martes, 11 de octubre de 2016

Aún se está a tiempo

Ayer hablaba con un buen amigo, militante socialista, sobre la crisis que vive su partido después del bochornoso espectáculo del comité federal del pasado sábado. Y me decía, entristecido y con lágrimas a punto de brotar de sus ojos, que si se cumplía la previsión de que el PSOE se abstuviera en la investidura de Mariano Rajoy, él abandonaría el partido --después de más de treinta años de militancia.

Me consta que no es un caso único. Conozco a más militantes que piensan lo mismo e incluso hemos podido leer en la prensa las historias de "viejos" militantes dispuestos a seguir su ejemplo. Y si nos referimos a los votantes, ¿cuántos millones más perderá el PSOE si apoya al corrupto Rajoy?

Nos están vendiendo la burra de que no hay otra salida, que la abstención permitirá hacer una oposición dura al PP y recuperar la confianza perdida, que las terceras elecciones serían un descalabro para los socialistas.

Tratemos de echar un poco de luz sobre estas afirmaciones:

-"No hay otra salida": mentira. Existía, y no se ha querido desarrollar, la posibilidad de organizar un gobierno del cambio con Podemos y Ciudadanos o los partidos nacionalistas. Esa posibilidad sigue estando; lo que ocurre es que ha sido vetada por la nueva dirección del PSOE, a pesar de que sectores progresistas de la ciudadanía la sigan defendiendo. Hace unos días salía una convocatoria en la prensa firmada por muchas personas de izquierdas y ayer, por ejemplo, la reivindicaba Baltasar Garzón en "El Intermedio". Ya sabemos que su consecución no es fácil, ¿pero quién pretende que reformar la sociedad en una dirección progresista sea fácil?

- "Haremos una oposición dura": mentira. No es que no tengan intención de hacerla, sino que no es posible.  La coalición PP-Ciudadanos, junto con el control del Senado por el PP y las posiciones de derecha de algunos partidos nacionalistas, hacen imposible llevar a cabo, en esas condiciones, ninguna política que favorezca los intereses de los sectores más desfavorecidos de la ciudadanía; y ya no digamos si la pretensión fuera acabar con la corrupción.

- "Las terceras elecciones serán un descalabro para el PSOE". Eso habrá que verlo. Es cierto que las encuestas predicen unos malos resultados --hablan de no llegar a ochenta diputados--, pero ¿debemos fiarnos de las encuestas? Aún es posible poner a un buen candidato, que los hay --y no precisamente esos denominados "barones"--, hacer una buena campaña y volver a atraer a muchos votantes desengañados. Conviene recordar que la pérdida de votos del PSOE corresponde a la segunda --y desastrosa-- legislatura de Rodriguez Zapatero y al periodo de Rubalcaba.  Durante el periodo en que Sánchez fue secretario general solo se perdieron el 0.3 por ciento de los votos. Nunca hay que tener miedo a unas elecciones si se ofrece una política que defienda los intereses de los ciudadanos, si se combate la corrupción, y si se pone uno del lado de los más débiles y no de los poderosos.

Aún se está a tiempo de rectificar. No se trata, como dice la ínclita Susana Diaz, de "coser", sino de defender políticas progresistas, de acabar con las luchas de poder dentro del PSOE y de defender a los ciudadanos y no las parcelas de poder que cada "baron" tiene. En definitiva, se trata de "ser socialistas".

Muchas gracias.


domingo, 9 de octubre de 2016

"Abstenernos no es apoyar"

El título de esta entrada es una de las frases con que nos ha deleitado el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, en una entrevista, precisamente ¡qué casualidad!, en EL PAÍS. Y añadía, por si quedaba alguna duda, que "se ha revelado imposible otra opción de gobierno, por lo que ahora se requiere un aterrizaje forzoso en el principio de realidad, que no sintoniza con el sentimiento de los militantes más fervorosos".

La ínclita Susana Díaz no se ha cansado de repetir que "con 85 diputados no es posible gobernar", eliminando así cualquier posibilidad de intentar un gobierno alternativo al de Rajoy.

85 diputados suponen el 24 por ciento de un total de 350 que conforman el Congreso. Casualmente el PSOE gobierna en la Comunidad Valenciana con 23 diputados de 99, es decir con el 23 por ciento. Sin embargo, Ximo Puig es uno de los que más ha criticado a Pedro Sánchez por intentar formar gobierno. Pero no es el único caso, el también "crítico" Javier Lambán gobierna en Aragón con 18 diputados de 67, es decir con 27 por ciento del total. Y para terminar, el propio presidente de la gestora, Javier Fernández, lo hace con 14 diputados de 45, es decir el 31 por ciento.

Realmente resulta difícil de entender que el 24 por ciento no sirva y, en cambio, sea normal que valga el 23, el 27 o el 31 por ciento. Y lo que es peor, a la hora de buscar una explicación lógica: todos estos gobiernos autonómicos están apoyados por Podemos, la misma organización que estaba en condiciones de apoyar al gobierno del cambio a nivel estatal. ¿Alguien me lo puede explicar?

Creo que los votantes del PSOE, y ya no digamos los que son militantes, tenemos el derecho a que nos lo expliquen. Señora Díaz, señor Fernandez, basta ya de mentiras, basta ya de engaños, dejen de considerarnos imbéciles y denos una explicación razonable.

¡Ah! ¿que no la tienen? Eso ya lo sabíamos. Se trata de abstenerse en la votación de investidura de Mariano Rajoy, y como Pedro Sánchez no estaba por la labor, pues nos lo quitamos de en medio y ya está. Nada importa que la militancia y la inmensa mayoría de sus votantes estemos en contra, nada importa que el PP esté corrupto en su totalidad, nada importa que cuatro años de legislatura de Rajoy hayan aumentado la desigualdad y la pobreza en nuestro país.

Pero es que Pedro Sánchez iba a pactar con los independentistas, dicen algunos. ¡Qué horror! Siempre será mejor no hablar con ellos, ningunearles y así ir aumentando el sentimiento independentista, como ha venido haciendo Rajoy, hasta que Cataluña se independice.

No permitamos que esto ocurra. No al gobierno al Rajoy

jueves, 29 de septiembre de 2016

¿Qué pasa en el PSOE?

Como a la inmensa mayoría de los ciudadanos progresistas de este país la situación que se ha creado en el  Partido Socialista me tiene preocupado y, sobre todo, indignado. La forma en que un grupo de "profesionales de la política" se han pasado por la entrepierna la decisión mayoritaria de la militancia socialista, que eligió a Pedro Sánchez como Secretario General, nada tiene que ver con la democracia, ni con la historia de un partido centenario -que esté uno de acuerdo o no con sus posiciones políticas- merece respeto.

¿Cómo se ha podido llegar a esa situación? Los medios de comunicación no están dando, en general, una versión absolutamente distorsionada de la realidad; como ejemplo, leáse el infame editorial de EL PAÍS de esta mañana. No tiene la culpa de todo Pedro Sánchez, no han sido los malos resultados obtenidos en las elecciones de Galícia y el País Vasco la razón de tal desatino.

Hagamos un esfuerzo y tratemos de reflexionar con cierto detenimiento. Retrocedamos al día siguiente del 26-J. los resultados no fueron buenos pero la posición del comité federal que se reunió posteriormente fue la de decir no a la investidura de Rajoy y esperar a las elecciones del 27-S.

Las "fuerzas del mal" empezaron a hacer algún amago de crítica pero nadie quería cargar con el muerto de apoyar un gobierno de Rajoy mediante la abstención del PSOE, así que se decidió esperar a que después del 27-S las circunstancias permitieran ese gobierno sin que tuvieran que pringarse. No nos olvidemos de que el objetivo principal de esas "fuerzas del mal" ( grandes empresarios, IBEX, multinacionales, Bruselas, grandes medios de comunicación...) era, y seguía siendo, asegurar un gobierno del PP; o dicho de otra manera más precisa, que no hubiera un gobierno de izquierdas, un gobierno de cambio.

Desgraciadamente para ellos el 27-S no les resolvió el problema sino que, por el contrario, facilitó lo que no querían: la posibilidad de un gobierno de izquierdas. (El PNV no iba a necesitar al PP, sino a los socialistas y en Galicxia todo seguía igual). En ello estaba trabajando Pedro Sánchez, junto a Pablo Iglesias y las negociaciones iban por buen camino. ¡Y entonces se desató la alarma!

Se tocó a arrebato y se pusieron todos manos a la obra, empezando por el "insigne" Felipe Gónzalez, y todo ese sector del socialismo que nacionalista español y bastante de derechas, encabezado Susana Díaz. Resultado conseguido. Habrá gobierno de Rajoy, no para cuatro años más sino probablemente para muchos más. Y el Partido Socialista destrozado.

