viernes, 24 de febrero de 2012

Una historia sentimental

Erase una vez un colegio privado -es decir, de los que los padres pagan todo el servicio y los dueños lo montan como negocio- del barrio de Chamartin de Madrid, que se llama Santa Illa School (para que un colegio privado sea negocio es necesario que algo del nombre esté en inglés, ya se sabe por lo de "bilingüe), y que llevaba más de veinte años sin pagar las cuotas a la Seguridad Social de sus empleados y debía al Estado, es decir a todos nosotros, un millón de euros.

Después de veinte años sin pagar, y supongo que habiendose producido todo tipo de avisos, un juzgado de instrucción emitió una orden de embargo que se llevó a cabo el pasado jueves en presencia de los alumnos, gesto nada edificante pero típico de la justicia española.

Bien hasta aquí nada especial, es lo que le pasaría a cualquier empresa que, no paga a la Seguridad Social durante más de veinte años.

Lo especial ha sido la actuación de nuestra presidenta Esperanza Aguirre, que conmovida por la imagen de unos niños que se han quedado sin mesas en su escuela (situación reprobable, pero ocasionada por la mala gestión de los propietarios del colegio), ha movido Roma con Santiago hasta conseguir que el juzgado devuelva a la escuela el mobiliario que se llevó. Admirable acción, digna del buen corazón de nuestra presidenta y de su especial cariño por la educación, ¡eso sí privada!

Porque no la he visto actuar de la misma manera y con similar entusiasmo en otros casos que afectan a la escuela pública que, curiosamente, depende directamente de ella. Más bien al contrario, lo que está haciendo con los recortes en educación es reducir profesores, eliminar actividades extraescolares y rebajar los gastos de funcionamiento hasta el nivel de tener problemas para hacer fotocopias o pagar la calefacción. Se ve que su espiritu sensible no reacciona de la misma manera ante la escuela pública que ante la privada, ¿por qué será?

También es de agradecer la actitud de la ministra Fátima Báñez dando la orden de parar el desahucio a pesar de las deudas del colegio. ¡Que amabilidad! Podría hacer lo mismo con los cientos de desahucios que se realizan en España cada día a personas que se han quedado sin trabajo, y no pueden pagar sus hipotecas.

Está visto que este gobierno practica la ley del embudo: la parte estrecha para los trabajadores y la manga ancha para sus amigos, los empresarios.

Muchas gracias

domingo, 19 de febrero de 2012

Carta a Esperanza Aguirre

Estimada Presidenta:

Soy un ferviente admirador de las medidas que se están adoptando en la Comunidad de Madrid para conseguir que todos nuestros hijos, sea el que sea su origen social, dominen la lengua de Shakespeare. Le dirijo esta carta con la ilusión de que llegue a leerla y le proporcione alguna idea más para alcanzar ese loable objetivo.

Comparto su interés por el inglés. ¿Qué se puede hacer en la vida sin saber inglés? ¿Se imagina a ese 50 por 100 de nuestros jóvenes que no encuentran trabajo sin saber inglés? ¿Cómo vamos a recuperar nuestra maltrecha economía del ladrillo sin que los futuros albañiles sepan inglés?

Y si ese predominio del inglés en el sistema educativo supone un cierto perjuicio para otras materias como la lengua española, las matemáticas o la historia, ¡qué le vamos a hacer!  Que nuestros hijos manejen mal el español o no conozcan su historia no es tan grave, si al final todos nos vamos a entender en inglés.

Usted misma, Señora Presidenta, es el paradigma de la importancia del inglés: lo habla perfectamente y mira qué bien le ha ido en la vida. Es verdad que lo aprendió en el Colegio Británico, que es un auténtico centro bilingüe, pero claro, lleva razón cuando nos dice que no tenemos dinero para que todos los colegios de Madrid sean como el Británico.

