Ayer, y aquí en Las Palmas dónde me encuentro pasando unos días, me reencontré con un amigo al que hacía más de veinticinco años que no veía.
Nos conocimos en el sitio menos apropiado, el lugar al que la policía y los jueces franquistas enviaban a los que luchábamos por la democracia y la libertad: la cárcel de Carabanchel. Allí, compartiendo ideas y penalidades, animándonos mutuamente a defender nuestra dignidad en esas difíciles circunstancias, se fue construyendo nuestra amistad.
La muerte de Franco y, con ello, nuestra salida de la cárcel, llevó nuestras vidas por ciudades --Madrid y Las Palmas-- y derroteros divergentes. Durante un cierto tiempo conseguimos seguirnos viendo una vez al año o cada dos años, lo que nos permitió compartir vivencias y vicisitudes familiares. Por razones que nunca acabo de comprender, pero que pasan en esta vida alocada que llevamos, perdimos el contacto durante muchos años. Ayer nos encontramos, nos dimos un abrazo, nos sentamos a comer y a los cinco minutos parecía que nunca nos hubiésemos separado. Unos kilos de más, algunas arrugas impertinentes y menos pelo (sobre todo yo), pero todo parecía igual, como si el tiempo no hubiese pasado.
¡Qué extraño es esto de la amistad! No se basa necesariamente en el contacto regular. Yo creo que ni tan siquiera es necesario. Con cuánta gente nos tratamos regularmente, nos hablamos, y no les consideramos amigos. Es algo más profundo y difícil de explicar. ¿Por qué nos hacemos amigos de unas personas y en cambio otras a las que tratamos incluso con más frecuencia nunca llegan a serlo? En muchos casos se trata de que compartimos ideas, valores y creencias, pero no siempre, pues podemos ser amigos de personas muy diferentes a nosotros. Es algo parecido al amor, ¿por qué nos enamoramos de alguien? Cuántas explicaciones se han dado y qué poco nos convencen.
Para mí es algo más profundo; son, sobre todo, sentimientos que se comparten, vivencias en común, cariño. Como suele decirse "la familia nos viene dada y a los amigos los elegimos". Y cuando uno ha recorrido una buena parte de su trayectoria vital, como es mi caso, esos amigos que uno ha ido construyendo a lo largo de su vida se hacen cada vez más importantes, más necesarios. Y, en consecuencia, uno disfruta más con su compañía y la busca conscientemente como parte importante de su vida.
Estoy feliz por haber recuperado a un amigo al que hacía tanto que no veía. Y por eso recomiendo, como medida de salud, disfrutar de los amigos.
Muchas gracias.
Nos conocimos en el sitio menos apropiado, el lugar al que la policía y los jueces franquistas enviaban a los que luchábamos por la democracia y la libertad: la cárcel de Carabanchel. Allí, compartiendo ideas y penalidades, animándonos mutuamente a defender nuestra dignidad en esas difíciles circunstancias, se fue construyendo nuestra amistad.
La muerte de Franco y, con ello, nuestra salida de la cárcel, llevó nuestras vidas por ciudades --Madrid y Las Palmas-- y derroteros divergentes. Durante un cierto tiempo conseguimos seguirnos viendo una vez al año o cada dos años, lo que nos permitió compartir vivencias y vicisitudes familiares. Por razones que nunca acabo de comprender, pero que pasan en esta vida alocada que llevamos, perdimos el contacto durante muchos años. Ayer nos encontramos, nos dimos un abrazo, nos sentamos a comer y a los cinco minutos parecía que nunca nos hubiésemos separado. Unos kilos de más, algunas arrugas impertinentes y menos pelo (sobre todo yo), pero todo parecía igual, como si el tiempo no hubiese pasado.
¡Qué extraño es esto de la amistad! No se basa necesariamente en el contacto regular. Yo creo que ni tan siquiera es necesario. Con cuánta gente nos tratamos regularmente, nos hablamos, y no les consideramos amigos. Es algo más profundo y difícil de explicar. ¿Por qué nos hacemos amigos de unas personas y en cambio otras a las que tratamos incluso con más frecuencia nunca llegan a serlo? En muchos casos se trata de que compartimos ideas, valores y creencias, pero no siempre, pues podemos ser amigos de personas muy diferentes a nosotros. Es algo parecido al amor, ¿por qué nos enamoramos de alguien? Cuántas explicaciones se han dado y qué poco nos convencen.
Para mí es algo más profundo; son, sobre todo, sentimientos que se comparten, vivencias en común, cariño. Como suele decirse "la familia nos viene dada y a los amigos los elegimos". Y cuando uno ha recorrido una buena parte de su trayectoria vital, como es mi caso, esos amigos que uno ha ido construyendo a lo largo de su vida se hacen cada vez más importantes, más necesarios. Y, en consecuencia, uno disfruta más con su compañía y la busca conscientemente como parte importante de su vida.
Estoy feliz por haber recuperado a un amigo al que hacía tanto que no veía. Y por eso recomiendo, como medida de salud, disfrutar de los amigos.
Muchas gracias.