Sólo nos queda una esperanza: los militantes socialistas. Que no pueden permitir este atropello y que, más pronto que tarde conseguirán darle la vuelta a esta insensatez.

Y una pregunta inocente: ¿Que hace Unidos Podemos sosteniendo los gobiernos autonómicos de estos impresentables?

Muchas gracias.

miércoles, 31 de agosto de 2016

¿Tendremos gobierno?

Ésta es la pregunta que aparece como tema central en los medios de comunicación y, obviamente, en la actividad de los políticos. Pero, ¿es la pregunta central de la ciudadanía? Según mi modesta experiencia personal, no lo es.

Voy todos los días al gimnasio y hoy también lo he hecho. Suelo hablar con los compañeros que me rodean, para tratar de matar el aburrimiento que las dichosas máquinas me producen, y os puedo asegurar que ninguno ha hecho ni el más mínimo comentario sobre la famosa investidura. Tampoco en la cafetería en la que me suelo tomar un café a la salida del gimnasio. Eso sí, la televisión, tanto en el gimnasio como en la cafetería, estaba encendida y transmitía el debate de investidura.

La investidura no interesa a la ciudadanía. ¿Es, entonces, que no le interesa la política? Algo de eso hay, pero con algún matiz. Lo que no interesa es esta política, la de la mayoría absoluta del PP, la de los recortes, la que sólo sirve para hacer cada día más difícil la vida de millones de personas. Porque la pregunta que nos tenemos que hacer no es si hay o no gobierno, sino qué tipo de gobierno es el que queremos que haya. Y la respuesta es, no el gobierno de Rajoy.

Estos días se ha publicado en la prensa un manifiesto firmado por centenares de personas, muchas de ellas de reconocido prestigio de izquierdas y progresista, que animan a los políticos para que se forme un gobierno entre Ciudadanos, Partido Socialista y Unidos Podemos. Estoy completamente de acuerdo, sea cual sea la fórmula que se adopte, que por cierto hay muchas. Ya lo intentó Pedro Sánchez en la brevísima anterior legislatura, y no se llevó a cabo, siendo entonces bastante más fácil que ahora su realización.  Olvidemos el error, no busquemos culpables y aprovechemos esta ocasión para aprender de ello y rectificar. Esa sería una buena salida a la situación y es perfectamente posible.

¿De qué depende que se consiga?  Si dejamos que sean sólo los políticos los que resuelvan la situación, volverán a enredarse en bagatelas y no lo harán. Seamos los ciudadanos los que lo consigamos. No basta con votar cada cuatro años --bueno, últimamente cada seis meses--; la democracia exige de nosotros participar activamente en las decisiones y más en situaciones criticas como la actual.

Defendamos un gobierno de progreso que es lo que los votos piden, si no queremos seguir aguantando los recortes, la corrupción y el aumento de la desigualdad, que es el programa de gobierno del Partido Popular.

Muchas gracias.

martes, 30 de agosto de 2016

Joaquin Torres-García

Acabo de ver la exposición de Joaquín Torres-García en la Fundación Telefónica.  Me ha gustado tanto que me ha obligado a volver a mi blog para recomendar a todos mis amigos que vivan en Madrid y que no la hayan visto, que no se la pierdan de ninguna manera, pues finaliza el próximo 11 de septiembre.

Es una exposición magnífica y muy completa que permite, además de disfrutar con cada obra, apreciar la evolución artística de Torres-García y su concepción del arte, especialmente su visión del constructivismo.

Había tenido ocasión de ver, de forma aislada, algunas de sus obras, pues están prácticamente en todos los museos importantes del mundo, pero nunca en la cantidad y calidad de las que se ofrecen en esta muestra. Hay que ir preparado pues son 170 obras y requieren tiempo, paciencia y buena forma física para verlas en detalle.

Me han gustado mucho los objetos tridimensionales que de alguna manera combinan la arquitectura y la pintura: esas repisas con un vaso o una botella pintada, esos juguetes que intentó incluso comercializar, esas esculturas en madera con planos diferentes.

Resulta curioso el afán de Torres-García por combinar lo moderno, por reflejar la actualidad a veces tremenda --como esa etapa de preguerra--, con lo antiguo, con la Arcadia idílica o las culturas precolombinas. Esos relojes que aparecen en los cuadros, recordando el tiempo en que estamos, esos pictogramas sencillos como un pez o un pan, la inclusión de letras y palabras en los cuadros para que no solo haya que mirar sino también leer.

Todo ello resulta muy estimulante y enriquecedor. Un desafío intelectual que no nos debemos perder. Y un disfrute completo ante la belleza sencilla que emana de sus obras. Lo dicho: no os perdáis esta exposición.


Conforme he entrado en el blog he comprobado que desde mediados de julio no he escrito nada. Tengo que reconocer que el verano es mal consejero para el trabajo y la reflexión, incluso para los jubilados como yo. Espero que la próxima llegada del otoño y el fin de los calores que hemos padecido estos últimos tiempos me permitan reiniciar un contacto más regular con todos mis amigos y lectores.

Por cierto, he visto que el último blog hablaba de mi libro. Como sabréis la mayoría, se consiguió el objetivo de financiar su edición, ya he corregido la versión definitiva y estoy a la espera de que entre en imprenta. Lo tendremos en nuestras manos a primeros de noviembre.

Muchas gracias.


lunes, 11 de julio de 2016

Pasamos el Rubicón

Después de diez días de campaña para la edición de mi libro "Cartas desde la cárcel" ya tengo !!ochenta!! apoyos, más de la mitad de los que se requieren para su publicación. Gracias, amigos y amigas, vuestro es el éxito.

Pero no podemos dormirnos en los laureles.  Nos queda hacer un esfuerzo más para llegar a los 150 apoyos que se necesitan. ¿Lo voy a conseguir? No tengo ninguna duda.

Empiezo por recordar a los que todavía no han tenido la oportunidad de hacerlo -la época es mala, muchos estáis de vacaciones- que tenéis una tarea pendiente que requiere no más de cinco minutos. ¡Sacar esos cinco minutos de vuestro tiempo!

Y a los que ya habéis cumplido, que sois la mayoría, os pido un esfuerzo suplementario, que espero podáis hacer: encontrar ¡un! amigo, tan sólo uno, que pueda estar interesado, y animarle a que se convierta en mecenas de mi libro. Si lo hacéis todos, habré cumplido con la exigencia de los 150 apoyos.

Y como no me voy a conformar con ese mínimo --pues estoy seguro de que hay mucha más gente interesada en conocer esta historia--, os animo a que desarrolléis cuántas iniciativas os surgen para multiplicar el número de mecenas.

Quedan veinte días de campaña. Espero que dentro de poco os pueda informar de que el objetivo se ha cumplido.

Que no se nos olvide el enlace:
https://libros.com/crowdfunding/cartas-desde-la-carcel/

Muchas gracias.

martes, 5 de julio de 2016

Publicar un libro

"Cartas desde la cárcel" es el cuarto libro que escribo. Los tres anteriores versaban sobre temas educativos --actividad a la que he dedicado toda mi vida profesional-- y su publicación fue muy sencilla para mí. Los envié a la editorial correspondiente, una vez que me aceptaron su publicación (en alguno de los casos eran libros escritos por encargo), corregí las pruebas, se editaron y se vendieron, con mayor o menor éxito. Como consecuencia de esas ventas, obtuve algunos beneficios económicos. Este es el sistema tradicional de edición. Cuánto más "famoso" seas, más fácil es la edición de tus libros, y más rentabilidad económica consigues.

Con mi nuevo libro, mucho más personal, me enfrento a una nueva manera de editar que me está resultando apasionante. Tengo que ganarme a mi "público" si quiero que se edite el libro. El autor, yo mismo, deja de ser un personaje pasivo --a merced del criterio de la editorial de turno que decide (con criterios puramente económicos) si le interesa editarlo o no-- y se convierte en alguien activo que busca a su público entre amigos, conocidos y personal en general.

La editorial, en este caso "libros.com", apoya la campaña y ayuda al autor a buscar ese público, pero sobre todo lo que hace es --una vez conseguidos los mecenas necesarios-- editar el libro con gran profesionalidad y ponerlo en los puntos de venta convenientes.

Yo soy, obviamente, el primer interesado en que mi libro se publique, pero sólo mi esfuerzo no será suficiente para conseguirlo. Tenemos que ser muchos los que creamos que hay que rescatar esa memoria histórica y nos movilicemos para ello. Está muy bien ser mecenas de mi libro, y yo os lo agradezco muchísimo, pero necesito que difundáis el enlace, que os convirtáis en agitadores y defensores de esa recuperación de la memoria.

