domingo, 16 de noviembre de 2014

"El artículo inútil"

Así titula Javier Marías su columna habitual en EL PAÍS SEMANAL de hoy. Se queja a lo largo de ella de la práctica de la piratería cultural y de la importancia que ésta tiene en España, a sabiendas de que su columna no tendrá repercusión alguna. "No es que tenga confianza en que ninguna influya lo más mínimo, ni haga recapacitar a nadie, ni ayude a ver a los lectores algo desde un punto de vista que no habían adoptado", escribe Marías, de ahí el título del artículo.

Su lectura me ha llevado a reflexionar una vez más sobre el fenómeno de la piratería cultural y su gran arraigo en España. ¿Es casualidad? ¿Tiene explicación? Trataré de analizar con objetividad el fenómeno. Para ello voy a echar una mirada atrás, hace unos 30 o 40 años -cuando no existía Internet y sí había producción cultural. Si uno quería un libro o un disco tenía dos opciones: ir a una tienda a comprarlo o entrar en ella y robarlo. Como la segunda era peligrosa y podía traer consecuencias desagradables, la inmensa mayoría optábamos por pagar lo que nos pedían o quedarnos sin el libro. Había robos, pero eran escasos en relación con el volumen de lo que se vendía.

¿Qué ocurre hoy? Algo tan sencillo como el que robar es más fácil. Se puede hacer sin que nadie se entere, o en todo caso el amigo ante el que te jactas de haber robado y le explicas cómo lo puede hacer él directamente. Porque no nos olvidemos: estamos hablando de robar, pues no es otra cosa la piratería cultural.

¿Y por qué roba tanta gente?, nos podemos preguntar. La respuesta es la misma que daríamos a estas otras preguntas, ¿por qué se sigue votando a partidos que se financian ilegalmente, que tienen a dirigentes en la cárcel por delitos de corrupción? ¿por qué siguen en sus puestos dirigentes políticos imputados? ¿por qué se produce el escándalo de las tarjetas "black" de Bankia y no pasa nada relevante? Porque vivimos en un país donde la corrupción está generalizada y se considera "normal". Unos piratean películas, otros se llevan folios del trabajo, otros utilizan el horario laboral para resolver sus asuntos personales... Si ya sé que no es lo mismo eso que levantar varios millones de euros de dinero público y llevárselo a Suiza. Pero el que piratea ya le gustaría hacer lo mismo si pudiera. Como dice Marías, se acepta que "no hay nada malo en coger lo ajeno, salvo si me lo cogen a mí". Esa corrupción generalizada es una de las muchas herencias del franquismo que no solo no se han combatido, sino que la "opulencia" sobrevenida la ha aumentado.

Recuerdo que hace un tiempo el presidente de Alemania dimitió porque se descubrió que había copiado en su tesis doctoral. En principio pensé, ¡"qué ejemplo de convicciones democráticas"! Viéndolo más detenidamente no le dí tanto mérito al personaje, pues a fin de cuentas había copiado, sino a la sociedad alemana que no permite que la represente una persona capaz de haberse corrompido. Esa es la explicación de la dimisión: Alemania, el país, la sociedad, no puede estar representada por un corrupto, aunque esa corrupción no parezca tan grave o se haya producido hace muchos años.
Y mientras en nuestro país no lleguemos a esa conciencia ciudadana que tenga tolerancia cero con la corrupción, ésta no desaparecerá de nuestro entorno por muchas leyes que dediquemos al asunto.

Muchas gracias.

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