Ayer en el periódico EL PAÍS venía un reportaje titulado "El inglés en mil parrandas".  Creo que proporciona algunas ideas para mejorar el aprendizaje de inglés de nuestros hijos, y como no estoy seguro de que se lo hayan transmitido adecuadamente sus colaboradores, me voy a permitir hacerlo yo. Estas son algunas ideas que le propongo:
  • Realizar sesiones de "bootcamp" en inglés. Podríamos sacar a los alumnos de la clase (después de todo, se aburren estudiando historia) y llevarles al Retiro o a cualquiera de los parques de nuestra ciudad para que ejerciten su cuerpo a las marciales ordenes de ¡one!, ¡two!, ¡one!, ¡two!
  • Cursos de cocina en inglés para que aprendan a hacer perritos calientes y hamburguesas. Bastaría con convertir uno de los laboratorios de ciencias, que no se usan por los recortes, en una cocina americana y que el profesor aprendiese a hacer perritos calientes, algo bastante más fácil que las "complicadas" ciencias naturales.
  • Otra idea interesante sería reconvertir a algunos profesores (de los que sobran) en magos y actores, de forma que, en vez de la aburrida clase, hicieran magia bilingüe.
  • O llevar a los alumnos a bares en versión original. Que el botellón se promocione siempre que se beba en inglés.
  • Y ¿qué tal si favorecemos el ligue entre nuestros alumnos, pero en inglés? Organizar un sistema de citas cortas con rotaciones. pero eso sí, ¡prohibido hablar español!
Como ve, Señora Presidenta, el sistema bilingüe que se está implantando en Madrid es manifiestamente mejorable, y espero, por el bien de nuestro hijos, que estas medidas que humildemente propongo se conviertan en realidad proximamente.

Le saluda atentamente un profesor que ya no necesita convertirse en mago o hacer cursos de cocina.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Como elefante en una cacharrería

Así, como elefante en una cacharrería, es como ha entrado José Ignacio Wert en el Ministerio de Educación y Cultura. El desconocimiento supino del mundo de la educación y de los problemas que le aquejan, la más rancia ideología neoconservadora y el desparpajo propio de los tertulianos radiofónicos producen como resultado las barbaridades que el ministro Wert ha anunciado desde que llegó a la sede de Alcalá. Veamos algunos ejemplos, porque no tienen desperdicio.

La eliminación de la asignatura de "Educación para la ciudadanía". Para que no hubiera dudas sobre su ideología neoconservadora y su sometimiento a la Iglesia, su primera medida ha sido eliminar esta asignatura, debido a su "carácter adoctrinador". Y si para ello es necesario utilizar una cita falsa (ya que no se encontraba nada adoctrinador en los libros de texto más usados), pues se usa sin problemas. Eso si, la agudeza intelectual del ministro no encontró carácter adoctrinador en la asignatura de religión (obligatoria de facto en los centros concertados religiosos).

La ampliación del Bachillerato a tres años. Que nadie vea en esta medida otra cosa que mejorar la formación de nuestros jóvenes. Si resulta que esta ampliación se hace a costa de disminuir un año la ESO y convertir el primer año del Bachillerato y de la Formación Profesional de grado medio en educación obligatoria, y, en consecuencia, introduce la concertación en ambos tramos educativos, es pura casualidad. No hay por qué pensar mal. Resulta obvio que una vez que el primer curso sea concertado también lo serán los restantes, pero no es eso lo que buscaba el ministro. Es decir, con esta medida --en beneficio de nuestro estudiantes, ¡claro está!-- se convierte en necesidad la ampliacion de la escuela concertada (¿religiosa?) al bachillerato y a la formación profesional.

El cambio de los programas para las oposiciones. El ministro Wert, auténtico Robin Hood de la educación, no quiere que sigan saliendo profesores tan mal formados como los que aprueban las oposiciones actualmente. Para ello propuso cambiar el sistema (lógicamente no sabe cómo y necesita tiempo para pensarlo) y que no se convocaran plazas este año. Esta no convocatoria de plazas, como pudieran pensar algunas mentes malvadas, nada tiene que ver con los recortes que se están produciendo en la mayoría de las comunidades autónomas. Como hubo alguna comunidad que se rebeló ante esa medida, el ministro Wert decidió solucionar la situación aplicando sus profundas convicciones democráticas: derogar los temarios que todos los opositores llevaban meses preparando y volver a poner en vigor los de 1993. Así entiende el ejercicio democrático el Partido Popular, y de manera especial nuestro ministro.