Podía haber elegido otro sistema de edición, más cómodo para mi, pero la naturaleza del libro me pedía acudir a vosotros. Si el libro se publica será por el trabajo de todos; entonces habrá valido la pena hacerlo.

Muchas gracias.

sábado, 2 de julio de 2016

"Cartas desde la cárcel"

He pasado mucho tiempo sin asomarme a esta ventana. Pido disculpas a mis amigos/lectores, pero ha habido una razón de peso que lo justifica.

Tenía 300 cartas que había escrito a mi mujer durante los más de tres años que estuve en las cárceles franquístas; después de estar abandonadas durante cuarenta años, me exigieron atención. Su lectura reposada me trajo muchas emociones y recuerdos que me obligaron a ponerme a escribir.

Desde el inicio de la transición han existido fuerzas poderosas que se negaban a recordar el pasado, como si fuera posible borrar de un plumazo casi cuarenta años de nuestra historia; años llenos de ignominia, de sufrimiento y de vergüenza.

No lo han conseguido, porque sectores ciudadanos hemos reivindicado la memoria histórica: la importancia de conocer nuestro pasado, entre otras cosas, para evitar que se repitan sus errores.

Yo, desde mi modesta posición de haber sido uno de los miles de presos políticos del franquísmo, he querido hacer mi aportación a esa recuperación de la memoria histórica escribiendo un libro que refleja esos años de preso. "Cartas desde la cárcel", se llama.

En este libro trato de contar cómo se vivía en las cárceles de Franco, cómo se luchaba desde ellas por la libertad y la democracia, cómo se vivían en su interior los acontecimientos políticos que se desarrollaron en los últimos años de la dictadura y, sobre todo, los esfuerzos que teníamos que hacer para mantener el ánimo y el amor de nuestras familias en condiciones tan difíciles.

El libro lo publica "libros.com" y lo podéis encontrar en este enlace: https://libros.com/crowdfunding/cartas-desde-la-cárcel/

Es una editorial que funciona en base al crowdfunding y para que se publique el libro necesito que haya al menos 150 mecenas. Os animo a que lo apoyéis y lo difundáis entre vuestros amigos y conocidos.

Creo que es un libro que os puede gustar. La campaña ya ha empezado con bastante éxito, gracias a todos vosotros.

miércoles, 27 de abril de 2016

Repetir las elecciones

Ese es el resultado al que han llegado nuestros políticos, después de cuatro meses sin ser capaces de formar gobierno, y de echarse las culpas unos a otros. Y digo "repetir" porque parece que nada va a cambiar: tendremos los mismos candidatos y los mismos programas electorales. Votamos para que nuestros representantes formaran un gobierno de cambio, y como no les ha gustado lo que votamos nos obligan a volverlo a hacer.

Para evitar que vuelva a ocurrir lo mismo los partidos deberían contarnos en su campaña qué piensan hacer si la situación del 20 D se vuelve a repetir, con que criterios intentarían pactar, con quien, qué tipo de gobierno... Ya hemos visto lo que han hecho en estos cuatro meses, y lo tendremos en cuenta en el momento de votar, pero sería bueno que nos explicasen mejor esos aspectos de la política que tanto pueden afectar en el futuro. Está por ver que lo hagan.

De todas formas, tenemos ya un primer resultado de lo que han hecho hasta ahora: prolongar el gobierno de Rajoy siete u ocho meses más. ¿De quien ha sido la "culpa"? Según cada partido los responsables son los otros. Cada ciudadano los juzgará con sus propios criterios y lo tendrá en cuenta cuando vaya a votar.

Pongámonos en situación y tratemos de analizar qué resultados pueden obtenerse en esta repetición electoral:

- Que suba la derecha (PP y Ciudadanos) lo suficiente para que pudieran conseguir mayoría de gobierno. En este momento tienen 163 diputados (123 del PP y 40 de Ciudadanos) que se quedan a 13 de la mayoría absoluta. Un aumento por un lado, o por los dos, colocaría sobre la mesa esa posibilidad, que el PP no dejaría pasar (con Rajoy o sin él). Gana Rajoy

- Que suba Podemos y baje el PSOE (no olvidemos que el incremento de Podemos solo puede venir del PSOE o de Izquierda Unida) y se produzca el tan esperado "sorpasso". El número total de escaños no sería mucho mayor que el actualmente existente: 161. Seguiría sin llegar a la mayoría necesaria  y lo más probable es que el PSOE se desvinculase de ese posible acuerdo (no lo ha querido siendo la fuerza mayoritaria). También gana Rajoy.

- Que todo se mantenga más o menos igual, escaño arriba o abajo. Volveríamos a estar en una situación parecida a la actual y, ¿ a repetir las elecciones otra vez?

Unas nuevas elecciones no tienen más que dos posibles salidas: se refuerza la derecha y las políticas del Partido Popular o volvemos a la casilla de salida. Y es que con la correlación de fuerzas existentes (cuatro partidos con importante representación parlamentaria, y uno de ellos-el Partido Popular- mayoritario) no hay más que dos posibles gobiernos: uno formado por dos partidos, siendo el PP uno de ellos (PP- Ciudadanos o PP-PSOE) o un gobierno de progreso formado por los otros tres partidos (Ciudadanos, PSOE y Podemos). . Es un sencillo problema aritmético y si no es así, las cuentas no salen.

Muchas gracias.

viernes, 22 de abril de 2016

Rajoy, ¿en funciones?

Ayer el ministerio de Educación, Cultura y Deporte convocó una reunión técnica con las comunidades autónomas para organizar la prueba de evaluación final de la educación primaria, acción prevista en la Ley Orgánica para la mejora de la calidad educativa (LOMCE). De las diecisiete comunidades autónomas solo asistieron siete; probablemente la convocatoria menos concurrida de la historia.

Y esa ausencia generalizada no fue fruto de la casualidad o de las agendas complicadas de los convocados, sino del rechazo que produce la LOMCE. De esas once comunidades, siete ya habían señalado que no van a hacer esa evaluación por razones muy explícitas: la confección de la prueba no reúne las garantías necesarias, tampoco está clara la finalidad que busca y se teme que sirva para crear un ranking entre los centros públicos. estableciendo una clasificación que luego se haga pública.

A pesar de que la LOMCE es rechazada por los partidos de la oposición, que, si se hubiera formado gobierno entre el PSOE, Ciudadanos y Podemos, probablemente hoy estaría ya derogada, y que con casi total seguridad lo será en los próximos meses, el gobierno de Rajoy "en funciones" se empeña en ponerla en marcha.

Y es que el concepto de "gobierno en funciones" tiene muchas acepciones para Rajoy y sus ministros:

- Si la oposición pide una comparecencia en el Congreso para que el gobierno explique por qué se ha mantenido en su seno a un tipo como Soria, con empresas en paraísos fiscales, el gobierno está en "funciones" y no acude.

- Si hay que hacer un recorte de 20.000 millones de euros, que van a debilitar aún más las condiciones de vida de los ciudadanos, el sistema de salud y la educación, el gobierno no está en funciones, sino que actúa.

- Si Podemos o el PSOE pide que comparezca ante una comisión Garcia Margallo o Montoro, para aclarar alguna de las acciones de su departamento, el gobierno está en "funciones" y no tiene por qué dar explicaciones.

- Pero si se trata de presionar a las comunidades autónomas para que recorten beneficios sociales, en detrimento de los ciudadanos, el gobierno está cumpliendo con su función.

Como veis, todo claro. Y si tenéis alguna duda, no preocuparos porque Rajoy, con la elocuencia que le caracteriza, os lo explicará rápidamente. Acordaros de "por las carreteras tienen que ir coches y de los aeropuertos tienen que salir aviones" o "es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde" o mejor aún "España es un gran país que hace cosas importantes y tiene españoles".

Pues bien, con esa claridad y esa habilidad retórica nuestro presidente nos explicará que "estar en funciones es hacer lo que me sale de los cojones".  En verso.

Muchas gracias.

lunes, 18 de abril de 2016

Ganó Rajoy

Pablo Echenique, secretario de organización de Podemos, informó esta mañana sobre los resultados de la consulta hecha a los inscritos. No hubo ninguna sorpresa: el 88,2 por 100 votaron NO al acuerdo PSOE-Ciudadanos y el 91,7 por 100 votó SI al "gobierno a la valenciana". ¿Alguien esperaba un resultado muy diferente? Con esta información Podemos daba por finalizada la campaña de marketing político que ha desarrollado estas semanas, con el objetivo de justificar su posición: ir a nuevas elecciones.

Hagamos un esfuerzo, uno más, por analizar la situación creada por los resultados del 20 D:

- Cuatro partido tenían escaños suficientes para tratar de influir en la composición del nuevo gobierno: PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos.

