Estos últimos días una noticia ha sacudido nuestras conciencias como un latigazo en plena espalda: el secuestro, por la organización terrorista Boko Haram, de trescientas niñas nigerianas. La razón de tal salvajada, según sus secuestradores, es que las niñas iban a la escuela. En vez de ir a la escuela estos asesinos les han buscado un futuro mejor: venderlas al mejor postor y violarlas.
Acciones similares -- si no son secuestros pueden ser tiros en la cabeza, palizas o rechazo social -- ocurren diariamente en muchos otros países: Afganistan, Pakistan, India... “Lo que ocurrió en Nigeria no es un hecho aislado. Es una historia que vemos repetida todos los días mientras jóvenes de todo el mundo arriesgan sus vidas para cumplir sus sueños”, aseguró Michele Obama, aprovechando el espacio radiofónico que suele utilizar su marido todos los domingos. Junto a la esposa del presidente Obama, millones de mujeres y de hombres han levantado su voz para repudiar este secuestro.
¿Por qué estos energúmenos no quieren que las chicas estudien? Porque haciéndolo ellas tendrán más capacidad para rechazar las barbaridades que defienden sus secuestradores, porque estudiando estas niñas serán más libres y más capaces para establecer su propio futuro. Nada de eso interesa al terrorismo islamista.
A otros niveles menos extremos la educación viene siendo atacada en muchos países. En nuestra "avanzada" Europa estamos asistiendo a un recorte generalizado, especialmente en los países del sur, del presupuesto de educación. España nos sirve de ejemplo: recortes en los fondos dedicados a la educación, reducción del número de profesores y de los sueldos que perciben, rebajas en las becas, subida de las matriculas...
Las razones de estos ataques son parecidas a las que enarbolan los terroristas, aunque sus métodos sean muy diferentes y no violentos. Nuestros gobernantes opinan que la educación no es un derecho de todos sino solo de unos pocos, de aquellos que tienen medios para costeársela, para sus propios hijos y los de los amigos. Según ellos, el resto, los desfavorecidos, sólo necesitan la mínima educación que les permita hacer bien su trabajo y aceptar el mundo tal como está.
El acceder a la educación es una forma de poder avanzar en el proyecto vital de cada uno, de que se abran nuevas perspectivas de vida. Una sociedad educada es siempre más critica, más comprometida y más exigente con sus gobernantes. Acceder a la educación es ser más libre, más coherente y más responsable.
La educación es un arma que nos abre el futuro. Defendamos que sea para todos.
Muchas gracias.
Acciones similares -- si no son secuestros pueden ser tiros en la cabeza, palizas o rechazo social -- ocurren diariamente en muchos otros países: Afganistan, Pakistan, India... “Lo que ocurrió en Nigeria no es un hecho aislado. Es una historia que vemos repetida todos los días mientras jóvenes de todo el mundo arriesgan sus vidas para cumplir sus sueños”, aseguró Michele Obama, aprovechando el espacio radiofónico que suele utilizar su marido todos los domingos. Junto a la esposa del presidente Obama, millones de mujeres y de hombres han levantado su voz para repudiar este secuestro.
¿Por qué estos energúmenos no quieren que las chicas estudien? Porque haciéndolo ellas tendrán más capacidad para rechazar las barbaridades que defienden sus secuestradores, porque estudiando estas niñas serán más libres y más capaces para establecer su propio futuro. Nada de eso interesa al terrorismo islamista.
A otros niveles menos extremos la educación viene siendo atacada en muchos países. En nuestra "avanzada" Europa estamos asistiendo a un recorte generalizado, especialmente en los países del sur, del presupuesto de educación. España nos sirve de ejemplo: recortes en los fondos dedicados a la educación, reducción del número de profesores y de los sueldos que perciben, rebajas en las becas, subida de las matriculas...
Las razones de estos ataques son parecidas a las que enarbolan los terroristas, aunque sus métodos sean muy diferentes y no violentos. Nuestros gobernantes opinan que la educación no es un derecho de todos sino solo de unos pocos, de aquellos que tienen medios para costeársela, para sus propios hijos y los de los amigos. Según ellos, el resto, los desfavorecidos, sólo necesitan la mínima educación que les permita hacer bien su trabajo y aceptar el mundo tal como está.
El acceder a la educación es una forma de poder avanzar en el proyecto vital de cada uno, de que se abran nuevas perspectivas de vida. Una sociedad educada es siempre más critica, más comprometida y más exigente con sus gobernantes. Acceder a la educación es ser más libre, más coherente y más responsable.
La educación es un arma que nos abre el futuro. Defendamos que sea para todos.
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