derecho a ir a la universidad, y si no puede pagar, el estudiante tendrá que hacer un esfuerzo suplementario para ganarse el derecho. Esta es la equidad del embudo que practica este gobierno.

Y lo más sangrante es que los resultados de los becarios universitarios españoles están por encima de la media, no solo de los resultados de los estudiantes no becarios, sino incluso de los estudiantes becarios europeos.

Y por si nos queda alguna duda del pensamiento Wert, aquí tenemos otra perla:"Las becas no son limosnas". Efectivamente, Sr. Wert, las becas no son una limosna sino la manera de ejercitar el derecho a la educación de los ciudadanos más desfavorecidos. Lo mismo que no es una limosna el derecho a una sanidad pública gratuita y de calidad. Eso es lo que los mandatarios que nos gobiernan piensan: confunden los derechos con limosnas que se dan cuando uno se siente generoso o cuando las "condiciones" lo permiten. Por eso han decidido que van a acabar con las "limosnas", excepto las que se dan a la Iglesia, que las aumentan.

Muchas gracias.

lunes, 24 de junio de 2013

Que se aplique el 6,5 al gobierno

Esta mañana, en un programa de televisión, el ministro Wert ha "explicado" por qué se debe exigir un 6,5 de nota mínima para poder acceder a una beca universitaria. "Si no se ha conseguido esa nota ¿no debería dedicarse a otra cosa?" ha venido a decir. En román paladino, si no puedes pagarte la universidad y no sacas más de un 6,5, ponte a trabajar de camarero, que es lo que te mereces. Y si eres rico, sigue estudiando aunque seas un borrico. A eso lo llama Wert la igualdad de oportunidades.

Una asignatura se aprueba con un cinco, y si lo consigues pasas de curso. Ahora bien, si no tienes dinero, en vez de pasar de curso, te vas a tu casa porque no puedes pagar la matrícula, como está pasando a unos 40.000 universitarios. Esto encaja perfectamente con la opinión de Wert de que hay demasiados universitarios en España y esta es su forma de rebajar el número: subir las tasas y rebajar las becas. Igualdad de oportunidades, ¡sí señor!

Me encantaría que Mr. Wert se aplicara ese criterio a sí mismo: la última vez que se examinó ante la opinión pública sacó un ¡¡1,76!!  Un suspenso rotundo, así que deje el ministerio y váyase a su casa.
Tampoco estaría mal que la aplicara a todo el gobierno. Sería una buena manera de que se fueran todos, pues ninguno llega al aprobado.

Lástima que esta norma no estuviera en vigor cuando su ídolo, Josë María Aznar, entró a la universidad, pues era tan brillante que tampoco llegó al 6,5. Pero bueno, a él no le habría afectado porque no necesitaba beca --como le pasó a Mr..Wert--; sus padres le pagaban los estudios.

Oír a Mr. Wert resulta cada vez más odioso. Su desprecio por los ciudadanos, su altivez, su engreimiento, su absoluta falta de humanidad enciende el ánimo de cualquiera por pausado que sea. ¿Hasta cuándo vamos a tener que seguir aguantando a este personaje?

Muchas gracias.

domingo, 23 de junio de 2013

La excelencia en la educación pública

Hemos conocido estos días una noticia que nos ha llenado de satisfacción: la nota más alta en la selectividad madrileña, un 9,95, la ha conseguido un alumno del IES "Juan de la Cierva", uno de los institutos públicos madrileños.

Resulta que nos vienen diciendo desde todos los ámbitos del gobierno, y de sus acólitos en Madrid, que la educación pública produce malos resultados, que no estimula adecuadamente a los alumnos con mayor capacidad, que solo se ocupa de los más retrasados, que solo produce mediocridad, y mira por dónde Anatolio Alonso --que así se llama nuestro héroe-- echa por tierra todas esas mentiras.

Resulta que, para fomentar el apoyo a los estudiantes más capaces, el gobierno de la Comunidad de Madrid adoptó la decisión de concentrar a todos los alumnos de "excelencia" en algunos centros específicos.  Anato --así lo llaman sus amigos-- se negó a ir a uno de esos centros, por considerar que no le aportaban nada y que, en cambio, lo separaban de la realidad de su vida cotidiana, de sus amigos. Y, aunque no ha recibido esa enseñanza de "excelencia" sino la misma educación pública que reciben sus demás compañeros, ha obtenido las mejores notas de todo Madrid.