- El Partido Popular, por su reciente trayectoria en el gobierno y por el nivel estructural de la corrupción que lo mina, no tenía ninguna opción de gobernar. Se vio desde el principio y Rajoy--como consecuencia de esa imposiblidad de llegar al gobierno-- estableció una estrategia (muy de su estilo) de no hacer nada y esperar a ver el cadáver de sus contrincantes pasar por delante de su puerta.

- La pelota estaba, pues, en el tejado de los otros tres partidos. De entrada se había conseguido un éxito : separar a Ciudadanos de su aliado natural.

- ¿Qué opciones se abrían?: Un gobierno apoyado de alguna manera (abstención, apoyo en la investidura, entrada en el gobierno....) por los tres partidos o un gobierno de coalición PSOE-Podemos. Así se ha querido plantear desde un principio, pero se trata de un planteamiento falso.
La opción de gobierno de coalición PSOE-Podemos no es real. Los números no dan. Aporta 159 diputados y para tener la mayoría se necesitan 176. Los 17 que faltan se supone que deberían venir de partidos como PNV o Democracia y Libertad (que, a no ser de que yo esté mal informado, tienen poco de progresistas) o como Esquerra Republicana, claramente independentista (y que ya ha señalado reiteradamente que solo va a participar en el Congreso en aquellos temas que afecten a la independencia de Cataluña). Y lo que es peor, en el supuesto de que estuviesen  de acuerdo en apoyar ese gobierno, se convertían en claves para la gobernabilidad del país. Podemos no ha querido hablar de esto, pero esa es la realidad.

- Por tanto, solo había una opción: tratar de llegar a un acuerdo entre los tres, PSOE, Podemos y Ciudadanos. Obviamente ese acuerdo no nos gusta a nadie, no es lo que habríamos querido, pero es la única alternativa a que siga gobernando Rajoy. El acuerdo requiere pactar, discutir, ceder, buscar los puntos comunes --habría muchos en el terreno de la regeneración democrática--, buscar, como pasa con la propia democracia, la solución menos mala. Ese es el trabajo de los políticos. Las opciones son múltiples, pero bastaría con aprobar un programa común y un compromiso de llevarlo a la práctica con clausulas de moción de censura si no se cumple. Podemos no ha querido tomar ese camino.

Adónde nos ha llevado esta actuación incomprensible de Podemos: a unas nuevas elecciones, en las que el mayor beneficiado va a ser el Partido Popular, según todas las encuestas, y donde la coalición PP- Ciudadanos (hoy imposible) se puede convertir en realidad.  Es decir, tener un gobierno de derechas para otros cuatro años.

Podemos suele explicar, para justificar su negativa a llegar a un acuerdo en el que esté Ciudadanos, que la política económica de esa formación es la del Ibex 35. Bueno, dicho así suena bonito, pero ¿es posible cambiar mucho la política económica dentro del euro y de la UE?  Acordémonos de Txipras y Syriza.

Seamos serios y pensemos más en los ciudadanos y menos en los intereses de partido.

Muchas gracias.

viernes, 15 de abril de 2016

Un país de risa

Si un escritor, un guionista o un director de cine estuviese buscando una historia que contar lo tendría muy fácil si se viniese a España y siguiera, durante unos días, la actividad política del país. Sirvan como muestra, estos dos esquemas de guiones que os propongo:

1. El protagonista es una organización dedicada a la lucha contra las injusticias y a denunciar la corrupción en el país. Se llama "Manos limpias", un nombre muy apropiado en un país donde tantos tienen las manos muy sucias. Se autodefine como sindicato, para tratar así de prestigiar el nombre algo desvaido de la acción sindical.

A través de sus acciones consigue sentar en el banquillo de los acusados a personajes tan importantes como la hermana y el cuñado del rey. La ciudadanía asiste con sorpresa a la labor de limpieza que está realizando en la política española. A veces alguno, quizás mal pensado o poco informado, se pregunta quien es realmente este "sindicato", de dónde sacan el dinero para llevar a cabo las investigaciones y los procesos judiciales. Pero esas dudas se abandonan ante la eficacia de su trabajo. ¡ Que buena es esta gente!

Introducimos un plano en negro, o una disgresión en la novela y aparecen los dirigentes de la organización detenidos. Era un "sindicato" sí, pero del crimen, una organización que se dedicaba a extorsionar, a chantajear y si no aceptabas el trato que te ofrecían te llevaban a los tribunales. Parece ser que habían pedido tres millones y medio de euros por no acusar a la infanta. Esa paradoja, consistente en que sean unos criminales quienes descubran otros actos delictivos no es mal argumento para una película de "gansters".

2. El protagonista  es un político muy conocido. Tiene una larga trayectoria en uno de los grandes partidos del país. Es bien parecido, inteligente, con una vena populista que le permite disfrazarse de Elvis Presley en un carnaval o cantar una canción en una fiesta. Está en lo alto de su carrera, se rumorea la posibilidad de que pudiera ser el próximo candidato a la presidencia del gobierno  por su partido.

De nuevo plano en negro. Aparecen en la prensa informaciones que le relacionan con negocios y dinero en paraísos fiscales. No tarda un segundo en salir a negar toda relación con esas informaciones. Las explicaciones empiezan a ser cada día más extrañas y contradictorias.
La ciudadanía trata de creer en lo que dice, de confiar en que si lo dice de manera tan categórica, sera verdad. Pasan las horas y las mentiras crecen como la nariz de Pinocho. Ya nadie se lo cree. El político dimite.
Pero no dimite porque haya hecho nada ilegal, porque haya llevado dinero a paraísos fiscales. Dimite porque no ha sabido explicar bien su situación y no hemos sido capaces de entenderle. Y, claro, no quiere perjudicar a su partido. Se va de la política. Supongo a dedicarse a lo que siempre se ha dedicado: a sus negocios.

Bien, pues esto es España. Un país de risa. ¿Nos lo merecemos los españoles? Yo creo que no. Porque mientras esto ocurre hay mucha gente que lo está pasando mal. ¿Se podría evitar? Creo que sí, que algo se podría hacer. Por ejemplo, evitar que siga gobernando Rajoy. Y no me queda más remedio que volver a repetir la pregunta que me hacía ayer ¿Pablo, vas a dejar que siga gobernando Rajoy, al menos otros cinco meses, y quizás cuatro años mas? Esa es la pregunta a la que tienes que responder.

Muchas gracias.



jueves, 14 de abril de 2016

¿Queremos un gobierno de Rajoy?

Terminaba ayer mi entrada planteando por qué Pablo Iglesias no había preguntado a sus inscritos, entre los que me incluyo: "¿queremos un gobierno de Rajoy?". Ante las dudas que han suscitado mis argumentos en alguno de mis lectores, vuelvo sobre el tema.

Conviene recordar que las elecciones se celebraron el 20 de diciembre, después de cuatro años de gobierno del Partido Popular, que han aumentando significativamente las dificultades de la ciudadanía más desfavorecida del país: ha aumentado el nivel de pobreza, los salarios han bajado y los pocos empleos que se han creado son precarios.

Esa situación es la que los electores pretendíamos cambiar: desde la izquierda o la extrema izquierda, el independentismo o la derecha más civilizada. Los resultados están ahí y es a los políticos a los que corresponde resolver la situación.

¿Sobre qué deberían discutir? Para mí es claro: sobre la manera de formar un gobierno que saque del poder a Rajoy y desarrolle un proceso de regeneración de la vida pública que permita que los ciudadanos volvamos a confiar en nuestros representantes.

Y eso, ¿desde una política estrictamente de izquierdas?  Bueno, no es ese el asunto principal.  Hay que conseguir el máximo apoyo a un gobierno que pueda llevar a cabo las reformas necesarias.  Con las fuerzas políticas existentes en el Congreso, eso significa un gobierno en el que participen de alguna manera (simplemente apoyándolo en la investidura o participando en su interior) tanto Partido Socialista, como Podemos y Ciudadanos. Y --más importante-- es que se trata de una solución posible. El Partido Socialista reconoce estar de acuerdo con el setenta por ciento de las propuestas realizadas por Podemos. ¿Dónde está el problema?

En el poder, "querido Sancho". Ese es el problema, el reparto de sillones. Para mi la Presidencia, para mi la Vicepresidencia, yo quiero unos ministerios.... Y esa es la razón por la que los ciudadanos debemos exigir que los políticos hagan su trabajo, que lleguen a un acuerdo. Por eso debemos amenazarles con la posibilidad de no votarlos si no lo consiguen.

Es ahora y no dentro de unos meses cuando se puede echar del gobierno a Rajoy, a sus políticas y a su corrupción. Probablemente los acuerdos a los que se lleguen no sean los óptimos y no cumplan con las esperanzas que teníamos de "asaltar los cielos", pero sin ninguna duda serán mejores que dejar que Rajoy siga gobernando.

