Este fin de semana se ha celebrado el Comité Federal del PSOE en el que se ha confirmado la convocatoria del Congreso Ordinario del partido para el mes de febrero y en el que, una vez más, no se ha oido ni una palabra autocrítica. Se ha vuelto a insistir machaconamente en que la única razón motivadora del desastre electoral ha sido la crisis económica. ¡Tremendo error y tremenda decepción! Somos muchísimos votantes socialistas los que hemos dejado de serlo en esta ocasión porque estamos convencidos de que ha habido una mala gestión de la crisis económica por parte del gobierno.
¿Alguien puede creer, de buena fe, que cuatro millones y medio de españoles hemos dado la espalda al PSOE, conscientes de que ha actuado correctamente en la solución de la crisis? ¿No es más lógico pensar que la razón de esa desafección tiene que ver con la manera en que se ha abordado la crisis, y no sólo con los efectos de ella? Claro que la crisis, con sus casi cinco millones de parados, forma parte de las razones que han llevado al PSOE a su mayor fracaso electoral, pero no es la única ni probablemente la más importante.
Y lo que es peor aún es pensar que el futuro, la salida de este desastre, se puede construir sobre las mismas bases que nos han llevado a la derrota. Lo siento, querido Alfredo, pero ni el programa electoral --ni probablemente tu persona-- son ahora el camino a seguir.
Esta mañana en el periódico EL PAÍS, Josep Ramoneda afirmaba que "el PSOE en este momento no tiene ni organización, ni proyecto, ni ideología". Es una de las afirmaciones más duras que he leido en los últimos tiempos pero tengo que reconocer que estoy de acuerdo con ella.
No tiene organización porque el poder absoluto adquirido por Zapatero en estos años, y su desastrosa y volatil política de nombramientos, la han destrozado, así como la estructura de la administración nacional, autonómica y local. ¿Qué van a hacer ahora esos 5.000 cargos que se supone se han quedado sin funciones entre las elecciones de mayo y las de ahora? ¿Qué ha pasado con la generación de dirigentes políticos que Zapatero se ha encargado de ir quemando con su política de nombramientos?
No tiene tampoco proyecto porque el desarrollado para la campaña electoral --que se pretende que sea la base de la futura oposición-- ya han demostrado las urnas su validez. Y porque un programa de futuro sólo puede surgir como consecuencia del análisis de los errores cometidos.
Y no tiene ideología porque durante estos últimos ocho años lo que ha privado en la gestión socialista han sido las ocurrencias de Zapatero, el practicismo más miope y el marketing político. Así se ha ido vaciando de ideología socialdemócrata al partido.
Una catársis es lo que se necesita. Si se produce los resultados serán positivos a corto plazo. La situación económica, desgraciadamente, no parece que vaya a mejorar en el futuro inmediato; lo que Rajoy va a hacer ya sabemos lo que es (lo que le manden los mercados y los grandes bancos), y si el partido socialista fuese capaz de recuperar su organización, su proyecto y su ideología, la travesía del desierto no sería tan larga ni tan dura.
Acercarse a los ciudadanos, oirles, pedirles opinión, no tener miedo a reconocer errores, es un camino para que el próximo congreso no sea un fiasco y una losa que deje al partido socialista en la oposición una larga temporada.
Muchas gracias.
¿Alguien puede creer, de buena fe, que cuatro millones y medio de españoles hemos dado la espalda al PSOE, conscientes de que ha actuado correctamente en la solución de la crisis? ¿No es más lógico pensar que la razón de esa desafección tiene que ver con la manera en que se ha abordado la crisis, y no sólo con los efectos de ella? Claro que la crisis, con sus casi cinco millones de parados, forma parte de las razones que han llevado al PSOE a su mayor fracaso electoral, pero no es la única ni probablemente la más importante.
Y lo que es peor aún es pensar que el futuro, la salida de este desastre, se puede construir sobre las mismas bases que nos han llevado a la derrota. Lo siento, querido Alfredo, pero ni el programa electoral --ni probablemente tu persona-- son ahora el camino a seguir.
Esta mañana en el periódico EL PAÍS, Josep Ramoneda afirmaba que "el PSOE en este momento no tiene ni organización, ni proyecto, ni ideología". Es una de las afirmaciones más duras que he leido en los últimos tiempos pero tengo que reconocer que estoy de acuerdo con ella.
No tiene organización porque el poder absoluto adquirido por Zapatero en estos años, y su desastrosa y volatil política de nombramientos, la han destrozado, así como la estructura de la administración nacional, autonómica y local. ¿Qué van a hacer ahora esos 5.000 cargos que se supone se han quedado sin funciones entre las elecciones de mayo y las de ahora? ¿Qué ha pasado con la generación de dirigentes políticos que Zapatero se ha encargado de ir quemando con su política de nombramientos?
No tiene tampoco proyecto porque el desarrollado para la campaña electoral --que se pretende que sea la base de la futura oposición-- ya han demostrado las urnas su validez. Y porque un programa de futuro sólo puede surgir como consecuencia del análisis de los errores cometidos.
Y no tiene ideología porque durante estos últimos ocho años lo que ha privado en la gestión socialista han sido las ocurrencias de Zapatero, el practicismo más miope y el marketing político. Así se ha ido vaciando de ideología socialdemócrata al partido.
Una catársis es lo que se necesita. Si se produce los resultados serán positivos a corto plazo. La situación económica, desgraciadamente, no parece que vaya a mejorar en el futuro inmediato; lo que Rajoy va a hacer ya sabemos lo que es (lo que le manden los mercados y los grandes bancos), y si el partido socialista fuese capaz de recuperar su organización, su proyecto y su ideología, la travesía del desierto no sería tan larga ni tan dura.
Acercarse a los ciudadanos, oirles, pedirles opinión, no tener miedo a reconocer errores, es un camino para que el próximo congreso no sea un fiasco y una losa que deje al partido socialista en la oposición una larga temporada.
Muchas gracias.
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