Y esto no es una casualidad sino una confirmación de la evidencia científicamente demostrada de que la inclusión favorece el aprendizaje mientras la segregación lo cercena. No se necesita segregar, separar chicos de chicas, listos de menos listos y ricos de "pobres", como pretende hacer la ley Wert, sino dotar a los centros de los medios suficientes para que puedan tratar adecuadamente a cada alumno según sus necesidades. Esa es la receta del éxito en educación.

Los millones de ciudadanos que defendemos la educación pública como motor de desarrollo de una sociedad democrática estamos de enhorabuena. Y se lo debemos, como siempre, a esos profesores --en este caso los del IES "Juan de la Cierva"-- que hacen bien su trabajo y a esos estudiantes que lo saben aprovechar.

Muchas gracias. 

jueves, 20 de junio de 2013

Un sistema de becas nuevo ¿o muy viejo? Tercera parte

La odisea sobre el "nuevo" sistema de becas propuesto por el ministro Wert continua. Ayer fueron los consejeros de Educación de las diferentes autonomías, incluidas las gobernadas por el Partido Popular que son la mayoría, los que manifestaron su rechazo a la iniciativa ministerial. Tan fuerte fue esa repudi que el orgulloso y prepotente ministro no tuvo más remedio que echar marcha atrás y prometer una rectificación. Veremos si realmente es capaz de rectificar o es una más de las maniobras a que nos tiene acostumbrados para ganar tiempo y esperar que escampe.

Hoy el ministro se reúne con el Consejo de Universidades. ¿Volverán los rectores a dejarle con la palabra en la boca o preferirán no saludarle como hicieron los alumnos excelentes en la famosa entrega de premios? Lo seguro es que manifestarán, un sector más, su profundo desacuerdo con las medidas que el ministro pretende imponer.

En cualquier democracia seria una propuesta de este tipo, rechazada por todos los sectores educativos, ya habría sido retirada y el ministro habría dimitido. Pero estamos en España dónde la palabra dimisión es desconocida en el lenguaje de los políticos (pregúntenle al Sr. Montoro después de la cagada de la agencia tributaria) y lo que se estila es el poco democrático tancredismo.

Muchas gracias.

miércoles, 19 de junio de 2013

Un sistema de becas nuevo ¿o muy viejo?. Segunda Parte

Ayer analizaba el "nuevo" sistema de becas que el ministro Wert pretende imponer en contra de la opinión mayoritaria de la comunidad educativa. Hoy nos encontramos con la noticia del rechazo unánime a la propuesta del ministro por parte del Consejo Escolar del Estado. En lo que mi memoria es capaz de recordar  --probablemente toda la historia del Consejo Escolar del Estado--, jamás se había producido en ese organismo, de carácter consultivo, un rechazo tan frontal a una iniciativa de un ministro de educación.

Está claro que el ministro Wert está batiendo records en su gestión, pero no de eficiencia y apoyo a sus medidas sino de todo lo contrario, de repudio a sus iniciativas. Ha sido el primer ministro al que el Consejo de Rectores dejó plantado, al que ningún miembro de la comunidad educativa ha apoyado --ni tan siquiera los más próximos, como la FERE o los Consejeros de Educación de su propio partido. Y ahora el Consejo Escolar del Estado. ¡Enhorabuena, ministro Wert! ¡Eres un  genio del despropósito y la ineficacia!

Y para justificar el descenso de becarios en Andalucía --dónde 3.000 jóvenes han dejado de serlo--, una vez que ha empezado a ponerse en marcha la exigencia de un nivel académico más alto, no se le ha ocurrido otro argumento que señalar como culpable a la Junta de Andalucía por su mala gestión educativa. Este ministro tan acostumbrado a manejar datos y encuestas debería saber que Andalucía  es la comunidad con mayor población escolar y, por tanto, sus cifras son siempre las mayores, y que en Andalucía el porcentaje de familias en dificultades es mayor que en otras comunidades. Esas son las razones fundamentales para que sus cifras sean las más altas, pero el ministro prefiere echar balones fuera y no reconocer los errores.

Ministro Wert, lo sentimos, pero sus habilidades dialécticas no cuelan.  La única razón por la que ha disminuido el número de becarios en España, y también en Andalucía, es por los recortes que está introduciendo su ministerio.

Muchas gracias.

martes, 18 de junio de 2013

Un sistema de becas nuevo, ¿o muy viejo?