La celebración de nuevas elecciones no aportará nada nuevo, quizás una importante abstención y un mayor porcentaje de votos al Partido Popular que les permita formar gobierno con el apoyo de Ciudadanos. ¿Es eso lo que queremos?

Pablo, es probable que unas nuevas elecciones te den un porcentaje mayor de votos -- no estoy nada seguro, sino más bien de lo contrario--, pero nunca serán los suficientes para "asaltar los cielos", y sí para que gobierne el PP. ¿Es eso lo que quieres?

¿Por qué no hablamos de estos temas en las comunicaciones que nos mandas a los inscritos? ¿Es que solamente estamos capacitados para opinar sobre si queremos el pacto de Ciudadanos con el PSOE, que está abierto a cambios, o ese pacto de la izquierda que no sabemos muy bien en que consiste porque no existe?

Hay que ser serios y asumir lo que las urnas han decidido; se trata de la voluntad de los ciudadanos, y está por encima de personalismos, políticas de partido o ansias de poder.

Muchas gracias.







martes, 12 de abril de 2016

Si vuelve a haber elecciones, ¡no votar!

El pasado 20 de diciembre votamos los españoles. El resultado se puede leer, y de hecho se está leyendo, de muchas maneras, pero hay un dato incontestable: más del 70 por 100 de la población votó en contra de la política de Rajoy y el Partido Popular; dicho de otro modo, votó porque se produjera un cambio de gobierno y de políticas.

Una vez que los ciudadanos hicimos nuestro trabajo, que es votar, llegó el momento de que los políticos elegidos hicieran el suyo. Han pasado ya casi cuatro meses y el trabajo no se ha hecho. No tenemos gobierno del cambio y, lo que es peor, seguimos teniendo gobierno de Rajoy.

Tres son los partidos que debían negociar ese gobierno: Partido Socialista, Ciudadanos y Podemos. Hemos visto esfuerzos y negociación por parte de los dos primeros --han llegado a un acuerdo político--, pero no hemos visto más que marketing en el lado de Podemos.

Somos muchos los ciudadanos que pensamos que la situación, verdaderamente angustiosa para muchas familias, exige un esfuerzo extraordinario por parte de los políticos para que se pongan de acuerdo. No se trata de una tarea imposible; mucho más difícil fue la negociación de la Constitución, por ejemplo, o algunos gobiernos de coalición que vemos frecuentemente en países europeos de nuestro entorno.

¿Por qué no se ponen de acuerdo nuestros políticos? Podríamos enumerar muchas razones, que al menos a mí se me ocurren (una de ellas, y no banal, los egos y el aprecio por el ejercicio del poder), pero no es eso lo importante. Lo importante, lo esencial es que tienen la obligación de pactar, de ponerse de acuerdo y formar un gobierno de cambio.

Si no son capaces que se dediquen a otra cosa y no se rían de la ciudadanía. Parece como si fuéramos los ciudadanos los que nos hemos equivocado al votar; son ellos los que no están a la altura de sus obligaciones.

Y por si acaso algún listillo (que los hay) esté jugando a la estrategia de ir a nuevas elecciones porque sus "estudios de mercado" le dicen que ganaría más votos, deberíamos dejar claro que si hay nuevas elecciones los ciudadanos progresistas no vamos a votar. Propongo que lancemos, cada uno en lo que pueda, una campaña bajo el lema "Si hay nuevas elecciones no vayas a votar".

Sí, ya sé que me va a decir alguno que eso beneficia al Partido Popular. De momento ya le han beneficiado con cinco meses más de gobierno (y encima sin ningún tipo de control del Congreso) y si hay nuevas elecciones contará con otros cinco meses más.

Que los que juegan a boicotear la formación de un gobierno del cambio sepan que de momento han proporcionado cinco meses más de gobierno de Rajoy, que si van a nuevas elecciones ya serán diez, y la seguridad de un gobierno de derechas para otros cuatro años.

Pablo, ¿por qué no nos preguntas a los que estamos inscritos en Podemos si queremos un gobierno de Rajoy otros cinco meses y seguramente cuatro años más? Creo, sinceramente, que ésta es la pregunta necesaria y la respuesta sería obviamente abrumadora.

Muchas gracias.


lunes, 29 de febrero de 2016

Pablo, toma nota

Un 51 por cien de la militancia socialista ha votado el acuerdo con Ciudadanos y el 80 por cien lo ha hecho a favor. Creo que es un hecho que merece reflexión y del que se deben extraer algunas conclusiones.

En primer lugar felicitar a los militantes por su responsabilidad ante la difícil situación por la que atraviesa nuestro país. Que el 51 por cien haya participado en una votación que no era vinculante, aunque sí importante, merece respeto y admiración. Ha habido votaciones autonómicas donde la participación no ha sido muy superior.

No olvidemos que se ha insistido mucho en que la pregunta no era muy concreta, y es cierto, en parte porque no estaba claro qué pactos sería capaz de conseguir el PSOE.  Pero nadie puede dudar de que en el momento de la votación no había más que un pacto sobre la mesa --el de Ciudadanos-- y eso era más que conocido por toda la militancia.

Visto el resultado no está de más recordar las insistentes palabras de Pablo Iglesias en el sentido de que los "votantes socialistas no entenderían nunca ese pacto con la derecha".  Bueno, de momento, los militantes no solo lo entienden sino que lo apoyan ampliamente, y me temo que los votantes también.

En segundo lugar cabría preguntar a Pablo Iglesias por qué no ofrece a sus "inscritos, ya que no militantes" la posibilidad de manifestar si están de acuerdo con su decisión de romper las negociaciones con Pedro Sánchez. A lo mejor se llevaba una sorpresa.

Una tercera reflexión tiene que ver con el procedimiento: que sean las bases de un partido las que decidan sobre un acuerdo político logrado por sus dirigentes. Eso es nueva política aunque a Pablo no le guste y piense que solo es política nueva lo que él protagoniza. Es cierto que la nueva política tiene que reflejarse en más aspectos, sobre todo en su acercamiento y solución de los problemas de los ciudadanos. Todo se andará, pues eso solo se puede hacer desde el gobierno.

Sigamos reflexionando. "No solo hay que echar a Rajoy sino a sus políticas", dice Pablo Iglesias para criticar el pacto con Ciudadanos; dicho en román paladín, la política que encierra el pacto PSOE-Ciudadanos es la misma que la del PP.  ¡Y el 80 por cien de los militantes socialistas la apoyan!  ¡Qué falta de respeto a la militancia! ¡Qué arrogancia estúpida la de Pablo Iglesias!

Por último, creo que Pedro Sánchez se ha ganado el beneficio de la duda como dirigente político. Le ha echado valor, ha sido capaz de negociar y, en consecuencia, ceder sin olvidarse de lo esencial; ha confiado en sus militantes. Está demostrando que es un dirigente político que se merece respeto y que actúa de forma renovada, dejando de lado los vicios de la vieja política.

Pablo te toca mover ficha y volver a la negociación con el PSOE. Olvídate de vicepresidencias y control del CNI, piensa en lo que necesitan los ciudadanos y comprobarás que en el pacto PSOE-Cs hay posiciones en las que te puedes encontrar cómodo y trata de profundizarlas en un sentido progresista y de izquierdas. Los ciudadanos te lo agradeceremos.

Muchas gracias.

















jueves, 25 de febrero de 2016

La espantada de Pablo Iglesias

En mi entrada de ayer me preguntaba como respondería Pablo Iglesias al pacto del PSOE con Ciudadanos. En unas horas me despejó la duda: dando la espantada, abandonando la negociación a cuatro que había iniciado dos días antes.

Curioso comportamiento: sabía que el PSOE estaba negociando con Ciudadanos y que esa negociación estaba a falta de unos pocos flecos; ¿qué´esperaba? ¿que su aceptación de dialogar con el PSOE motivara el que los socialistas abandonaran una negociación seria que habían mantenido durante esas dos semanas, buscando acuerdos, mientras ellos se negaban a hacerlo?

Los ciudadanos que casualmente veíamos anoche el telediario de Pedro Piqueras en Telecinco pudimos ver y oír a un Iglesias muy cabreado, en el más puro estilo leninista (y de eso, perdonarme, yo sé bastante), justificando el abandono de la negociación en que el PSOE le había engañado y había preferido irse con la derecha. A las preguntas de Piqueras sobre aspectos del acuerdo --la mayoría-- que podían ser asumidos por Podemos, contestaba con exabruptos y criticas a Sánchez.

También me llamó mucho la atención, y lo quiero señalar porque me causó una gran decepción, la rueda de prensa de Alberto Garzón anunciando la ruptura de las negociaciones. Hasta ese momento Garzón siempre aparecia con la otra diputada de Izquierda Plural. Ayer, detrás de Garzón, estaban Julio Anguita y Felipe Alcaraz. No me lo podía creer, La caverna en pleno, ¿por qué, Alberto?

