martes, 11 de octubre de 2016

Aún se está a tiempo

Ayer hablaba con un buen amigo, militante socialista, sobre la crisis que vive su partido después del bochornoso espectáculo del comité federal del pasado sábado. Y me decía, entristecido y con lágrimas a punto de brotar de sus ojos, que si se cumplía la previsión de que el PSOE se abstuviera en la investidura de Mariano Rajoy, él abandonaría el partido --después de más de treinta años de militancia.

Me consta que no es un caso único. Conozco a más militantes que piensan lo mismo e incluso hemos podido leer en la prensa las historias de "viejos" militantes dispuestos a seguir su ejemplo. Y si nos referimos a los votantes, ¿cuántos millones más perderá el PSOE si apoya al corrupto Rajoy?

Nos están vendiendo la burra de que no hay otra salida, que la abstención permitirá hacer una oposición dura al PP y recuperar la confianza perdida, que las terceras elecciones serían un descalabro para los socialistas.

Tratemos de echar un poco de luz sobre estas afirmaciones:

-"No hay otra salida": mentira. Existía, y no se ha querido desarrollar, la posibilidad de organizar un gobierno del cambio con Podemos y Ciudadanos o los partidos nacionalistas. Esa posibilidad sigue estando; lo que ocurre es que ha sido vetada por la nueva dirección del PSOE, a pesar de que sectores progresistas de la ciudadanía la sigan defendiendo. Hace unos días salía una convocatoria en la prensa firmada por muchas personas de izquierdas y ayer, por ejemplo, la reivindicaba Baltasar Garzón en "El Intermedio". Ya sabemos que su consecución no es fácil, ¿pero quién pretende que reformar la sociedad en una dirección progresista sea fácil?

- "Haremos una oposición dura": mentira. No es que no tengan intención de hacerla, sino que no es posible.  La coalición PP-Ciudadanos, junto con el control del Senado por el PP y las posiciones de derecha de algunos partidos nacionalistas, hacen imposible llevar a cabo, en esas condiciones, ninguna política que favorezca los intereses de los sectores más desfavorecidos de la ciudadanía; y ya no digamos si la pretensión fuera acabar con la corrupción.

- "Las terceras elecciones serán un descalabro para el PSOE". Eso habrá que verlo. Es cierto que las encuestas predicen unos malos resultados --hablan de no llegar a ochenta diputados--, pero ¿debemos fiarnos de las encuestas? Aún es posible poner a un buen candidato, que los hay --y no precisamente esos denominados "barones"--, hacer una buena campaña y volver a atraer a muchos votantes desengañados. Conviene recordar que la pérdida de votos del PSOE corresponde a la segunda --y desastrosa-- legislatura de Rodriguez Zapatero y al periodo de Rubalcaba.  Durante el periodo en que Sánchez fue secretario general solo se perdieron el 0.3 por ciento de los votos. Nunca hay que tener miedo a unas elecciones si se ofrece una política que defienda los intereses de los ciudadanos, si se combate la corrupción, y si se pone uno del lado de los más débiles y no de los poderosos.

Aún se está a tiempo de rectificar. No se trata, como dice la ínclita Susana Diaz, de "coser", sino de defender políticas progresistas, de acabar con las luchas de poder dentro del PSOE y de defender a los ciudadanos y no las parcelas de poder que cada "baron" tiene. En definitiva, se trata de "ser socialistas".

Muchas gracias.


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