miércoles, 7 de diciembre de 2011

Sorprendente Marruecos

Acabo de volver de un viaje por Marruecos.  Me invitaron a dar la conferencia del Dia de la Constitución en el Instituto Español "Nuestra Señora del Pilar" de Tetuán, y a pesar de que voy con cierta frecuencia, ese país me sigue sorprendiendo.

Me sorprende que cada vez haya más gente (sobre todo jóvenes) en la calle a todas horas y por todas partes. El crecimiento demográfico del país es tan potente que se refleja en la propia calle. Riadas de jóvenes deambulando de aquí para allá, es con lo primero que uno se encuentra. Una buena amiga marroquí a la que comentaba este tema, me dió una explicación clara del asunto: es el paro, Emilio, me dijo. No tienen trabajo, nada que hacer, y por eso están todo el día en la calle.

Los que tienen algo que hacer deben estar todos vendiendo cualquier cosa, lo que tengan, pues esa es otra de las caracteristicas llamativas del país. Todo el mundo vende algo, y yo me preguntaba conforme paseaba, ¿pero hay alguien que compre? Es una sociedad del trueque que utiliza la moneda como instrumento de cambio: vendo lo poco que tengo, nuevo o usado, para conseguir lo que necesito.

Conforme caminaba por el bulevar de Tánger decenas de obreros pintaban los pasos de peatones, los bordillos de las aceras... Claro, se espera al rey. Es una buena manera de adecentar las ciudades y dar algo de trabajo a los parados. ¡¡Que viene el rey!!  La única dificultad es que el rey tiene que estar visitando regularmente todas las ciudades del país. No es mucho problema para él pues tiene un maravilloso palacio en cada una de ellas.

Además de pintar las aceras y llenar las calles de militares y policias, comprobé que la visita del rey también le traia problemas a los motoristas. En varias ocasiones noté que la policia les paraba. Mi amiga me aclaró esto también. Parece ser que hace unos meses el rey estaba en Tetuán, desplazándose en un coche sin demasiado protocolo.  Un motorista se dió cuenta y via sms se formó una pequeña caravana de motoristas que iban a saludarle. Por lo visto no le gustó mucho. Desde entonces los motoristas no pueden circular por la ciudad los días en que está el rey. Fácil, ¿a que sí?

Dadas estas circunstancias, llama la atención que el pueblo marroquí siga siendo tan amable y hospitalario. Y precisamente porque me sigue sorprendiendo, no dejaré de volver a ese pais maravilloso que se llama Marruecos.

Muchas gracias.

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