Hay razones para entender el "cabreo" de Iglesias, pero son razones que nada tienen que ver con la ideología. Su planteamiento siempre fue el mismo: la diferencia de votos entre PSOE y Podemos no llegó a 400.000 votos, es decir, "somos iguales".  Y como iguales insistía en que se debían repartir el pastel, o sea, el poder,  "Tú, Pedro te conviertes en presidente (fíjate en lo generoso que soy) y yo me resigno a ser vicepresidente pero con algunos poderes (el CNI, la judicatura...)."

Ese esquema se ha roto con el pacto entre PSOE y Ciudadanos.  Con nueve millones de votos, casi dos millones más que el PP, Podemos ya no se puede quedar con la mitad del pastel.  Así que ahora lo que tiene que hacer es negociar sobre en qué se ponen de acuerdo en beneficio de la ciudadanía, y eso parece que a Pablo Iglesias no le interesa. Prefiere acusar al PSOE de unirse a la derecha --precisamente él que había abolido los conceptos de izquierda y derecha en su lenguaje. Las personas de izquierda no nos hemos olvidado de los esfuerzos realizados por Iglesias para dejar claro que la dicotomía derecha-izquierda no respondía a la realidad española. Había que acabar con la casta, ese era el objetivo. Parece que la casta ya ha desaparecido y volvemos a derecha-izquierda.

Por último, un razonamiento aritmético, de esos que tanto gustan ahora. Es verdad que los 131 escaños del pacto no son suficientes para la investidura, como tampoco lo son los 161 del posible pacto PSOE-Podemos-Izquierda Unida y mucho menos los 123 del PP. Entonces ¿de que estamos hablando?

Muchas gracias.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Los políticos y las matemáticas

Últimamente estamos observando, en relación con los pactos para la investidura, una gran afición de los políticos por la aritmética. Yo, que soy matemático de profesión, me siento muy halagado por ese interés, aunque tengo que reconocer que como ciudadano no lo comparto.

Hemos visto que el PSOE y Ciudadanos han llegado a un acuerdo programático (de hecho cuando escribo estas líneas aún no se ha hecho público) e inmediatamente han salido las criticas de que son solo 131 votos y, por tanto, no permite la investidura. Aritmética pura.

Nos quieren hacer creer que lo importante no es negociar políticamente, es decir, hacer política sino sumar , que obviamente es mucho más fácil.

La situación creada por los resultados del 20 D, exige de los partidos que negocien no solo para una investidura o para formar gobierno sino también -y sobre todo- para sacar adelante muchas de las necesidades que la ciudadanía tiene y que los políticos deben resolver.

La falta de costumbre de tener que enfrentarnos con situaciones de pluralidad como la generada por el 20 D nos lleva a no entender nada. Claro, antes todo era mas fácil: el partido que ganaba las elecciones -como solo había dos que podían  gobernar- gobernaba (con mayoría absoluta o en minoría, pero gobernaba). Esto es lo que Rajoy no entiende que ha cambiado.

Eso se acabó y ahora hay que hacer política. Hay que entenderse con los diferentes. Mucho mas difícil fueron las negociaciones durante la transición: ¿quien podía imaginar previamente que el energúmeno Fraga se pondría de acuerdo con Carrillo? Y, sin embargo, ocurrió.

¿Que hace Pedro Sánchez pactando con Ciudadanos, la derecha, se preguntan algunos? Y yo me pregunto, ¿por qué no? Tendremos que analizar qué es lo que han pactado. Eso es lo importante.
Pablo Iglesias, airado como corresponde a su estilo, espeta "eso es un pacto de la derecha". Pero bueno, Pablo, no habíamos quedado que ya no había derecha e izquierda sino casta y pueblo. ¿O es que desde que estáis vosotros ya ha desaparecido la casta?

El pacto con Ciudadanos no le impide al PSOE seguir discutiendo con Podemos, Izquierda Unida y Compromis (por cierto, estos dos grupos ya tienen un pacto casi decidido con el PSOE). Habrá que ver cómo responde el Sr Iglesias en esa negociación.

En mi opinión no tiene más que dos opciones:
- Decir no al pacto de izquierdas y hacer pinza con Rajoy para que no forme gobierno Sánchez. Algo que ya vimos en la etapa de Aznar y Anguita. Tendrá que responder ante sus votantes.
- Bajarse del burro, de su afán protagonista, de sus vicepresidencias y control de todo porque el es el único puro y pactar con el PSOE un programa aceptable para ambas partes, con cesiones mutuas.

Según lo que haga la historia, es decir, los ciudadanos le juzgarán.

Muchas gracias

viernes, 19 de febrero de 2016

Mariano Rajoy y Don Tancredo

Ayer, en el Consejo Europeo, al avispado Sr. Rajoy le grabaron -sin que se diera cuenta- la conversación con algunos dirigentes europeos en la que les decía que habría elecciones en España el 6 de junio. Como es su costumbre no informó directamente a los españoles sino que nos tuvimos que enterar de manera colateral.

El objetivo de nuevas elecciones, planteado con claridad, explica el extraño comportamiento de Rajoy desde el 20 de diciembre. Yo lo resumiría de la siguiente manera:

  • Rajoy, como hombre previsible que es, tenía organizada su vida como presidente del gobierno para ocho años; había hecho un buen trabajo, "España iba bien" que diría Aznar, y nunca un  presidente había perdido las elecciones del segundo mandato. Le tocaban los ocho años. Después de esos ocho años de gobierno, se decía a si mismo, ya pensaría en que empresa colocarse para hacerse rico.
  • Sin embargo, las elecciones del 20-D le dejaron un sabor muy amargo. Las ganó con claridad, pero no podía formar gobierno. ¿Cómo me ha podido ocurrir a mi  esto? pensaba. La contradicción entre los ochos años de presidente que ya tenía organizados y la dificultad de ponerlo en marcha le tenía paralizado.
  • Así, hasta que descubrió como resolver la contradicción: sino puedo ser presidente real, lo seré en funciones. De momento ya va a ganar seis meses. Solamente le quedan otros tres años pensaba, pero eso es fácil de resolver : basta con que haya nuevamente elecciones cinco veces mas. Y ese es su plan. ¿Lo logrará? Mientras tanto, él como Don Tancredo ni se mueve ni se inmuta, que se muevan los otros.

Rajoy sabe perfectamente que unas nuevas elecciones no van a cambiar nada esencial en el panorama político y que, él probablemente las volverá a ganar ( con menos votos) y seguirá sin poder gobernar.
En cambio, con este juego que se ha inventado, sigue siendo presidente en funciones de seis meses en seis meses.

¿Y los ciudadanos? Bueno, ya nos han contado en repetidas ocasiones que el período más largo sin gobierno se produjo en Bélgica y coincidió con su etapa de mayor crecimiento económico. Así que no se preocupen, incluso a lo mejor nos viene bien.

Y mientras tanto podemos seguir divirtiéndonos con las "propuestas" de Pablo Iglesias "es lógico que si yo voy a ser su vicepresidente estemos mas veces juntos, nos vean paseando o tomándonos un café". Claro que sí, Pablo. Aunque ya sabes lo que dice Cristiano Ronaldo, que "lo importante no es ser amiguitos, cenar en casa juntos, sino jugar bien el campo".

Muchas gracias.

lunes, 15 de febrero de 2016

Esperanza dimite, ¿de qué?

Esperanza Aguirre, con la parafernalia que caracterizan todos sus presencias públicas, informó --ayer domingo a las dos y media de la tarde-- de que dimitía de su puesto como presidenta del Partido Popular de Madrid.  Asumía de esta manera la responsabilidad política ante los graves hechos que podían deducirse de la presencia de la Guardia Civil en la sede de su partido.  En la misma comparecencia contaba que se lo había comunicado a Rajoy y que éste le había contestado "lo entiendo".

¿Qué es lo que entiende el Sr. Rajoy?, me pregunto yo. ¿Que ante la gravedad de la corrupción que asola al Partido Popular en Madrid lo correcto es asumir responsabilidades y dimitir? No parece que el mensaje de Rajoy vaya en esa dirección. Si así fuera debería haberlo hecho él hace mucho tiempo, pues esa corrupción está incrustada en el PP en su conjunto desde hace años.

Más bien el "entendimiento" parece ser que va por otra dirección: Esperanza ha dimitido de algo inexistente puesto que ya estaba decidido cesarla y nombrar a una gestora en el Partido Popular de Madrid, lo mismo que se va a hacer en Valencia.

