Desde hace años somos muchos los que denunciamos el desmantelamiento de la educación pública que viene desarrollando el Partido Popular, allí donde gobierna. Hasta ahora ese ataque no era frontal, se producían escaramuzas, se recortaba algún crédito, se reforzaba la concertada, y no se hacía con la misma intensidad en todas las comunidades autónomas en manos del Partido Popular.
Después de la victoria aplastante de los populares en las elecciones de mayo, y ante la ya anunciada que se producirá en las generales de noviembre, se ha abierto la veda para la caza de la educación pública. Y para ello se echa mano de un argumento incontestable: estamos atravesando una profunda crisis. El ataque ahora es generalizado: Madrid, Castilla la Mancha. Galicia, Pais Valenciano, Murcia. El melón de los recortes en educación se está repartiendo, y los respectivos consejeros autonómicos rivalizan en ser los que más recortan.
El problema se ha convertido en un tema de preocupación nacional: profesores que preparan una huelga, padres que se quejan, alumnado que no está de acuerdo con las medidas. Noticia de portada, incluso en la televisión.
Así hemos estado durante las últimas semanas sin que oyéramos una voz desde el Ministerio de Educación. ¿Se habían quedado mudos? o ¿es que el tema no les afecta?
Ayer, por fin, el ministro Gabilondo ofrecía ayer una entrevista en un contexto amigable: el periódico EL PAÍS. Recomiendo vivamente su lectura, pero para aquellos que no lo hayan hecho, voy a reproducir algunos comentarios del Ministro:
Le preguntan "¿España puede permitirse recortes en educación? ... "Creo que educación y sanidad deberían quedar al margen de políticas de recorte". Y yo me pregunto, ¿qué significa "creo" en un político, cuando el candidato socialista Pérez Rubalcaba ha manifestado claramente que si gana las elecciones no habrá recortes en educación?
"Sabe usted cuál es el alcance del tijeretazo en las autonomías y a cuántos profesores va a afectar?" "No, no lo sé". Bueno, yo, que solo soy un interesado en la educación, alguna idea tengo, aunque sea solo por la prensa.
Pero no nos preocupemos porque la entrevista, como le pasa al buen vino, va mejorando conforme avanza. "Si no fuera ministro, como profesor, ¿se manifestaría?" "No lo sé. Lo que sí haría es hacer valer mis razones de manera democrática y clara". Debemos entender, entonces, que manifestarse no es una manera democrática de hacer valer las razones. Y qué poco sabe este ministro, ¿no os parece?
"¿Está de acuerdo en que cuántos menos profesores, menos posibilidades de luchar contra el fracaso y el abandono?" "Yo no quiero hacer de Consejero de Educación", contesta (¿y de ministro?, pregunto yo), "pero lo que digo es que cuidado con estas cosas, porque afectan muy directamente a la calidad de la educación". ¿Para bien o para mal?, no lo sabemos.
"Si estuviera en un gobierno autónomo, ¿recortaria algo en educación?" le preguntan. "Quien recorta finalmente es el parlamento autónomo. Yo, desde luego, trabajaría todo lo que pudiera para hacer los mínimos posibles". ¿Es tan dificil afirmar categóricamente que no haría recortes en educación, como ha hecho Rubalcaba, o es que este ministro está de acuerdo con que se hagan --como ya se ha hecho estos años en el propio ministerio?
Después de tanta precisión y contundencia en las respuestas a mi me habría gustado que al ministro Gabilondo le hubiesen preguntado ¿para qué sirve un ministro de educación como usted? Que cada uno responda lo que piense.
Muchas gracias.
Es impresionante la indefinición de las respuestas del Sr. Ministro en un momento tan complicado como este.
ResponderEliminarA veces cuando uno no se quiere mojar, queda peor que si realmente lo hubiera hecho. Gracias, Emilio.
ResponderEliminarTeresa Pedraz