Estoy en mi pueblo, en Casavieja (Ávila). Como todas las mañanas, he bajado a hacer la compra. Hoy empecé por la carnicería. Como siempre que voy, y mientras me despachan, charlé con mi amigo el carnicero,Victor.
Hacía semanas que no venía y el tema era obligado: los resultados de las elecciones, los malos tiempos que estamos viviendo y lo que aún nos queda por ver. Me contaba que su hijo, casado y trabajando tanto él como la mujer, quería comprarse un piso, pero el banco les había negado el crédito. Sí, los mismos bancos que hace unos años no solo te daban todo lo que pedías sino que te animaban a pedir más porque "asi tenias para los muebles, las escrituras y un coche si lo necesitabas". Incluso aunque la nómina no fuera muy buena ni segura. Ahora a este banco no le bastaba con dos nóminas y una cantidad solicitada bastante menor que el precio del piso que querían comprar.
Uno podría entender esas restricciones si los bancos hubieran perdido su dinero, pero lo que todos sabemos es que hemos pagado nosotros sus deudas y que los que lo han perdido son los ciudadanos que tenían hipotecas pendientes y no han podido pagarlas. Se han quedado sin casa y con deudas para toda la vida.
Otra clienta nos contaba que un vecino suyo acababa de salir del paro, había encontrado trabajo en una gasolinera con 900€ de sueldo y le iban a hacer fijo. Había un pequeño problema: el dueño habia decidido rebajar costes y, para ello, despedir a la chica que limpiaba los baños. Así que ahora eran los empleados los que, en su hora del bocadillo, debían limpiarlos. El chico estaba contento porque tenía trabajo.
Una vecina del pueblo, bastante mayor, que nos escuchaba atentamente, intervino para decirnos que ella, que había vivido una guerra, sabía muy bien que las cosas podían ir mucho peor y que no teniamos motivos para quejarnos.
Qué duda cabe que nos está tocando vivir tiempos difíciles, pero nada que ver con la "tremenda" España, famosa por sus luchas fratricidas durante siglos. Lo que debemos exigir es que nuestros políticos no consigan que sean aún más difíciles por su incompetencia. No les vendría mal que de vez en cuando se pasaran por la carnicería de su pueblo.
Muchas gracias.
Hacía semanas que no venía y el tema era obligado: los resultados de las elecciones, los malos tiempos que estamos viviendo y lo que aún nos queda por ver. Me contaba que su hijo, casado y trabajando tanto él como la mujer, quería comprarse un piso, pero el banco les había negado el crédito. Sí, los mismos bancos que hace unos años no solo te daban todo lo que pedías sino que te animaban a pedir más porque "asi tenias para los muebles, las escrituras y un coche si lo necesitabas". Incluso aunque la nómina no fuera muy buena ni segura. Ahora a este banco no le bastaba con dos nóminas y una cantidad solicitada bastante menor que el precio del piso que querían comprar.
Uno podría entender esas restricciones si los bancos hubieran perdido su dinero, pero lo que todos sabemos es que hemos pagado nosotros sus deudas y que los que lo han perdido son los ciudadanos que tenían hipotecas pendientes y no han podido pagarlas. Se han quedado sin casa y con deudas para toda la vida.
Otra clienta nos contaba que un vecino suyo acababa de salir del paro, había encontrado trabajo en una gasolinera con 900€ de sueldo y le iban a hacer fijo. Había un pequeño problema: el dueño habia decidido rebajar costes y, para ello, despedir a la chica que limpiaba los baños. Así que ahora eran los empleados los que, en su hora del bocadillo, debían limpiarlos. El chico estaba contento porque tenía trabajo.
Una vecina del pueblo, bastante mayor, que nos escuchaba atentamente, intervino para decirnos que ella, que había vivido una guerra, sabía muy bien que las cosas podían ir mucho peor y que no teniamos motivos para quejarnos.
Qué duda cabe que nos está tocando vivir tiempos difíciles, pero nada que ver con la "tremenda" España, famosa por sus luchas fratricidas durante siglos. Lo que debemos exigir es que nuestros políticos no consigan que sean aún más difíciles por su incompetencia. No les vendría mal que de vez en cuando se pasaran por la carnicería de su pueblo.
Muchas gracias.
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