El ministro Wert y su acólita, la Secretaria de Estado de Educación Monserrat Gomendio, llevan unas semanas tratando de convencernos de las virtudes de su "nuevo" sistema de becas. Según sus palabras se trata de "promover un mayor esfuerzo para mejorar el rendimiento".

¿En qué consiste esa novedad? "Habrá dos partes fijas, de 1500 euros cada una. Una relacionada con los ingresos y la otra para aquellos que tengan que salir de su domicilio. El resto se repartirá  con una fórmula según la cual a menores rentas tiene más peso la renta y a mayores rentas más el rendimiento". Además, se endurecen los requisitos académicos: ya no basta con aprobar el 80 por 100 de las materias sino que se exige aprobar el curso completo.

Traduzcamos este galimatías a Román paladino. Se exige mayor rendimiento académico, se mantiene el umbral mínimo de renta (39.000 euros para una familia de cuatro miembros) para acceder a las becas y se disminuye la percepción que cada becario recibe (ahora es de 3.500 euros), por tanto, bajará el número de becarios y disminuirá el presupuesto para becas. Nuestro brillante ministro ha descubierto la pólvora: rebajar de manera sensible el presupuesto para becas sin que parezca una decisión política premeditada: "se trata de mejorar el rendimiento". Como siempre, el ministro Wert piensa que los ciudadanos somos idiotas y que su reconocida inteligencia le permite engañarnos siempre que quiera.

Analicemos la realidad. Las tasas universitarias han subido notablemente este año, lo que implica que habrá un número mayor de jóvenes que no puedan pagarlas (estamos viendo esa noticia frecuentemente en los medios de comunicación) y debería, por tanto, aumentarse el número de becas y previsiblemente incrementar su cuantía. Pues se hace justamente lo contrario. Se exige mayor rendimiento a los becarios. Y a los que no lo son, los que pueden pagar las matrículas, a los que se les subvenciona el 80 por 100 de lo que cuesta los estudios universitarios, no se les exige nada y pueden seguir estudiando. ¿Dónde está la defensa del derecho a la educación que promulga la constitución española?

Este sistema de becas, de gran exigencia académica, ya lo hemos vivido en nuestro país. Es el que teníamos durante el franquismo y yo puedo dar fe de ello, pues fui siempre becario durante mis estudios. A la universidad llegaba una minoría privilegiada (como el ministro Wert, por ejemplo) que no superaba el cinco por cien de la población. Y, junto a esa minoría, se toleraba que un reducidísimo grupo de estudiantes especialmente brillantes accediera a la universidad, lo que permitía cacarear la llamada igualdad de oportunidades del franquismo.

Treinta años de democracia han logrado que cambiase el concepto de becario como parte del derecho a la educación de todos los ciudadanos, independientemente de su procedencia social. El sistema de becas que hemos tenido hasta ahora permitía que el acceso a la educación, a cualquier nivel, no estuviera condicionado por la procedencia social o la capacidad adquisitiva de la familia. Este logro, como muchos otros del estado de bienestar, está siendo dinamitado por el actual gobierno, en el que el ministro Wert es una de sus puntas de lanza más afilada.

Y de esta política de becas ya tenemos los primeros resultados: disminuye el número de becarios, más de 3.000 sólo en Andalucía, y el presupuesto destinado a becas no se gasta en su totalidad porque no hay becarios suficientes.

El franquismo ha vuelto en la educación; habrá que volver a luchar como lo hicimos entonces.

Muchas gracias.

jueves, 13 de junio de 2013

Braulio, ¡¡ adios!!

"Hoy estoy para penas solamente", parafraseando el famoso verso de Miguel Hernández.

Esta mañana, a las diez y media, hemos llevado a nuestro perro Braulio, nuestra mascota e importante miembro de la familia, al veterinario a que lo sacrificaran. Estaba ya muy mal, y después de dieciocho años de darnos alegrías hemos pensado que se merecía una muerte digna, como la que ha tenido a pesar del sufrimiento que nos ha producido a nosotros.

Cuando he vuelto a casa no ha podido venir a recibirme, agitando su rabo, con su cara de felicidad, como hacía cada vez que llegaba, sin fallar absolutamente nunca.

Tampoco le tendré tumbado a mi lado cuando me siente en mi sillón favorito a leer el periódico o el libro que tengo entre manos.

