23 de abril de 1964. El día es fresco. Acabamos de pasar la tarde estudiando y nos apetece darnos una vuelta. Vamos al "tubo", ¿dónde mejor? Al pasar por El Plata, Alberto sugiere que entremos a tomarnos algo. ¿Por qué no? Abrimos la puerta y la humareda y el ambiente cargado hacen difícil distinguir las caras envueltas en brumas de las personas. El olor a Farias y a Celtas, a carajillo y a coñac Veterano te impregna nada más entrar.
Las boinas de los campesinos, que pueblan el local, semejan un mar que sobrevuela las cabezas y oculta las atentas caras de sus portadores. Todas fijas en el pequeño escenario en el que una mujer canta una copla. Mientras suenan las estrofas de "Ay, Campanera" las atentas miradas de los asistentes se dirigen a las piernas de la cantante que, cuando gira se pueden vislumbrar, y a esos pechos que se insinuan grandes, hermosos y bien puestos. La cantante, aunque un poco entradita en años, tiene la gracia y también los encantos suficientes para encandilar al pesonal. Los compases del piano, la canción, los movimientos sugerentes de la cantante, el ambiente tenso y cargado y lo que cada uno imagina, constituyen los elementos de una tarde memorable que cada uno podrá contar y rememorar cuando vuelva a su casa. "Estuve en El Plata", contarán.
23 de abril de 2011. Dia del libro y Sábado Santo. También dia de San Jorge, Patrón de Aragón. Qué cosa mejor que celebrarlo en "El Plata". Asi lo hemos hecho el grupo de "casablanqueses" que hemos pasado unos días en la capital del Ebro.
Aunque llegamos más de media hora pronto, la cola para entrar es larguísima. Primera sorpresa.
Conseguimos entrar, a duras penas, algunos se sientan, yo me quedo de pie. Nada de humos, nada de boinas ni de carajillos. Gente joven, la mayoría, mucho whisky y gintonic.
Las piernas entrevistas de hace años se han convertido en desnudos integrales, en jovenes atléticos que mueven el pene al ritmo de los patines y bellas mujeres que convierten sus pechos en molinos de viento al moverlos. Desnudos e intentos de sofistificación; cutrez junto a pretensiones de elegancia. Y eso sí, la gente disfruta muchisimo, se ríe, participa y, sobre todo las chicas, aplauden enfervorizadas a todos los penes que aparecen, que son bastantes.
Obviamente España ha cambiado, las costumbres han cambiado, "El Plata" ha cambiado. ¿Hemos cambiado tanto los españoles, nosotros? No estoy tan seguro.
Muchas gracias.
Las boinas de los campesinos, que pueblan el local, semejan un mar que sobrevuela las cabezas y oculta las atentas caras de sus portadores. Todas fijas en el pequeño escenario en el que una mujer canta una copla. Mientras suenan las estrofas de "Ay, Campanera" las atentas miradas de los asistentes se dirigen a las piernas de la cantante que, cuando gira se pueden vislumbrar, y a esos pechos que se insinuan grandes, hermosos y bien puestos. La cantante, aunque un poco entradita en años, tiene la gracia y también los encantos suficientes para encandilar al pesonal. Los compases del piano, la canción, los movimientos sugerentes de la cantante, el ambiente tenso y cargado y lo que cada uno imagina, constituyen los elementos de una tarde memorable que cada uno podrá contar y rememorar cuando vuelva a su casa. "Estuve en El Plata", contarán.
23 de abril de 2011. Dia del libro y Sábado Santo. También dia de San Jorge, Patrón de Aragón. Qué cosa mejor que celebrarlo en "El Plata". Asi lo hemos hecho el grupo de "casablanqueses" que hemos pasado unos días en la capital del Ebro.
Aunque llegamos más de media hora pronto, la cola para entrar es larguísima. Primera sorpresa.
Conseguimos entrar, a duras penas, algunos se sientan, yo me quedo de pie. Nada de humos, nada de boinas ni de carajillos. Gente joven, la mayoría, mucho whisky y gintonic.
Las piernas entrevistas de hace años se han convertido en desnudos integrales, en jovenes atléticos que mueven el pene al ritmo de los patines y bellas mujeres que convierten sus pechos en molinos de viento al moverlos. Desnudos e intentos de sofistificación; cutrez junto a pretensiones de elegancia. Y eso sí, la gente disfruta muchisimo, se ríe, participa y, sobre todo las chicas, aplauden enfervorizadas a todos los penes que aparecen, que son bastantes.
Obviamente España ha cambiado, las costumbres han cambiado, "El Plata" ha cambiado. ¿Hemos cambiado tanto los españoles, nosotros? No estoy tan seguro.
Muchas gracias.
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