martes, 17 de septiembre de 2013

China: ética, religión, valores

Las excursiones de carácter cultural por China nos han llevado en muchas ocasiones a visitar templos budistas. Su abundancia ha sido una de las sorpresas que este viaje me ha deparado. Desconocía el papel del budismo en China que, según nos han contado, se debe a la influencia durante siglos de muchas dinastías chinas que practicaban el budismo y lo protegían.

En nuestras visitas a los templos, muchos de ellos de una gran belleza, nos hemos encontrado con bastantes chinos y chinas que quemaban incienso en honor a Buda y se arrodillaban y rezaban ante sus estatuas. El conseguir felicidad, longevidad, dinero, un buen matrimonio,..., que es lo que el budismo ofrece, bien vale ponerse de rodillas.

¿El budismo tiene importancia en la sociedad china actual? ¿Se ha recuperado su presencia entre la población después de los ataques recibidos en la etapa de Mao? Todos los que nos han respondido a estas preguntas coincidieron en asegurarnos que del 60 al 70 por 100 de la población china es atea y que el porcentaje de creyentes practicantes budistas, taoístas o musulmanes es pequeño y bastante restringido a la gente mayor.

Esta información que parece bastante lógica, teniendo en cuenta la historia reciente de China, planteaba a alguno de nuestros informantes problemas en relación a la ausencia de valores en la sociedad china actual. Olvidados los valores comunistas que prevalecían en la etapa de Mao, no recuperados por la mayoría las creencias religiosas ni tampoco adquiridos los valores y principios que forman el núcleo de las sociedades democráticas, nos decían que el único "valor" existente en grandes sectores de la población china es el dinero, el hacerse rico por el procedimiento que sea. "Qué importa que el gato sea blanco o negro; lo que importa es que cace ratones".

El ejemplo, en cierta medida similar, de la transición de la Unión Soviética a la Rusia actual nos muestra el tipo de personajes que se convierten en modelos sociales: los Putin, los mafiosos que se convierten en ricos y extremadamente poderosos, capaces de todo incluso de asesinar a sus rivales. La corrupción, las mafias, "el todo está permitido si te sirve para acumular poder y dinero", es un peligro real en China y ya estamos viendo los primeros casos. Es cierto que el proceso en China parece más controlado, pero no cabe descartar un final parecido al de la Unión Soviética. Lo cierto, y de esto hay ya muchos datos, es que las desigualdades sociales aumentan en China, que los muy ricos también aumentan y que los estallidos sociales empiezan a no ser noticias sino el pan nuestro de cada día.

¿Cómo acabará? El tiempo nos lo dirá. En cualquier caso nos afectará de una manera más directa de lo que nos gustaría.

Continuará.

 

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