lunes, 3 de diciembre de 2012

Privatizar la sanidad pública

Goebbels, paradigma de la propaganda fascista, mantenía que bastaba con que algo se dijera repetidas veces para que se convirtiera en realidad.  Esa trampa de llamar "realidad" a lo que uno quiere que ésta sea se ha convertido en habitual en el gobierno de Rajoy. Escuchamos diariamente, a todas horas, que la realidad impone hacer esto o aquello o que lo que hacen no queda más remedio que hacerlo porque la realidad lo exige.

Uno de los mantras del que ahora nos intentan convencer es que para sostener el servicio público de salud es necesario privatizar su gestión. Nos lo dicen continuamente, sobre todo, en Madrid y en Valencia, comunidades abanderadas de la política popular, creyendo que basta con decirlo para convertirlo en una verdad indiscutible.

Nos dicen que hay que racionalizar el gasto y que eso lo hace mejor una empresa privada.  No nos dicen, en cambio, que si el gasto en esas comunidades es "irracional" no se debe a una mala utilización por parte de los ciudadanos del servicio de salud sino a una mala gestión de los políticos del Partido Popular que, en busca de votos y de comisiones ilegales en algunos casos, han abierto hospitales donde no eran necesarios o han otorgado concesiones a empresas de su confianza aunque fuera un despilfarro.

Nos dicen que la empresa privada puede gestionar mejor con menos dinero y encima consiguiendo un beneficio (pues si no, no invertirían) y sin que la calidad del servicio disminuya y eso no hay quien se lo crea. No nos dicen, por ejemplo, que los dueños de Capio (la empresa concesionaria de la mayoría de los hospitales de Madrid) es lo que se llama un "hedge fund", es decir, un fondo de capital riesgo americano, cuyo único objetivo es la especulación financiera.  Estos fondos son los mismos que cada día especulan en el mercado financiero, creándonos los problemas que ya conocemos, y lo que buscan es obtener unos beneficios superiores a los que obtendrían en condiciones normales, de forma que retiran sus fondos en cuanto piensan que no lo van a conseguir.

No nos dicen tampoco que al frente de estas empresas "españolas" están en muchos casos los mismos gestores que antes estaban en los cargos públicos. Primero se dedicaron a "irracionalizar" el sistema de salud, a abrir grietas en su estructura para que surgiera la necesidad de "racionalizar", y ahora van a conseguir que funcione mejor con menos dinero. ¿Alguien se puede creer semejante patraña?

Los ciudadanos no nos lo creemos. Ahí están los datos, el 92 por 100 de la población, según una encuesta que publicaba ayer EL PAÍS, considera que el actual sistema público de salud funciona bien, y las manifestaciones de médicos, enfermeros, personal sanitario y usuarios, que se repiten por toda la geografía, confirman que no nos vamos a tragar ese sapo.

La lucha continua.

Muchas gracias.

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