He pasado unos días en el País Vasco visitando a un amigo entrañable, y los buenos oficios de otro amigo -igual de entrañable- me han llevado a asistir a tres conciertos dentro del macroprograma de música clásica "Musika-Música" organizado por la Fundación Bilbao 700-III Millenium en el Palacio Euskalduna Jauregia de Bilbao, durante el fin de semana pasado.
Yo que soy un lego en música clásica, me gusta mucho oirla pero no formo parte de ese "selecto"grupo de los que asisten con frecuencia a conciertos, tengo que reconocer que el evento me ha impresionado muy favorablemente por la asistencia masiva de público. Se han celebrado sesenta y nueve conciertos en tres días, en cinco salas en paralelo, y la inmensa mayoría de ellos han colgado el cartel de "no hay entradas". Más de treinta mil entradas vendidas. A esto hay que añadir otros veintiun conciertos más protagonizados por los conservatorios de toda España, que se celebraban en los espacios abiertos del palacio.
Los pasillos del Euskalduna eran un hervidero de personas yendo de una sala a otra, haciendo largas colas para entrar y disfrutando enormemente, no había nada más que ver su cara. Había mujeres y hombres, jóvenes y menos jóvenes, matrimonios con hijos, el mismo público que puede uno encontrar en cualquier otra manifestación de masas. Aunque he reconocido no ser un asiduo a los conciertos de música clásica sí que he ido a suficientes como para percibir que el público de este fin de semana era "diferente", más popular, diría yo.
Me he preguntado sobre la razón de esta diferencia y creo haber encontrado algunas respuestas: el precio de las localidades, 5, 7 o 9 euros según la sala y el concierto al que se asistía; el formato de los conciertos cuya duración máxima era de una hora; y, por último, la calidad de los interpretes y la buena elección de las piezas ejecutadas.
"Músika-Música" me ha convencido de que la música clásica puede y debe ser popular, y que si no lo es tanto se debe a que hay intereses sectarios que trabajan para que no lo sea. Un detalle muy significativo es la nula repercusión mediateca de este acontecimiento. Lo popular no es noticiable.
Y hablando de popular no puedo dejar de contar que mientras esperaba en la cola para entrar a uno de los conciertos a los que asistí, me encontré delante, también de pié y esperando su turno, a Inaki Altuna el alcalde de Bilbao. Tengo que reconocer que es la primera vez que he visto a un alto cargo político haciendo cola para ver un espectáculo. Me he encontrado también algunas veces con el reconocido melómano Alberto Ruiz Gallardón, pero nunca haciendo una cola, sino bien situado en un sitio privilegiado del auditorio. Y eso que es "popular"!.
Son las contradicciones de nuestro lenguaje, o mejor del uso que de él se hace, lo que se cree que es elitista se comprueba que es muy popular y los que se llaman populares están muy alejados del pueblo.
Muchas gracias.
Yo que soy un lego en música clásica, me gusta mucho oirla pero no formo parte de ese "selecto"grupo de los que asisten con frecuencia a conciertos, tengo que reconocer que el evento me ha impresionado muy favorablemente por la asistencia masiva de público. Se han celebrado sesenta y nueve conciertos en tres días, en cinco salas en paralelo, y la inmensa mayoría de ellos han colgado el cartel de "no hay entradas". Más de treinta mil entradas vendidas. A esto hay que añadir otros veintiun conciertos más protagonizados por los conservatorios de toda España, que se celebraban en los espacios abiertos del palacio.
Los pasillos del Euskalduna eran un hervidero de personas yendo de una sala a otra, haciendo largas colas para entrar y disfrutando enormemente, no había nada más que ver su cara. Había mujeres y hombres, jóvenes y menos jóvenes, matrimonios con hijos, el mismo público que puede uno encontrar en cualquier otra manifestación de masas. Aunque he reconocido no ser un asiduo a los conciertos de música clásica sí que he ido a suficientes como para percibir que el público de este fin de semana era "diferente", más popular, diría yo.
Me he preguntado sobre la razón de esta diferencia y creo haber encontrado algunas respuestas: el precio de las localidades, 5, 7 o 9 euros según la sala y el concierto al que se asistía; el formato de los conciertos cuya duración máxima era de una hora; y, por último, la calidad de los interpretes y la buena elección de las piezas ejecutadas.
"Músika-Música" me ha convencido de que la música clásica puede y debe ser popular, y que si no lo es tanto se debe a que hay intereses sectarios que trabajan para que no lo sea. Un detalle muy significativo es la nula repercusión mediateca de este acontecimiento. Lo popular no es noticiable.
Y hablando de popular no puedo dejar de contar que mientras esperaba en la cola para entrar a uno de los conciertos a los que asistí, me encontré delante, también de pié y esperando su turno, a Inaki Altuna el alcalde de Bilbao. Tengo que reconocer que es la primera vez que he visto a un alto cargo político haciendo cola para ver un espectáculo. Me he encontrado también algunas veces con el reconocido melómano Alberto Ruiz Gallardón, pero nunca haciendo una cola, sino bien situado en un sitio privilegiado del auditorio. Y eso que es "popular"!.
Son las contradicciones de nuestro lenguaje, o mejor del uso que de él se hace, lo que se cree que es elitista se comprueba que es muy popular y los que se llaman populares están muy alejados del pueblo.
Muchas gracias.
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