miércoles, 17 de agosto de 2011

Antonio López, no te lo pierdas

Esta mañana, soportando esa ola de calor y de "peregrinos" que nos ha enviado el Papa a los madrileños, me he acercado a ver la exposición de Antonio López en el Thyssen. Había intentado hacerlo en otra ocasión pero la inacabable cola me echó para atrás.

Qué buen refresco -- para el cuerpo y para la mente -- pasar del calor, los crucifijos y los cánticos religiosos, a la atmósfera íntima y placentera que produce la obra de Antonio Lòpez.

No voy a caer en la tentación de hablar de la capacidad creadora del pintor o de la originalidad de su obra. No soy un experto en arte y estoy seguro de que todos hemos leido sobre estos temas. Solo me apetece transmitir los sentimientos que me han embargado durante la hora aproximadamente que ha durado la visita. Mi mujer me comentaba al salir que era la mejor exposición que habíamos visto en muchos años, opinión que comparto y que me induce a animaros a que no os la perdais. Bajo ningún concepto puede uno dejar de ver esta maravillosa exposición.

Y si encima uno es madrileño, como yo, o vive en Madrid, como le pasaba a mucha gente que estaba viéndola en el mismo momento que nosotros, el disfrute es doble. Realmente espectacular es la sala dedicada a la Gran Vïa en la que, junto al famoso cuadro realizado en los años sesenta, se encuentra una serie de ellos recientes.  Piintados desde perspectivas y ángulos distintos, y a diferentes horas del día, la luminosidad va cambiando según la hora. 

¡Cómo me ha impresionado la vista de Madrid desde la torre de bomberos de Vallecas!  Ese Madrid, muchas veces bastante inhumano, convertido en colmena que nos atrapa, donde no hay personas, sólo casas y casas. Eso sí, con un cielo que ocupa las dos terceras partes del cuadro.

¡Cómo me han gustado sus esculturas! Sus figuras humanas, tan humanas que parecen personas. Esa hija durmiendo en su cuna. O esa mujer bañandose, ¿escultura o pintura? o más bien todo a la vez, obra de arte sin más.

El carácter retrospectivo de la exposición es un elemento adicional enriquecedor pues te permite ver la evolución conceptual del artista. El montaje, que sitúa al final las obras de su primera epoca, es un acierto.  Permite comprobar que Antonio López era un gran pintor de joven, que algunos de sus cuadros eran de marcada tendencia surrealista, y que su proceso de maduración le ha convertido en un genio.

Lo dicho, no te la pierdas..

Muchas gracias.

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