jueves, 17 de diciembre de 2015

Hue, ciudad imperial

Llegamos a Hue, tras más de tres horas de espera en el aeropuerto de Hanoi, en torno al mediodía. Y nos dirigimos directamente al restaurante, donde -como de costumbre- comimos muy bien. 

Huế es una ciudad de unos 400.000 habitantes, situada en el centro de Vietnam. Fue la capital del país hasta 1945 y su Conjunto de Monumentos fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1993

Nuestro primer objetivo es visitar su ciudad imperial, similar en extensión y estilo a la Ciudad Prohibida de Pekín. Vemos las cinco entradas de la casa principal, una para el rey, otra para civiles y otras para militares.   Se usó hasta 1945, cuando Hue dejó de ser capital y Vietnam se convirtió en una república independiente. Visitamos las nueve urnas dinásticas, cada una dedicada a un rey Nguyen (la dinastía).  El último rey murió en París en 1997.


Visitamos el salón del trono y el teatro real. En 1968 se destruyó el resto de la ciudad prohibida. Como dato curioso, en Hue no se permite que ninguna casa tenga más altura que los edificios de la ciudadela.

Hoy es "Thanksgiving" y decidimos darnos un homenaje, yendo a cenar a un restaurante europeo y probando el vino vietnamita, ¡¡horrible!!
Al día siguiente vamos a ver los mausoleos de siete de los reyes; los otros seis no tienen mausoleos propios.  Llueve sin parar. Primero vemos el del rey impotente (según nuestro guía) y a continuación el del “Picha Brava” (¡!).  Este rey tuvo no sé cuántas mujeres y concubinas y no sé cuántos hijos.  


A continuación tomamos un barco por el Río Perfume y visitamos al final la Pagoda de la Dama del Cielo.  Aquí hay un Buda gordo, como el de los chinos.  Y hay una especie de monasterio donde viven monjes jóvenes, huérfanos.

Después de comer visitamos el “lively market”, el mercado Dong Ba.  La verdad, no hay mercado en este viaje que no nos deje con la boca abierta.  Además, cada uno sorprende a su manera, por su originalidad.  Aquí, en el interior hay puesto tras puesto, todos pegados entre sí, de metros y metros de tela, montañas de cuadernos, ropa para vestir la ciudad entera…  

Tanto trajín requiere una buena cena. Lo hacemos en "Le carambole", un restaurante que mezcla cocina francesa y vietnamita. Muy rica la comida y bien de precio.

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