Es decir, Esperanza no ha dimitido, ni puede colgarse la medalla de "asumir responsabilidades políticas"; simplemente se ha adelantado --con su habilidad acostumbrada-- a que la cesasen, bien de forma inmediata o en el congreso del partido que va a celebrarse próximamente.

¿Cuál es, pues, su mérito? El de siempre: el oportunismo y la desvergüenza como forma de vida. Si tuviera la más mínima vergüenza política tendría que haber dimitido de verdad hace varios años. Sin embargo, los madrileños tendremos que seguir aguantándola como portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Madrid, y tendremos que seguir oyendo las barbaridades que dice cada día de la alcaldesa Manuela Carmena y de su equipo.

Pero, aunque Esperanza se resista, forma parte de ese grupo de políticos "zombis", que ya están muertos, amortizados aunque sigan rebelándose a su suerte. Los ciudadanos los hemos "matado" con nuestro voto por el cambio.  Aguirre, lo mismo que Rajoy,  no tienen futuro aunque sus sombras sigan presentes en nuestras vidas. Es cuestión de tiempo, de poco tiempo.

Muchas gracias.

sábado, 23 de enero de 2016

Pedro Sánchez, ¡espabila!

Ayer comentaba en este mismo blog la jugada maestra de Pablo Iglesias, proponiendo al PSOE, por intermedio del Rey, la constitución de un gobierno de izquierdas. Cuando escribí esa entrada desconocía la reacción de Pedro Sánchez a la propuesta.  Difundida ya por todos los medios, creo que es el momento de comentarla.

Empezaré señalando que estoy completamente de acuerdo con la afirmación de Pedro Sánchez : "los votantes del Partido Socialista y de Podemos no entenderían que no llegásemos a un acuerdo". Ese es el fondo del asunto: la ciudadanía ha votado cambio, existe una mayoría de izquierdas y se debería reflejar en un nuevo gobierno.

Vayamos ahora a las formas, que no nos olvidemos son muy importantes en democracia. Ya critiqué ayer las formas de Pablo Iglesias. ¿Qué pasa con Pedro Sánchez?  Pues creo que se ha equivocado completamente en las formas, y eso le puede costar un disgusto.

No me parece correcto aceptar, sin la más mínima critica, la actitud de Iglesias.  Sánchez, asumido el reto, debería haber indicado a Iglesias que las suyas no son maneras, que es difícil creer que se quiere negociar si a la vez se insulta y se intenta humillar.  Tendría que haberle pedido que dejara el "postureo" y la demagogia antes de sentarse a negociar, ya que no se puede llegar a acuerdos menospreciando al interlocutor.

¿Cómo es que Sánchez no ha adoptado una posición critica? ¿Por ignorancia o falta de experiencia? Yo creo que no. En mi opinión su postura es consecuencia de no darle importancia a las salidas de tono de Iglesias, a pensar que no tienen importancia y que en una negociación le puede doblar el brazo.

Un duelo de gallos, eso es lo que parece. Pero no estamos en eso sino en una negociación política de la que dependen las condiciones de vida de muchas personas. Y para que la negociación llegue a buen puerto es muy importante exigir que se mantengan las formas.

Pedro Sánchez ya ha visto las primeras consecuencias de su error: se le han echado encima dirigentes socialistas que se han sentido heridos, y con razón, por las maneras de Iglesias. Ese era uno de los objetivos que buscaba.  ¿Continuará Sánchez dándole ocasiones de seguir hurgando en la herida? No nos olvidemos que el objetivo último de Podemos es sustituir al PSOE.

Pedro, ¡espabila! Negocia un programa de cambio, controla de cerca las triquiñuelas de Pablo y no te olvides de tu partido y tus votantes. Es un consejo de uno de esos votantes de izquierda.

Muchas gracias.

viernes, 22 de enero de 2016

Pablo, ¡vamos al grano!

Nadie puede poner en duda la habilidad de Pablo Iglesias para convertirse en centro de atención, y yo tampoco. Es un profesional de la comunicación y su actividad como político lo está confirmando: es muy bueno.

La política si no va acompañada de una buena estrategia de comunicación suele fracasar -ejemplos los tenemos muy cerca-, pero la comunicación convertida en el centro de la política también lleva inevitablemente al fracaso o a convertirla en simple espectáculo, lo que es aún peor.

Estar siempre en el "candelabro" -como decía aquella folclórica- tiene sus inconvenientes: te obliga a cambiar continuamente de mensaje; lo que dices hoy contradice a lo que dijiste ayer. Y eso es lo que le está pasando a Pablo Iglesias.

¿Qué pasa con el "derecho a decidir" que ayer era línea roja para cualquier acuerdo con el PSOE? Que yo sepa, desde las filas socialistas no se ha manifestado ningún cambio en su posición en este tema; sin embargo, hoy sí se puede formar un gobierno.

Podemos aseguró por activa y por pasiva que nunca entraría en un gobierno con el PSOE (no lo ha hecho en ninguna de las autonomías en las que apoya a gobiernos socialistas).  Hoy, sin embargo, están muy dispuestos. Y así podríamos seguir con más casos del "dónde dije digo, digo diego" protagonizados por Pablo Iglesias y su partido.

¿Cuál es la razón de este último cambio de posición? Además de la ya señalada de llamar la atención mediática, la toma de conciencia de que iba a ser muy difícil explicar a sus votantes una negativa a favorecer un gobierno de cambio y de progreso. Tras la soledad política de Mariano Rajoy, cada vez resulta más probable la opción de un gobierno del cambio y ese gobierno solo puede salir del apoyo de Podemos al PSOE

Si al final voy a tener que apoyar al PSOE, se habrá dicho Pablo, mejor lo hago llamando la atención y pidiendo lo que más deseo: ser vicepresidente del gobierno (él preferiría ser presidente, pero eso lo ha dejado para la próxima). No ha empezado por definir lo que se debería hacer -el programa de un gobierno-, sino exigiendo puestos en el gabinete.  Pablo, ¡que se te ve el plumero!

No está la situación política para numeritos, no estamos en las tertulias de la Sexta o de 13TV; los ciudadanos necesitan medidas concretas que resuelvan sus problemas. Y a eso deben dedicarse los políticos.

Pablo, ¡vamos al grano! Habla de política, consensúa programas de actuación que beneficien a los necesitados y deja las brillantes estrategias de comunicación para tus clases en la Facultad.

Muchas gracias.

jueves, 21 de enero de 2016

Humoristas al poder

Cualquier ciudadano medianamente informado, que lea los periódicos, escuche la radio y vea la televisión, estará acongojado y con el alma en vilo ante la compleja situación política en que se encuentra el país.

Las elecciones se han celebrado pero, un mes después, no sabemos quien gobernará y, ni tan siquiera si habrá gobierno o nuevas elecciones. Ningún partido ha hablado con otro sobre el posible gobierno, Parece que el dialogo no es posible. Oímos que la iniciativa corresponde a Rajoy, que ahora no es mi turno, que debe llamar primero fulano, que con tal partido yo no hablo, o que con tal otro no debería hablar. Otros en cambio nos dicen que están dispuestos a hablar con todo el mundo, pero en realidad no hablan con nadie. Y, mientras tanto, la casa sin barrer, los problemas reales de los ciudadanos sin resolverse o resolviéndose mal.

Y por si esto fuera poco tenemos el llamado "desafío soberanista". En año y medio nos independizamos nos cuentan unos; otros, en cambio, nos aseguran que la "unidad de España" es intocable. Y así vamos, escuchando a unos y a otros, sin entender por qué no hablan entre sí y procuran solucionar los posibles problemas. Rajoy nos dice que debe ser Puigdemont, el nuevo presidente de la Generalitat, quien de el primer paso; desde Cataluña se quejan de que el rey no ha recibido a Carme Forcadell. Total, un dialogo de besugos en el que nosotros, los ciudadanos, somos los destinatarios.

 Bien, pues en medio de esa "compleja situación política" en que vivimos, -según nos cuentan nuestros políticos-, hoy he conocido una noticia que me ha reconfortado y me permite ver el futuro con confianza y entusiasmo.

Esta mañana un periodista de una radio catalana, Carles Pérez, en su programa "La mañana y la madre que la parió", cogió la guía telefónica buscó el teléfono de la Presidencia del Gobierno y decidió llamar al presidente en funciones Mariano Rajoy hacíéndose pasar por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Y aunque parezca mentira lo consiguió de esa manera tan fácil que consiste en: marcar el número, preguntar por la persona y que se ponga. Y mantuvo una conversación con Rajoy en la quedaron en verse la semana que viene que Rajoy la tenía " muy libre". Luego de mantener esa interesante conversación le informó de que se trataba de una broma.