Le echaré de menos esta noche cuando me ponga a ver la tele un rato, como hago todos los días, y relajarme o indignarme con las noticias que nos cuentan. Muchas veces cuándo lo que escuchaba no me interesaba dirigir mi vista hacia su cuerpo tendido a mi lado era la manera de sentirme a gusto.

No sé si voy a poder acostumbrarme, después de dieciocho años, a pasear sin llevar una correa en mi mano, que me obligaba a pararme a veces, a tirar de ella otras o a permitir que Braulio saludara a los muchos amigos que tenía en el barrio.

También serán distintos los paseos por las praderas y los pinares de Casavieja sin él. Su presencia, sus paradas para oler todo lo que estaba a su alcance, sus ladridos cuando se encontraba con otros animales o sus miedos cuando nos cruzábamos con las vacas, han formado parte de nuestra vida cotidiana durante muchos años.

Hoy hemos perdido a Braulio, hemos perdido a un miembro de nuestra familia. "Hoy me sobra el corazón", se lo ha llevado mi perro. Solo me queda la pena y su recuerdo. Braulio, nunca te vamos a olvidar.

Muchas gracias.


 

viernes, 7 de junio de 2013

Los buenos maestros nunca mueren

Ayer tuve la suerte, el privilegio y el placer de visitar el aula de Astronomía de Fuenlabrada. Para los que no sepáis de qué os hablo, os contaré que se trata de un espacio (creo que era un antiguo colegio) dedicado en su totalidad al aprendizaje de la astronomía por parte de los alumnos de la Comunidad de Madrid, desde los cuatro años hasta el Bachillerato. Allí dan clases de astronomía cuatro maestros, todos los días, en sesiones de mañana y tarde, y pasan por esas aulas ¡18.000 alumnos! al año.

Uno podría pensar, ¡qué buena idea!, ¿a qué autoridad se le ocurrió dedicar un espacio para el aprendizaje práctico de la astronomía? A ninguna, porque este espacio es el resultado del trabajo duro y continuado de un grupo de entusiastas maestros durante más de veinte años.

A base de esfuerzo personal, de dedicarle mucho tiempo y estudio, construyendo manualmente cada uno de los aparatos con los que uno se encuentra en el aula, peleando contra viento y marea, resistiendo, poniendo al mal tiempo buena cara y enfrentando a las adversidades la convicción y el cariño a la profesión y a los alumnos, este grupo de maestros ejemplares de la escuela pública han conseguido crear un espacio absolutamente especial.

Y han conseguido convencer a las autoridades, al Ayuntamiento de Fuenlabrada que les da una subvención y a la Comunidad de Madrid, que mantiene cuatro plazas de maestros en el aula, que no siempre lo vieron claro. Hoy en día ese esfuerzo se ha convertido en un modelo del que pueden presumir tanto el ayuntamiento como la comunidad. Pero lo importante, no lo olvidemos, es que 18.000 estudiantes todos los años comprenden mejor por qué se producen el día y la noche y las diferentes estaciones, qué son las constelaciones y cómo se mueven las estrellas.

Como los viejos rockeros que nunca mueren, los buenos maestros pueblan nuestro sistema público y nos recuerdan, cada vez que nos los encontramos, que la educación de nuestros jóvenes es la tarea más importante de un gobierno, y que, gracias a ellos, les apoyen o no las autoridades de turno, la profesión de educador sigue siendo admirable.

Bastaba escuchar ayer al maestro --y amigo-- que nos explicaba las diferentes secciones del aula de Astronomía, cómo habían construido con sus propias manos la mayoría de los instrumentos que utilizaba y cómo los alumnos aprendían astronomía a través de sus explicaciones, para reconciliarse con la educación, para reforzar el convencimiento que uno ya tiene de que la educación pública es el principal motor de equidad de nuestra sociedad y la necesidad de defenderla frente a los que, como nuestro ministro Wert, trabajan para destruirla.

Ministro , ¿por qué no te das una vuelta por Fuenlabrada y, en vez de promover la LOMCE, promueves iniciativas como la de estos maestros y les premias por su excelente trabajo?

Muchas gracias.

miércoles, 5 de junio de 2013

Unos minutos de felicidad

Ayer, sentado en mi sillón, veía las noticias de la noche en la tele. Nada nuevo: corrupción, paro, mentiras... malas y desagradables informaciones como cada día. De pronto me quedé paralizado, porque no daba crédito a lo que estaba viendo: algo estaba ocurriendo en la entrega de diplomas a los estudiantes galardonados con el Premio Nacional Fin de Carrera 2009-10, acto que presidía el ministro Wert.

