Desde que llegué a este país el pasado domingo he leído todos los días "The Washington Post", lo mismo que hacía cuando viví una temporada en esta ciudad. Y lo mismo que me ocurría entonces me vuelve a ocurrir ahora: me cuesta trabajo adaptarme a los periódicos americanos.
Son realmente muy diferentes a los que estamos acostumbrados a leer. Para empezar la mayoría de ellos no vale la pena leerlos porque la información que aportan es prácticamente nula o sin interés. No ocurre eso con "The Washington Post", pues es uno de los periódicos más prestigiosos de este país.
Lo primero que te llama la atención cuando tienes en tus manos un periódico norteamericano es su formato: suelen ser muy grandes, una especie de sábana, nada manejable, en un papel malo y una impresión que te mancha las manos de negro.
Una vez que uno se adapta al formato, a base de doblar el periódico por sitios incomprensibles, se enfrenta uno a los titulares. El modo de titular es muy peculiar. No se suelen hacer frases sino palabras que unidas te dan la idea que quieren transmitir. Si tu dominio del inglés no es perfecto no suele ser fácil entender esos titulares. Esa forma de titular se ha extendido por toda América, pues recuerdo tener un problema parecido con periódicos de países iberoamericanos.
Las noticias siempre se procura personalizarlas, lo cual me gusta. Lo que se escribe siempre lo dice alguien, si la noticia está en una escuela se pregunta a personas de la escuela para que la cuenten. Es un periodismo con la mirada siempre puesta en las personas y con la información siempre concreta. Eso sí, la información más importante es la más cercana al lector. Traen siempre mucha información local y próxima al ciudadano.
Resulta interesante leer la información internacional, pues refleja claramente dónde están los intereses de Estados Unidos. Siempre hay, todos los días, una noticia de Israel (no necesariamente del conflicto palestino, sino de Israel), mucha información de los lugares donde los americanos están implicados, Afganistan, Irak, Irán... bastante información de los países del Pacifico, y especialmente de China. En contraposición poca información sobre Europa y ya no digamos sobre España.
Por cierto, en estos días si que hablaron de España, incluso le dedicaron una editorial de las dos que publican cada día. Pero no era para hablar de la corrupción, ni de la economía sino de las declaraciones que había hecho Carromero. Realmente no hablaban de España sino de Cuba, uno de los temas frecuentes en la prensa de aquí. Y utilizaban las declaraciones de Carromero para poner a parir el régimen cubano y exigir una comisión internacional que investigara la muerte de los disidentes cubanos.
Supongo que un americano que se ponga a leer la prensa española estaría tan desorientado como yo cuando leo la americana. Lo cual me lleva a una reflexión sobre la poca objetividad de la prensa, su dependencia de los intereses de cada país, y más que del país, de un grupo muy particular que siempre coincide con los poderosos.
Muchas gracias.
Son realmente muy diferentes a los que estamos acostumbrados a leer. Para empezar la mayoría de ellos no vale la pena leerlos porque la información que aportan es prácticamente nula o sin interés. No ocurre eso con "The Washington Post", pues es uno de los periódicos más prestigiosos de este país.
Lo primero que te llama la atención cuando tienes en tus manos un periódico norteamericano es su formato: suelen ser muy grandes, una especie de sábana, nada manejable, en un papel malo y una impresión que te mancha las manos de negro.
Una vez que uno se adapta al formato, a base de doblar el periódico por sitios incomprensibles, se enfrenta uno a los titulares. El modo de titular es muy peculiar. No se suelen hacer frases sino palabras que unidas te dan la idea que quieren transmitir. Si tu dominio del inglés no es perfecto no suele ser fácil entender esos titulares. Esa forma de titular se ha extendido por toda América, pues recuerdo tener un problema parecido con periódicos de países iberoamericanos.
Las noticias siempre se procura personalizarlas, lo cual me gusta. Lo que se escribe siempre lo dice alguien, si la noticia está en una escuela se pregunta a personas de la escuela para que la cuenten. Es un periodismo con la mirada siempre puesta en las personas y con la información siempre concreta. Eso sí, la información más importante es la más cercana al lector. Traen siempre mucha información local y próxima al ciudadano.
Resulta interesante leer la información internacional, pues refleja claramente dónde están los intereses de Estados Unidos. Siempre hay, todos los días, una noticia de Israel (no necesariamente del conflicto palestino, sino de Israel), mucha información de los lugares donde los americanos están implicados, Afganistan, Irak, Irán... bastante información de los países del Pacifico, y especialmente de China. En contraposición poca información sobre Europa y ya no digamos sobre España.
Por cierto, en estos días si que hablaron de España, incluso le dedicaron una editorial de las dos que publican cada día. Pero no era para hablar de la corrupción, ni de la economía sino de las declaraciones que había hecho Carromero. Realmente no hablaban de España sino de Cuba, uno de los temas frecuentes en la prensa de aquí. Y utilizaban las declaraciones de Carromero para poner a parir el régimen cubano y exigir una comisión internacional que investigara la muerte de los disidentes cubanos.
Supongo que un americano que se ponga a leer la prensa española estaría tan desorientado como yo cuando leo la americana. Lo cual me lleva a una reflexión sobre la poca objetividad de la prensa, su dependencia de los intereses de cada país, y más que del país, de un grupo muy particular que siempre coincide con los poderosos.
Muchas gracias.
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