Total que esa tremenda dificultad que nos han contado para mantener un dialogo entre la Generalitat y el gobierno central era mentira, era como dice la canción "puro teatro", "la vida es puro teatro". Eso está bien para las canciones pero yo prefiero que el teatro se haga en los escenarios y por actores profesionales, y no con nuestros garbanzos y con tan malos actores como nuestros políticos

A la vista de los resultados, sugiero que los políticos se vayan a hacer teatro a otros lugares y que los humoristas nos gobiernen; al menos nos reiríamos más e, incluso, -a lo mejor- serían capaces de resolver nuestros problemas.

Muchas gracias.

miércoles, 13 de enero de 2016

¡¡Qué vergüenza!!, Pablo

"¡¡Qué vergüenza!!, Pepa", es lo que Pablo Iglesias decía esta mañana a Pepa Bueno, de forma machacona y reiterada, en su programa de la SER.  Hablaba sobre la inauguración de las Cortes y en particular del acuerdo de constitución de la mesa del Congreso. Y lo decía enfadado, sobreactuando, como esos malos actores a los que se nota enseguida que están interpretando un papel que no es creíble.

Analicemos lo que tanto indigna a Pablo Iglesias. Ha habido un acuerdo entre PP, PSOE y Ciudadanos, al que no ha querido unirse Podemos, para que la mesa del Congreso esté constituida por tres representantes del PP y dos de cada uno de los demás partidos. ¿Es que existía otra posibilidad que no rompiera el mandato de la ciudadanía? El PP ha sido el partido más votado, aunque no nos guste, y por tanto tiene un representante más que el resto. "El PSOE le ha dado la mayoría a la derecha", protesta Pablo Iglesias. Por favor, no haga usted demagogia. Los resultados electorales son los que son. También podríamos decir que ha dado la mayoría al cambio, ¿o no?

Con esa composición de la Mesa, "nos va a ser difícil que el Parlamento pueda legislar", decía el ínclito Pablo. Nueva mentira. La Mesa no tiene atribuciones para eso y la prueba más clara es que ya tanto PSOE como Podemos han presentado propuestas legislativas que se pondrán en marcha.

"Los votantes de Sánchez no le van a perdonar que el PSOE se haya entregado de nuevo al PP a cambio de un sillón", bramaba indignado Iglesias. Partiendo de la base de que la afirmación es falsa, ¿quién es el señor Iglesias para hablar en nombre de los votantes del PSOE?  ¿No es lo mismo que cuando Rajoy habla en nombre de todos los españoles?

¿Qué le pasa a Pablo Iglesias? cabe preguntarse. ¿Es que hoy tenía un mal día? Daba la impresión que para él no se habían celebrado aún las elecciones y estaba pronunciando un mitin electoral. Y, desgraciadamente, algo de esto hay. A Pablo Iglesias no le han gustado los resultados electorales, quería haber sobrepasado al PSOE y ese sigue siendo su objetivo. No se trata para él de llevar al Parlamento las propuestas políticas de Podemos --en el terreno social y de regeneración democrática, similares a las del PSOE-- sino de desbancar al PSOE y ocupar su lugar.

La celebración de unas nuevas elecciones no parece lo más adecuado dada la situación política del país; sin embargo, parece ser un posible objetivo que a Podemos no disgusta. Sería una nueva oportunidad de desbancar al PSOE aunque ello significara reforzar al PP y probablemente mantener a Rajoy otros cuatro años.

¿En esto consiste la nueva política? Que Dios nos coja confesados.

Muchas gracias.

domingo, 10 de enero de 2016

¿Para qué votamos?

La respuesta a la pregunta que sirve de título a esta entrada parece fácil: en una democracia analizamos los programas de los diferentes partidos que se presentan a las elecciones, tenemos en cuenta su actuación pasada, su ideología, las personas que lo integran, y les votamos con el convencimiento de que van a cumplir con lo que nos han prometido. Es decir, les votamos para que lleven a la práctica su programa.

¿Es así como funciona nuestra maltrecha democracia? Desgraciadamente no; entre las promesas y la realidad suele haber bastantes diferencias. Hasta ahora ya nos habíamos acostumbrado, muy a nuestro pesar, a que los partidos no cumplieran con sus programas electorales e incluso a que llevaran a cabo acciones en contra de lo que nos habían prometido. ¿Quién no se acuerda de nuestro insigne Rodríguez Zapatero? Pero las últimas noticias que nos llegan de Cataluña sobrepasan con creces esta costumbre.

El honorable expresidente Artur Mas decía ayer, después de haber "dado un paso al lado" (de quién, me pregunto) que "lo que no habían conseguido a través de las urnas lo habían logrado con la negociación", o sea con el pasteleo. Es decir, la ciudadanía no les dio los escaños suficientes para lograr la mayoría absoluta en el Parlamento catalán y la han obtenido por otros medios, violentando la opinión de la ciudadanía. Pero, ¿qué democracia es ésta?

La clave de este despropósito está en la CUP. Nos han explicado por activa y por pasiva, que se trata de una organización anticapitalista, de extrema izquierda, asamblearia y no sé cuántas cosas más. Supongo que quienes la votaron lo hicieron porque estaban en contra de Junts pel si y de Convergencia. Sin embargo sus votos han servido para reforzar justamente a aquellos a los que no querían votar.

Convergencia es un partido minado por la corrupción, que ha sido el primero en poner en práctica los recortes sociales, que representa a la derecha catalana y, sin embrago, los votos de los ciudadanos que optaron por la CUP, por su programa de izquierdas, van a servir para nombrar a un nuevo presidente de Convergencia. Y no es eso lo peor, sino que se han comprometido a no votar en contra de ese gobierno ninguna decisión que pueda ponerle en entredicho, por ejemplo los presupuestos generales donde se marcarán las prioridades en materia social.

Ayer dedicaba este espacio a hablar de la "nueva política". Hoy nos encontramos con otra vuelta de tuerca en esa partida de poker -entre tahúres- en que se ha convertido la política española. ¿Cuál será la próxima? ¿Un gobierno de coalición PP-PSOE, después de asegurar tantas veces que no?  Se admiten apuestas.

Muchas gracias.


sábado, 9 de enero de 2016

¿Nueva política? Anda, no me hagas reír

No puedo evitar seguir de cerca la política que nos rodea, y más ahora que parecía haberse puesto interesante.  Aunque me había propuesto no hacer comentarios en este blog y dedicarlo a temas más divertidos y gratificantes, aquí me tenéis, rompiendo esa promesa.  Lo siento, pero es que estoy viendo y oyendo cosas que, además de dejarme boquiabierto, me producen la indignación suficiente para saltarme las resoluciones y ponerme a escribir.

Resulta que ha habido una mayoría de izquierdas en las elecciones del 20-D,, que los ciudadanos exigen un cambio y que sería posible pactar un gobierno de ese signo. Resulta que cuatro años de gobierno del PP, con mayoría absoluta, han servido para aumentar la pobreza, la desigualdad y el trabajo precario. Resulta que sigue habiendo cinco millones de parados, que la mitad de ellos no tienen ningún subsidio, que se han eliminado 50.000 puestos de trabajo en la sanidad y la educación públicas, que los empleos que se crean son precarios (por horas o por días) y que el tener un trabajo no te asegura escapar de la pobreza.

Ante una situación de este tipo parecería que lo más urgente, lo prioritario, debería ser ponerle remedio: que los desfavorecidos, las familias que han sido golpeadas por la crisis, estuvieran muy presentes. Proponer políticas que puedan mejorar su situación.

Bien, pues no es eso lo que nos propone la nueva política: Nuestra línea roja es el derecho a decidir, Nos dice Podemos, también lo defiende En Marea y ya no digamos En Común. Es decir, lo más importante para llegar a un acuerdo que permita un gobierno de izquierdas es que los catalanes o los gallegos puedan decidir si se separan del resto de los ciudadanos de España. ¿No habrá catalanes y gallegos que estén pasando hambre, que estén hartos de la corrupción de los Pujol y compañía, que quieran un trabajo pagado dignamente? Es seguro, pero eso no le interesa a la "nueva política".

Y yo me pregunto, ¿por qué no les interesa? Pues por algo tan sencillo como conseguir más poder. Piensan que unas nuevas elecciones --aunque eso nos lleve a muchos ciudadanos a poner en cuestión el papel de los políticos e incluso de la democracia (o, mejor dicho, de esta democracia enferma)-- le van a ser más favorables para sus intereses de partido.

¿Es eso nuevo? ¿Es nueva política? De eso ya hablaba Maquiavelo hace 500 años, y desde entonces políticos de todos los signos lo vienen haciendo. Cómo maniobro para conseguir mayor poder, cómo engaño a la ciudadanía para que mi partido sea más fuerte.

Por favor, no me hagan reír. Para estos resultados no hacía falta haber cambiado de alforjas.

Muchas gracias.