jueves, 29 de septiembre de 2011

¡Todos con la marea verde!

Ayer estuve en la concentración de profesores, padres/madres y alumnos ante la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.  Meterse en la marea verde, oir sus quejas, leer sus pancartas y vivir sus emociones y su indignación es algo que todos los ciudadanos deberíamos hacer. Es una experiencia que te reconforta, te da esperanzas en este momento de presente estremecedor y futuro enengrecido.

La lectura de las pancartas fue una lección sencilla y concreta de los problemas de la educación en Madrid y de las consecuencias de los recortes de Esperanza Aguirre: "diez profesores menos" --en otros institutos eran doce o catorce. Pero en todos había habido recortes. ¿Con qué "facundia" --como diría González Pons-- se puede afirmar que los recortes no afectan al número de profesores de cada centro?  Más alumnos y menos profesores significa grupos más numerosos.  Eso es matématicas, que diría Obama. Y así  me lo contaron de viva voz muchos de los compañeros con los que hablé: "tengo grupos de 36 alumnos", alguno me habló de ¡cuarenta!  ¿Alguien puede creerse que con esos grupos supernumerosos (en contra de la legalidad vigente), se puede impartir una educación de calidad?

Respecto al aumento de las horas lectivas, varios compañeros me recordaron que tres horas más significa un grupo más, es decir 36 o 40 alumnos más que añadir a los más de 150 que ya tienen. ¿Alguna autoridad educativa madrileña ha medido lo que eso significa en horas de trabajo de un profesor?  Preparar nuevas clases, corregir más ejercicios, atender a más alumnos y a sus familias.

Las pancartas también eran muy expresivas recordando las declaraciones de Lucía Figar en la pasada reunión de Comunión y Liberación, en Rímini, en defensa de la escuela religiosa. Y eso nadie lo ha olvidado. Como que los recortes afectan a la educación pública pero no a la concertada. Lo que se supone que se va a ahorrar con estos recortes es inferior a los beneficios fiscales que el gobierno de Esperanza Aguirre ha concedido a las familias que llevan a sus hijos a los colegios privados puros. ¿Por qué no ha recortado ahí?  Afectaría a muchas menos familias y con mucho más poder adquisitivo.

Esta lucha va a ser larga y difícil, y hay que prepararse para ello. Hay que dosificar el esfuerzo para no quemarse. Hay que ser paciente, luchar con eficacia e imaginación, desarrollando actividades que no nos agoten y que perjudiquen lo menos posible a nuestros alumnos.  Ellos necesitan aprender y nosotros queremos que aprendan, porque la escuela pública es y debe ser el lugar donde mejor y más se aprende.
Hay que coordinarse bien, buscar formas organizativas que permitan mantener la lucha sin esfuerzos sobrehumanos por nuestra parte --que a la larga no podremos mantener-- y dedicar el tiempo necesario para explicar nuestras razones a la ciudadanía y ganarnos su apoyo.

¡Todos con la marea verde!

Muchas gracias.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Defendamos la educación pública. Mejoremos el funcionamiento de los centros

Esta mañana en una entrevista periodística José María Maravall, primer ministro de educación del PSOE, afirmaba que "en educación, el PP es como Atila". ¡Qué gran verdad!  Lo estamos viendo estos días con las medidas que están adoptando en una buena parte de las comunidades autónomas en que gobierna.

Recuerdo que en Madrid ya se ha pasado de una proporción de 70 por 100 frente a 30, a favor de la enseñanza pública hace diez años, a estar ahora empatados en un 50 por 100. La enseñanza concertada deja de ser "subsidiaria" de la pública --que era su funcion inicial-- para convertirse en principal.  Ese es el objetivo de la linea ultraliberal del PP.  Y frente a eso, como hemos dicho en varias ocasiones, hay que oponerse radicalmente. Nos jugamos mucho.

De todas formas, siendo muy importante esa oposición a las medidas actuales, no es suficiente. Es necesario que, en paralelo, aprovechemos la ocasión para mejorar sensiblemente el funcionamiento de los centros donde estemos -- tanto como profesores como tambien padres y alumnos.  Muchos de los problemas de la educación pública están en su interior, en la actitud de determinados profesores, en la falta de liderazgo de bastantes equipos directivos, en la falta de colaboración de las familias o en la actitud negativa del estudiantado.

Tenemos que convencer a la ciudadanía, a las madres y padres que han dejado de llevar a sus hijos a los centros públicos, de que éstos funcionan mejor que los privados/concertados, que la calidad de la educación que se imparte en ellos es excelente, que la diversdidad del alumnado no es un problema sino un activo que favorece la calidad de la educación.