El criterio de excelencia académica para la concesión de becas. ¿Cómo reducir el número de becas sin que parezca que estamos recortando esa partida? Esta debió ser la pregunta que el ministro le hizo a sus asesores aúlicos. La respuesta fue sencilla: aumentar las condiciones para conseguirlas. Como
incrementar el nivel de renta podría resultar "politicamente incorrecto", aumentemos la exigencia académica. Fácil. Para mi que fuí becario toda mi vida universitaria, esta medida me retrotrae a aquellos años del franquismo en que los becarios éramos "cuatro" y aprobabamos todos los cursos con buenas notas. Pero los tiempos han cambiado, aunque quizás el ministro Wert no se haya dado cuenta.

¿Un elefante en una cacharrería sería capaz de producir, inocentemente, tanto estropicio en tan poco tiempo?  No estoy seguro.  Más bien parece que el elefante estaba adiestrado para hacer esta tarea de demolición a fondo y en el mínimo tiempo.

Muchas gracias.

viernes, 3 de febrero de 2012

Ministro Wert, ¡estudia!

Conocemos la dilatada trayectoria del Ministro de Educación, José Ignacio Wert, como tertuliano del programa “Hoy por hoy” de la cadena SER, donde opinaba con cierta habilidad sobre lo divino y lo humano.
Ahora que ha dejado de ser tertuliano y se ha convertido en ministro, se esperaría que sus opiniones fueran algo más fundadas.  Sin embargo, no es así.
Probablemente habrá múltiples razones, desde una ideología conservadora, para defender la conveniencia de eliminar la asignatura de “Educación para la ciudadanía” del currículum escolar, pero, desde luego, ninguna de ellas justifica la utilización de  una cita falsa.   En el ámbito del rigor científico, que se supone que un ministro de educación debe defender y practicar, esa actitud es totalmente condenable y poco ejemplar.
Tan grave como utilizar citas falsas, en lo que respecta a la defensa del rigor, es utilizar datos erróneos para defender posiciones.  Esto también lo ha hecho el ministro Wert al atribuir el alto índice de fracaso escolar en Ceuta y Melilla a “la avalancha de población básicamente marroquí que acude justamente a beneficiarse de esa educación obligatoria y gratuita que se les facilita”.  Los que conocemos la situación de la educación en esas dos ciudades sabemos que esa no es la razón del alto fracaso escolar.  Las aulas de la ciudad de Ceuta tienen sólo un 2,5% de estudiantes extranjeros, cifra por muy por debajo de la media nacional.
Asimismo, y para justificar la medida de adelantar a los 15 años el momento en que el alumno debe decidir sobre qué camino seguir, el ministro Wert se atrevió a afirmar que las evidencias científicas demuestran que cuanto antes se produzca la segregación, mejores son los resultados académicos obtenidos. Querido ministro, con todo respeto, lo que confirman todas las evidencias científicas -- y no quiero abrumarle con citas -- es precisamente lo contrario.  Esa es la línea que se está siguiendo en Europa, y en Alemania –país que usted pone como ejemplo-- se está cuestionando el modelo porque ya no responde a las necesidades de la sociedad actual (recordemos la falta de ingenieros, profesores… en ese país).
Ahora que se vuelve a insistir en la importancia del esfuerzo en el estudio, creo que el ministro debe esforzarse más en conocer el mundo de la educación si quiere hacer un trabajo serio y riguroso. Ser tertuliano es una cosa y ser ministro de educación otra muy distinta.

miércoles, 1 de febrero de 2012

¿La muerte de las ideologías?

