martes, 23 de abril de 2013

Día del libro

Agobiado por la bazofia que nos rodea y por el ruido ensordecedor de los Bárcenas, Urdangarín, reyes y altezas, se agradece encontrar el refugio de un libro y, más aún, la celebración del Día del Libro.  Al menos durante veinticuatro horas el silencio de los libros consigue penetrar, y a veces hasta acallar, el bullicio de la mediocridad a que estamos continuamente sometidos.

Mario Vargas Llosa iniciaba su discurso de aceptación del premio Nobel recordando que cuando tenia cinco años "el hermano Justiniano le enseñó a leer", y añadía que "ese fue el momento más importante de mi vida". Comparto plenamente esa opinión y aunque no recuerdo con exactitud quién me enseñó a leer, sí que soy incapaz de concebir mi vida sin la lectura, sin los libros.

Como describe magistralmente Luis García Montero en "Una forma de resistencia", “los libros no sirven para matar el tiempo sino para revivirlo, para hacerlo nuestro, para invitar al tiempo a nuestra casa, y servirle una copa, y recordar desde allí que hay islas desiertas o multitudes en Nueva York. Del mismo modo que los burgueses decentes tenían la costumbre de ponerle casa a sus queridas, el lector apasionado le pone casa al tiempo”.

Qué mejor manera de combatir la tristeza, la pena y el desasosiego que nos produce la situación actual, la visión día trás día de la pobreza, de las desgracias propias y ajenas, que refugiarse en la lectura de un libro. Todavía nos quedan los libros, podemos gritar al que nos quiera oir.

Por eso, y aprovechando que hoy es el Día del Libro, es también el día en que debemos agradecer a los escritores, a los poetas, a los creadores su esfuerzo para hacernos más agradable nuestra vida, para proporcionarnos tantos momentos de felicidad.  Pocas cosas son más importantes que la cultura para nuestras vidas y qué poca importancia le dan nuestros políticos. ¿Es que acaso la prima de riesgo nos va a hacer más felices?

También es necesario hoy defender los derechos de autor, el derecho a que quienes nos alegran la vida puedan también ellos tener una vida digna con su trabajo. Si no es así la cultura, en su más amplio sentido, irá desapareciendo.

Me vais a perdonar que os deje pues me voy a comprar unos libros.

Muchas gracias.

viernes, 5 de abril de 2013

¿Monarquía o república? ¡¡Mas democracia!!

La izquierda antifranquista, tras la muerte del dictador, calificaba al actual rey como "Juan Carlos, el breve" o "el pelele".  Había un consenso generalizado de que ese rey, impuesto por Franco, iba a durar muy poco, lo poco que le quedaba de vida al franquismo. Sin embargo, no fue así y el reinado de Juan Carlos dura ya 35 años.

La izquierda, específicamente el PSOE y el entonces PCE, abandonaron sus posiciones republicanas en aras de una salida reformista, y a la vez favorable a sus intereses, a la caida de la dictadura. Sobre esa base, y otras como el olvido y la no exigencia de responsabilidades a los culpables del genocidio franquista, se conformó la famosa "transición española a la democracia".

No es mi intención analizar las bondades o los errores de la transición.  Doy por hecho que así fue. Pero si que me gustaría analizar en qué manera ese modelo de transición ha afectado o condicionado a la monarquía que hoy tenemos.  La imagen de la institución monárquica que se ha creado para el consumo ciudadano está basada en estos dos conceptos:
  • El rey nos trajo la democracia. ¡Mentira! La democracia la trajeron las luchas durante 40 años de miles de antifranquistas, con gran sacrificio y dolor. Decir lo contrario es un insulto a su memoria. Como mucho, podemos admitir que Juan Carlos fue lo suficientemente habilidoso como para apuntarse al carro ganador. Por tanto, nada le tenemos que agradecer.
  • El rey paró el golpe militar del 23-F. Mentira a medias. Sobre este tema se ha escrito mucho y existe, como poco, suficientes indicios como para pensar que su actitud no fue totalmente clara.
Si a estos "dos grandes logros" añadimos el pacto de silencio en torno a la Corona, que han respetado políticos y periodistas, podemos entender ese "prestigio" --perdido, por cierto, en los últimos meses-- que ha rodeado la figura del rey.

Nunca se ha hablado de sus negocios --hubo un intento que se acalló rápidamente en la época de los Mario Conde, los Albertos y compañía.  Pero, ¿alguien se puede creer que nadie sabía lo de la herencia millonaria que ahora ha salido en la prensa? o ¿que Urdangarin se habría metido en sus "negocios" si no hubiera visto que así se actuaba en esa familia?

La crisis que nos asola está zarandeando nuestras vidas, pero también aquello que parecía intangible como es la monarquía. Lo que antes se aceptaba o se callaba, hoy ya no se admite y se pone en cuestión. La monarquiá, junto a otras instituciones de esta democracia alicorta, está en entredicho. Y ya se empieza a hablar de posibles alternativas a este rey, como la abdicación en su hijo Felipe.

Probablemente sea mejor tener a Felipe que al actual Juan Carlos como jefe del estado, pero eso no es lo que España necesita. El modelo democrático, configurado por la transición, ya no nos sirve. Tenemos que cambiar nuestro modelo, reforzar los valores democráticos, cambiar esa ley electoral tan injusta, transformar esos partidos inoperantes y convertidos en castas de poder. Se tiene que dar voz a los ciudadanos. Ya sé que esto no es fácil, pero es el único camino y hacia él debemos dirigirnos.

Muchas gracias.
 

miércoles, 3 de abril de 2013

El gobierno en modo "silencio"

Cuando uno va al cine y al teatro o a escuchar una conferencia que le interesa, siempre apaga el móvil o lo pone en modo "silencio" para que una posible llamada no entorpezca su atención.

Parece ser que Rajoy ha tomado buena nota de esto y ha decidido poner en "silencio" a su gobierno ante la "película" que estamos viviendo todos los españoles. Pero lo nuestro no es una película ni una obra de teatro sino un cúmulo de desgracias que venimos padeciendo desde hace años: cada día somos más pobres (un 4% menos en el último trimestre), el paro sigue aumentando, los salarios bajan, los desahucios aumentan, la corrupción es insufrible...

¿Por qué nos vamos a extrañar de que el gobierno no hable? ¿Es que tendrían alguna explicación ante tanto atropello?  Para hablar de "sueldos en diferido" o que la Virgen del Rocío nos va ayudar a resolver el paro, mejor es callarse. Esa es su actitud.

Alguno podría decir "pero eso no es democrático; el gobierno tiene la obligación de dar explicaciones sobre lo que hace". Lleva usted razón, le diría yo, pero se olvida de una cosa: este gobierno es cada vez más antidemocrático. Sí ya sé, le votaron los españoles, tienen mayoría absoluta, pero eso no es motivo suficiente para afirmar que actúan democráticamente. El deterioro de la democracia en este país está llegando a unos extremos peligrosos. Caminamos hacia un despotismo ilustrado --todo para el pueblo pero sin el pueblo--, pero manejado no por "ilustres" sino por sinvergüenzas cuyo único objetivo es enriquecerse.

"En boca cerrada no entran moscas": ese es su lema. El nuestro debe ser el contario: alzar la voz y llevar nuestra protesta a todos los sitios.  Que su silencio sirva para que nuestra voz se escuche más fuerte y para desenmascarar el carácter antidemocrático de su mutismo.

Muchas gracias.