Hay que conseguir que los centros públicos se conviertan en comunidades de aprendizaje, donde el profesorado trabaja colectivamente para mejorar la educación de sus alumnos, que éstos ejercen una democracia real en su seno y que las familias forman parte de la vida del centro.  Que los profesores somos facilitadores del aprendizaje de los alumnos, que tenemos en cuenta sus necesidades y sus capacidades, que ayudamos con el mismo interés y entrega a los que tienen problemas de aprendizaje que a los alumnos superdotados. Que creemos en el esfuerzo, tanto el personal como el colectivo, como condición necesaria para conseguir resultados.

Me consta que en muchos centros esta labor se viene desarrollando desde hace tiempo, a pesar de que las administraciones no ayuden; se trata de aprovechar este momento para potenciar esa dinámica.  Esperanza Aguirre y compañía lo que quieren con sus medidas es terminar de desmoralizarnos, reforzar esa linea de deterioro que consiste en desanimarse, afirmar que no se puede hacer nada y "pasar". Hagamos lo contrario: nos oponemos a sus medidas pero también nos oponemos a que las cosas funcionen mal, sobre todo, aquellas que dependen de nosotros.

¡Defendamos la escuela pública fuera y dentro de los centros!

Muchas gracias.

jueves, 22 de septiembre de 2011

La lengua de Esperanza Aguirre

Como todas las personas preocupadas por la situación de la educación pública en la Comunidad de Madrid, sigo diariamente las valientes y decididas acciones que profesores, padres y alumnos vienen realizando en su defensa.  Y no deja de sorprenderme las declaraciones que Esperanza Aguirre ha hecho sobre el tema.

Algunos piensan que se ha vuelto loca, "que se le ha ido la olla", pues lo que dice no hace otra cosa que calentar más un ambiente ya bastante caldeado. ¿Por qué lo hace? ¿Es que esa lengua desatada que tiene la traiciona? ¿Se le escapa lo que realmente piensa sin querer? "El que tiene boca se equivoca", dijo para justificar una de sus barbaridades.

¿Alguien puede creerse que Esperanza Aguirre, exministra de educación y 30 años en el primer plano de la política, dice cosas sin pensarlas antes, que "da puntadas sin hilo"? Yo no lo creo. Si fuera así no habría llegado adonde está y no sería una de las dirigentes del Partido Popular.

¿Qué busca, entonces? nos podemos preguntar. ¿Qué pretende, provocando al profesorado con lo de "que trabajan solo 20 horas" o poniendo en cuestión la gratuidad de la educación?

En mi opinión, Esperanza Aguirre, que es la punta de lanza del ataque a la educación pública desde las posiciones conservadoras, y que ya ha conseguido un importante deterioro de ésta en la Comunidad de Madrid, ha decidido dar la batalla final, "la madre de todas las batallas". Para ello se aprovecha de una coyuntura extremadamente favorable: predominio del Partido Popular en los gobiernos autonómicos, crisis económica que se convierte en una estupenda disculpa para justificar recortes, y un partido socialista --y un Ministerio de Educación-- totalmente debilitado y sin respuesta.

Es el mejor momento para acabar con cualquier tipo de resistencia e imponer su modelo: un potente sistema de educación privado y concertado y una educación pública sin medios, destinada al fracaso y a la marginalidad.

Y en eso andan ella y sus compañeros de partido en otras comunidades autónomas, y lo único que lo está impidiendo es la lucha. Por eso es tan importante seguir en la brecha y apoyar las movilizaciones del profesorado.  Que sepan que cuentan con el apoyo de toda la sociedad.  ¡Es una batalla que no podemos perder!

Muchas gracias.

viernes, 16 de septiembre de 2011

¿Para cuándo reformar nuestro sistema educativo?

El "Panorama de la Educación 2011" de la OCDE, que fué presentado hace un par de días por Mario Berdera, Secretario de Estado de Educación y Formación Profesional, ha vuelto a poner en evidencia los clamorosos deficits de nuestro sistema educativo.

El diario EL PAÍS, comentando este asunto señalaba en un editorial, que "el sistema educativo español necesita una revisión profunda que no pasa necesariamente por la inveterada costumbre de derogar y dictar nuevas leyes". Coincido plenamente con ese análisis.