Es de justicia reconocer que, en lo tocante a los aspectos ideológicos, el Partido Popular es coherente y consecuente. El ministro "progresista" Gallardón, con sus afirmaciones en relación al aborto, y el ministro "liberal" Wert, con su propuesta de modificación de la asignatura "Educación para la ciudadanía", nos han quitado las dudas que algunos podrían tener sobre este tema. Ya podrían aprender los socialistas a mantener sus señas de identidad ideológicas (si es que aún las tienen) con la misma firmeza que lo hacen los populares.

Resulta divertido (no estoy seguro de que esa sea la palabra adecuada) analizar el reparto de papeles que, en este terreno, ha hecho Rajoy con sus ministros. Ha encargado a los más "progresistas" la función de defender los aspectos más retrogrados de su política (lo cual dice mucho del carácter "progresista" de estos ministros): Gallardón, el prohombre de la "derecha civilizada", se va a ocupar de retrotraer la ley de interrupción voluntaria del embarazo a épocas pasadas, convirtiendo el aborto en un delito, criminalizando a la mujer e impidiéndola que pueda elegir libremente si quiere o no ser madre. Cuando exponía estas ideas como parte de su programa como ministro en la Comisión de Justicia del Congreso, todas fueron miradas de sorpresa -- ante lo que escuchaban y de a quién se lo oían decir.  A los sorprendidos diputados el ministro les espetó: "lo que me sorprende es que sus señorías se sorprendan". Efectivamente, a nadie debería extrañar que Gallardón sea un redomado conservador. Y, por si había alguna duda, cuando Ana Pastor, en "Los desayunos de TVE", intentaba apretarle en el tema del aborto, le soltó: "Esto es lo más progresista que he hecho en mi vida: ¡defender el derecho a la vida!" Totalmente de acuerdo, pues no ha hecho nada progresista en su ya larga carrera política; esperemos que a los votantes no se nos olvide.

Otro de los "progresistas" del gobierno Rajoy, el liberal José Ignacio Wert, antiguo contertulio en la SER, ha tardado poco en aclarar en qué consiste ser liberal. En su comparecencia ante la Comisión de Educación del Congreso ha expuesto las líneas generales de su mandato, cumpliendo palabra por palabra el programa máximo del Partido Popular: eliminación de la asignatura "Educación para la ciudadanía", derecho de los padres a elegir centro para sus hijos, la educación infantil de 0 a 3 años no es educación, adelantar a los 15 años el momento de segregar a los alumnos en Formación Profesional o Bachillerato... Como este es un tema que me interesa especialmente, le dedicaré más tiempo en otro momento. Dejemos constancia ahora de que no se ha olvidado de ninguno de los aspectos más reaccionarios que los populares defienden en educación.

Aún tenemos en nuestra memoria las acciones del último ministro socialista, Ángel Gabilondo, sus esfuerzos por conseguir un "pacto" en educación a base de ceder en casi todo.  Recordemos la cesión que supuso la introducción de itinerarios en cuarto de la E.S.O. y la actitud timorata y no beligerante ante los ataques que se venían haciendo a la enseñanza pública en la comunidades gobernadas por el PP.  Mención especial merece Madrid, donde fue incapaz de salir en defensa del profesorado y de la comunidad educativa.

Así que firmeza en la defensa de los contenidos ideológicos por parte de los populares frente a la ausencia de ideología, al pasteleo, al acomodarse a los caminos fáciles, " a lo que no tenemos más remedio que hacer aunque no nos gusta" por parte de los socialistas en los últimos tiempos.

El Partido Popular ha mantenido un alto techo de voto en estos años (de hecho consiguió la mayoría absoluta con solo 300.000 votos más que en las elecciones de 2008), mientras el partido socialista ha perdido cuatro millones y medio de votos. Quizás defender las claves ideológicas sobre las que se sustenta la politica de un partido sea importante a la hora de los votos. ¿Habrán aprendido esto Rubalcaba y Chacón? No estoy seguro.

Muchas gracias