martes, 19 de marzo de 2013

Este país a veces me sorprende

Ayer, en mi vuelo desde San Francisco a Washington --mi último destino antes de volver a Madrid--, me entretuve en leer el San Francisco Chronicle. Entre las noticias hubo una que me llamó mucho la atención y que me gustaría comentar. La titulaban "Dos héroes que reflejan tradiciones opuestas" y contenía dos grandes fotos de Chávez y del nuevo Papa Francisco. Juntar a Chávez con el Papa me pareció suficientemente sugestivo como para seguir leyendo el artículo.

El articulista, Héctor Perla, profesor de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Santa Cruz, describía al Papa como un líder religioso que había sabido compaginar una actitud de rechazo de la dictadura militar con un mirar para otro lado con los casos de pederastia surgidos en su propia diócesis. Asimismo tenía un discurso de acercamiento a los pobres, "adoptando una fachada de la teología de la liberación envuelta en las trampas de humildad, caridad y compasión con los pobres, pero sin ningún compromiso para transformar las causas de esa pobreza y desigualdad".

Chávez, por el contrario, era descrito como alguien que también invoca el nombre de Jesús, pero que hizo todo lo posible por cambiar las relaciones sociales que producen las desigualdades y la pobreza; "Chávez mantenía la concepción radical de que los gobiernos latinoamericanos  deben gobernar para beneficio de la mayoría pobre del continente".

Me llamó mucho la atención, y tengo que reconocer que me sorprendió bastante, leer en un periódico norteamericano una visión sobre el papel desempeñado por Chavez --y lo que esto significa como corriente popular en el continente americano-- que nunca había leído en un periódico español. Reconozco que inmediatamente me vinieron a la mente los intereses que los grupos editoriales españoles --sobre todo los más potentes, tipo PRISA-- tienen en América Latina.

No hay duda de que estos dos personajes son bien representativos de dos corrientes, con amplio respaldo popular, sobre cuál debe ser la relación con la injusticia y la pobreza: la de la Iglesia, que se acerca a ella, pero jamás indaga en las razones que la producen (en esto los jesuitas son unos expertos) y la de aquéllos, que, equivocados o no, van a las raíces y procuran cambiar las cosas.

Dada la importancia que Chávez y sus regímenes amigos han adquirido en el continente, el artículo terminaba   así: "Es el momento de que reconsideremos en qué lado están mejor representados los ideales e intereses de Estados Unidos". Curioso.

Muchas gracias.



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