Menudo revuelo se ha montado por la decisión del PSOE de votar a favor de la propuesta no de ley de Izquierda Unida para anular el artículo 135 de la Constitución. Para quien se le haya olvidado, ese artículo, negociado en una noche por Zapatero y Rajoy, da prioridad al pago de la deuda (a los bancos, claro está) sobre cualquier gasto de carácter social que fuera necesario. Esa modificación de la Constitución (que hasta entonces, y también hoy, se decía y se dice inmodificable), hecha con nocturnidad y alevosía, fue, en mi opinión, una de las manifestaciones más claras de que el PSOE había perdido el rumbo, y uno de los motivos de su descalabro electoral posterior.
Cualquier intento del PSOE para recuperar la credibilidad, creo yo, pasa por rectificar ésta y otras medidas llevadas a cabo en la segunda legislatura de Zapatero. Así lo ha debido entender Pedro Sánchez al adoptar la decisión antes señalada y explicar públicamente que fue un error. Y ello, a pesar de que él fuera uno de los que cometieron ese error, votando la modificación del artículo 135 hace tres años. ¡¡Vaya sacrilegio considerar errónea una decisión de tu propio partido y que tu mismo apoyaste!!
Desde todos los ámbitos, partidos políticos y medios de comunicación, han llovido las críticas sobre Pedro Sánchez. Si votó favorablemente en 2011, ¿cómo puede ahora decir lo contrario? ¿Cómo se puede poner en duda el pago de la deuda o darle más importancia a las necesidades básicas de los ciudadanos? Eso no es serio, nos dicen. ¿¿¿Los mercados nos lo harán pagar???
Hay algo que no entiendo: si todos los partidos admiten que pueden cometer errores, ¿la forma de rectificar no es reconociéndolos? Parece que debería ser así. O quizás es que dicen cometerlos pero no están dispuestos a rectificar.
Tengo que reconocer que esta decisión es la primera que me permite tener alguna esperanza (aún poca) sobre una posible regeneración del PSOE. Cometió muchos errores, y es imprescindible para ganar credibilidad reconocerlos y analizar sus causas para adoptar medidas que permitan que no vuelvan a ocurrir.
Es por ello que quiero felicitar a Pedro Sánchez, aunque tengo algunas objeciones que plantearle:
Cualquier intento del PSOE para recuperar la credibilidad, creo yo, pasa por rectificar ésta y otras medidas llevadas a cabo en la segunda legislatura de Zapatero. Así lo ha debido entender Pedro Sánchez al adoptar la decisión antes señalada y explicar públicamente que fue un error. Y ello, a pesar de que él fuera uno de los que cometieron ese error, votando la modificación del artículo 135 hace tres años. ¡¡Vaya sacrilegio considerar errónea una decisión de tu propio partido y que tu mismo apoyaste!!
Desde todos los ámbitos, partidos políticos y medios de comunicación, han llovido las críticas sobre Pedro Sánchez. Si votó favorablemente en 2011, ¿cómo puede ahora decir lo contrario? ¿Cómo se puede poner en duda el pago de la deuda o darle más importancia a las necesidades básicas de los ciudadanos? Eso no es serio, nos dicen. ¿¿¿Los mercados nos lo harán pagar???
Hay algo que no entiendo: si todos los partidos admiten que pueden cometer errores, ¿la forma de rectificar no es reconociéndolos? Parece que debería ser así. O quizás es que dicen cometerlos pero no están dispuestos a rectificar.
Tengo que reconocer que esta decisión es la primera que me permite tener alguna esperanza (aún poca) sobre una posible regeneración del PSOE. Cometió muchos errores, y es imprescindible para ganar credibilidad reconocerlos y analizar sus causas para adoptar medidas que permitan que no vuelvan a ocurrir.
Es por ello que quiero felicitar a Pedro Sánchez, aunque tengo algunas objeciones que plantearle:
- La medida es positiva, pero es claramente insuficiente. Es necesario realizar un análisis crítico de las etapas pasadas, tanto a nivel de funcionamiento de partido como de la labor de gobierno y oposición. Sólo una autocrítica seria favorecerá la recuperación de sus votantes.
- Ningún brindis al sol. Esta iniciativa hay que llevarla adelante en cuanto se tenga oportunidad. Si no fuera así, la decepción sería mayúscula.
- Ese reconocimiento de los errores cometidos debe ser el fruto de una reflexión colectiva y pública, de toda la militancia que permita marcar un nuevo camino, lo que no parece que haya ocurrido en esta ocasión.
Y a esas viejas "glorias" a las que les cuesta reconocer errores, se llamen Zapatero o Chaves, les diría que ellos deberían ser los primeros en aceptarlos y así ayudar a que el partido y los ciudadanos de izquierda recuperen un camino que ahora está completamente perdido. No basta con una sonrisa, señor Rodríguez Zapatero.
Muchas gracias.