miércoles, 16 de marzo de 2011

Recuperación económica y fracaso escolar


“No podemos recortar el presupuesto en educación”, les dijo el Presidente Obama a los estudiantes de una “middle school” de Virginia, “no podemos cortar lo que hace a nuestro país más competitivo en la economía global”.
El Congreso norteamericano, dominado por los republicanos, pretende reducir el presupuesto destinado a educación. Lo mismo está pasando en la mayoría de los estados; la crisis aprieta, hay que rebajar el déficit presupuestario y la educación es la primera victima. De eso sabemos también algo en nuestro país.
Obama, que anda inmerso en una campaña para reformar la educación en Estados Unidos, a la vista de los pobres resultados obtenidos en las pruebas internacionales -PISA, entre ellas-, enmarca su programa educativo en términos económicos, señalando que “mejores escuelas significa más puestos de trabajo – que no pueden ser sacrificados por el deseo de reducir el déficit presupuestario”. E insistió ante los estudiantes en que “arreglar nuestras escuelas que fracasan requiere dinero”. Obama viene declarando repetidamente que se opondrá a cualquier recorte en educación.
Hacer comparaciones no siempre es acertado y, en algunos casos puede resultar lacerante. Pero está fuera de toda discusión que nuestra educación tiene problemas; necesita cambios. ¿O es normal tener un 31 por 100 de fracaso escolar, unos resultados en PISA, sean en comprensión lectora o en matemáticas, bastante mediocres, por no decir malos, o que nuestros hijos acaben sus estudios sin ser capaces de manejarse en ninguna lengua extranjera y muchos ni tan siquiera en la propia?
¿Y cómo se responde a esta situación?: se recorta el presupuesto de educación, se baja los sueldos a los funcionarios, no se ofertan nuevas plazas para sustituir a los profesores que se han jubilado y, si te ha tocado en suerte Esperanza Aguirre, se eliminan los centros de profesores y el poco dinero que queda se utiliza para subvencionar nuevos colegios privados. 
En definitiva, todo un programa de reforma de la educación, especialmente de la pública, pero no para mejorarla sino para terminar de hundirla. Eso sí, todos hablan de la importancia de crear puestos de trabajo, de cambiar el modelo productivo y de acabar con el ladrillo. Parece que todo eso podrá hacerse mejor con personas mal formadas e incompetentes.
”El mejor programa de creación de puestos de trabajo es una buena educación”. Es una frase del Presidente Obama en defensa de su política educativa. ¿Escucharemos algo parecido en nuestro país?
Mucha suerte.

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