Las noticias que me llegan, a través de la prensa -y, sobre todo, de los amigos que aún siguen trabajando en los centros educativos de la Comunidad de Madrid- me han soliviantado tanto que he decidido levantar el cartel de "Cerrado por vacaciones", aunque espero que sea solo momentaneamente.
A Esperanza Aguirre se le llenó la boca, durante la campaña electoral del pasado mes de Mayo, con afirmaciones asegurando que en esta legislatura sus prioridades serían la educación y la sanidad.
Eficaz, como ella es, no ha perdido un minuto para empezar con la educación. Eso sí, lo ha hecho durante el verano, cuando los profesores están de vacaciones.
Sus medidas para "mejorar" la educación pública son bien conocidas: reducción del profesorado en un 12% ( 2.400 profesores menos). más horas semanales de clase para todos los profesores, eliminación de la reducción horaria por jefatura de seminario y, lo que resulta increible, desaparición de la hora de tutoría en la E.S.O. Todos los expertos en educación coinciden en que aumentar la ratio alumno/profesor, eliminar los tiempos dedicados a que los departamentos funcionen de manera colectiva y con un programa y objetivos comunes, así como poner cuantas más horas mejor a los profesores y que se dediquen solo a transmitir conocimientos dejando de lado cualquier otra perspectiva educativa son las medidas que hay que adoptar para conseguir un sistema educativo de alta calidad (bueno, eso deben decir los expertos a los que acude la Sra. Aguirre)
Lo que ya no se entiende es que Esperanza Aguirre, que tanto defiende la escuela privada/concertada/ (que también la pagamos todos los ciudadanos), no haya aplicado las mismas medidas a ese sector del sistema educativo. Resulta que en la escuela concertada no solo no se han reducido las plantillas sino que se han aumentado, no se ha eliminado las horas de seminario ni se acrecentado el horario de los profesores, ni se han eliminado las tutorías. ¿Será que a Esperanza Aguirre ya no le gusta la escuela concertada?
Con estas medidas de "mejora" la enseñanza pública en la Comunidad de Madrid está agonizando y, en consecuencia, decenas de miles de jóvenes están siendo condenados al fracaso y a la marginación. Y al profesorado se le está llevando a la desesperación cuando no a la muerte prematura, como le ha pasado a un director de un conocido centro madrleño, al que le dió un infarto mientras hablaba de la situación con las autoridades educativas madrileñas.
¿Es algo parecido lo que se pretende hacer, y que ya se viene haciendo, con la sanidad pública?
¿Si Esperanza Aguirre nos hubiera contado estas medidas en la campaña electoral habría obtenido los mismos votos?
Muchas gracias
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