Todo discurría con cierta normalidad: los premiados subían al estrado y el ministro les entregaba el diploma y les daba la mano. De pronto subió un premiado con camiseta verde (primera sorpresa), que recogió su diploma y le negó la mano al ministro. Y así diez más. Ver la cara que ponía el prepotente Wert fue un espectáculo muy gratificante. En los tiempos que corren no tenemos muchas ocasiones de disfrutar con las noticias.

 Este desaire es un eslabón más en la larga cadena de rechazos que ha generado este ministro: desde los rectores de universidad que le dejaron plantado, pasando por consejeros de educación de su propio partido, padres, profesores, alumnos...

Supongo que el ministro, con la clarividencia que le caracteriza, habrá pensado que los jóvenes de hoy en día, ya se sabe, son muy maleducados. Esa es la educación que les ha proporcionado el gobierno socialista. Aunque a lo mejor prefiere pensar que forman parte de esa izquierda radical que se ha propuesto rechazar su positiva --y moderna-- ley. Hasta nuestros licenciados más brillantes forman parte de esa minoría radical.

¿No va siendo hora de que el ministro y su equipo se pregunten por qué genera tanto rechazo su ley?, ¿que acepten la posibilidad de que se están equivocando?, ¿que rectifiquen?  Eso sería suponer que el ministro Wert quiere mejorar la educación en este país, y eso es lo que está fuera de toda duda. Está ahí justamente para llevar a cabo ese trabajo sucio, que consiste en cargarse la educación pública y favorecer la enseñanza concertada religiosa.

Querido ministro, te ha tocado bailar con la más fea, y eso siempre tiene un precio. Rebaja mucho la autoestima y suele durar poco. Así que vete preparando.

Muchas gracias.
 

lunes, 3 de junio de 2013

Una iniciativa interesante

En Estados Unidos la educación es responsabilidad de los estados; el gobierno federal apenas puede poner en marcha algunos programas de apoyo.  Los currículos, por ejemplo, de las diferentes materias recaen totalmente en los estados. Así viene siendo desde los inicios del país y nadie se solivianta por ello. Por cierto, ¿qué dirían los próceres educativos que nos gobiernan si esto ocurriera en España?  Ahora se quejan de diecisiete sistemas educativos, a pesar de que el ministerio mantiene mucha capacidad en el diseño de los currículos.  

En los Estados Unidos, como los resultados obtenidos por el alumnado no están siendo todo lo bueno que el país necesita, los responsables educativos de los estados, junto a los gobernadores --después de estudiar en profundidad la situación y consultar con las comunidades educativas--, han puesto en marcha una iniciativa interesante, "Common Core State Standards Iniative" (CCSSI), cuyo objetivo es establecer estándares comunes que deben alcanzar el alumnado de K-12 en inglés y matemáticas.

La iniciativa es suficientemente interesante como para dedicarle varios comentarios. Hoy me quiero centrar en cómo se ha creado, los pasos que se han dado y cómo se han construido sus objetivos. Me parece un proceso muy aleccionador frente a la opacidad y la falta de diálogo con que se ha elaborado la ley Wert. Quien quiera una información más detallada sobre esta iniciativa la puede encontrar en http://www.corestandards.org/ .

La iniciativa surge desde los estados y es liderada por la National Governors Association (NGA) y el Council of Chief State School Officers (CCSSO), es decir por los responsables de la educación en los estados y por los gobernadores, y está apoyada por todas las instituciones educativas.  En cada estado participaron profesores, investigadores y expertos en el diseño de los estándares. Cada estado, de forma independiente, decidió adoptar dichos estándares y el gobierno federal no tuvo ninguna participación en su elaboración.  Cuando el proceso estuvo culminado, con el apoyo de 45 de los cincuenta estados, el presidente Obama apoyó formalmente la iniciativa.

Los estándares se han desarrollado en base a lo siguiente:
  • Investigación académica
  • Encuestas sobre las habilidades que se requieren de los estudiantes al incorporarse a la educación superior o al mundo laboral
  • Comparación con los estándares de los estados y naciones con excelentes resultados académicos.

  • La aceptación de la iniciativa por parte de los estados es voluntaria, de hecho cinco estados no la han aceptado, y se han establecido unos plazos y unos fondos para su puesta en marcha.

    Ministro Wert, deberías darte una vuelta por Estados Unidos, a ver si se te pega algo.

    Muchas gracias.