martes, 25 de noviembre de 2014

"La España de charanga y pandereta" (segunda parte)

En esta España ,que en mi última entrada definía como de "charanga y pandereta", ha irrumpido un nuevo personaje: el pequeño Nicolás. Y lo ha hecho trayendo consigo castañuelas, bombos y platillos, y cuanta parafernalia se necesita para animar la fiesta.

No voy a dedicar una palabra a describir al personaje, pues seguro que es de todos conocido, pero su presencia en los medios de comunicación y en las esferas del poder me llevan a algunas reflexiones que deseo compartir con vosotros.

La historia que cuenta no tiene más que dos análisis posibles, que sea todo el montaje de un megalómano enloquecido, o que sea verdad. Cualquiera de las dos opciones me produce preguntas un tanto inquietantes. Situémonos en la primera posibilidad: el pequeño Nicolás es un farsante, un friki que se inventa la realidad, se cree lo que cuenta y se monta una película que llega hasta donde todos los ciudadanos hemos podido comprobar. Dos preguntas se me ocurren:

  • Siendo todo una farsa, ¿a qué vienen los desmentidos de lugares tan "importantes" como la Casa Real, la Vicepresidencia del Gobierno, el Ministerio de Defensa, el CNI...? ¿Qué temen? ¿Acaso que los inocentes ciudadanos nos traguemos la bola? ¿O es que no es una bola?
  • ¿Es tan sencillo estar presente en la ceremonia de coronación del nuevo rey? ¿o estar sentado al lado de Rajoy o de Aznar?... ¿así funciona nuestra Seguridad Nacional?  No es que sean temas que me preocupen demasiado, pero si es tan fácil, sobran los millones de euros que nos gastamos en seguridad.
Vayamos a la segunda posibilidad: el pequeño Nicolás dice la verdad. Resulta muy difícil situarse en esa posición. Todavía tenemos cierto respeto a las instituciones del Estado --a pesar del esfuerzo de los gobernantes actuales por dejarlas sin credibilidad-- para aceptar tamaño desatino. Solo a un pirómano se le ocurriría encargar cualquier actividad medianamente seria a un personaje de sainete como el pequeño Nicolás. ¿Existe ese pirómano? Qué estupendo argumento para que Valle Inclán nos hubiera deleitado con uno de sus esperpentos.

Esperpento, megalómano, agente del CNI... ahi tenemos al pequeño Nicolas  ocupando los espacios de los informativos de la televisión y las primeras páginas de los periódicos más influyentes, mientras los ciudadanos seguimos con la boca abierta, sin creernos lo que nos está pasando.

Esta es la España de Rajoy; hemos pasado del plasma a la sobreinformación de Nicolás. Viene a cuento recordar aquella frase, creo que fue de Cánovas: "españoles son los que no pueden ser otra cosa". Ahí estamos 
.
Muchas gracias.

  

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