Los problemas de nuestro sistema, su clara ineficiencia y su mediocridad residen en su propia estructura. ¿Cómo van a aprender –interiorizar, hacer suyos los conocimientos- nuestros alumnos si se pasan ¡15 años! sentados en una silla, escuchando historias totalmente ajenas a sus intereses?  ¿Cómo van a aprender si lo que les enseñan, en muchas ocasiones, no es apropiado a su edad ni adecuado a sus necesidades de aprendizaje?  ¿Cómo van a aprender si los conocimientos que les intentan transmitir no provienen de situaciones reales sino de currículos librescos y desfasados? ¿Cómo van a aprender si se sigue enseñando, en la mayoría de los casos, igual que hace un siglo, olvidándose de que vivimos en una sociedad de la información y la comunicación?
¿Cómo van a funcionar los centros educativos si no están concebidos como comunidades de aprendizaje, si cada profesor –amparándose en la libertad de cátedra- actúa en su clase a su antojo, si el trabajo colectivo brilla por su ausencia?  Los centros educativos, que son la clave para el buen funcionamiento del sistema, se reducen a ser los locales donde se imparten las clases y se celebran  -cuantas menos mejor-  algunas reuniones burocráticas, obligados por la legislación vigente.
A las autoridades educativas sólo les preocupa el número de clases que imparte cada profesor.  Lo estamos viendo con las medidas adoptadas últimamente por varias comunidades autónomas. ¿Es que a nadie se le ha ocurrido pensar que si se aumenta el número de horas lectivas se disminuye el de horas dedicadas a otras tareas, que son tan o más importantes que las primeras?
Ante esta situación, ante el nulo reconocimiento a todo trabajo que no sea dar clases con alumnos, la dinámica que se le impone al profesorado es la de dar esas clases y “olvidarse” de lo demás. Y eso nos lleva irremediablemente a lo que somos: un sistema educativo ineficiente y mediocre. 

Muchas gracias.  

martes, 13 de septiembre de 2011

Mugaritz

La semana pasada tuve la suerte de cenar en Mugaritz, de la mano de un amigo que me abre las puertas de los monumentos de la gastronomía española.  Hace unos meses había estado en El Bulli (creo que fue una de mis primeras entradas a este blog), y ahora nos tocaba --siguiendo una ruta espectacular-- Mugaritz.

Las lineas gastronómicas de ambos cocineros son paralelas, pues no podemos olvidar que Andoni Luis Adúriz se formó con Adrià y han trabajado juntos en multitud de ocasiones. Pero ese paralelismo, en mi opinión, tiene muchas diferencias que probablemente se complementan más que se contradicen.

Entrar al comedor de Mugaritz es un shock, pues no encuentra uno más que un conjunto de mesas desnudas; no hay platos ni cubiertos ni copas. Tan solo un "plato roto", figurando el giroscopio de Oteiza, sobre un modesto mantel.  Esa sobriedad, la sencillez de lo bien hecho, la ausencia de cualquier lujo superfluo, se mantuvo a lo largo de la cena.  Comimos con las manos y usamos cubiertos solo cuando era necesario.

El servicio, eficaz, amable y presente lo imprescindible, siguió en esa linea de sencillez y sobriedad. 

Me impresionó el esfuerzo por elaborar una cocina rompedora y creativa, pero que mantiene una estrecha relación con la naturaleza, donde las materias primas juegan un papel principal y que no se aleja de la tradición culinaria vasca. Más de la mitad del largo menú fueron platos de verduras: la tempura de flores de cebollino o la sopa de tomate asado bloody mary me llamaron la atención.

Tampoco podía faltar la sorpresa, consecuencia de esa capacidad creativa de nuestra cocina de vanguardia: el risotto que era de calabacin ( "si-mientes de calabacín en risotto"), las piedras que se convertían en patatas, o la crema del maíz que quería ser un molusco.

Estabamos en el País Vasco y comimos, ¡como no!, marisco (cigala cubierta de pétalos de zanahoria, perfumados con aceite de inflorescencias anisadas), pescado (mendresca de bonito asada con cebolla, pasta y semillas de guindilla) y carne (pieza de vacuno asada, con emulsión de carne y cristales de sal).

La innovación y la creatividad, al igual que en El Bulli, es permanente. Pero en ese terreno también encontré diferencias: frente a la visión desbordante, de fuegos artificiales, de traca espectacular de Adrià, estaba el proceso creativo de Adúriz: mucho más cerebral, racional y sistematico.

De todas formas, lo que más me impresionó --sin lugar a dudas-- fue el propio Andoni Luis Adúriz, con quien tuve la ocasión de hablar durante más de una hora. Su sencillez, su bonhomía y su inteligencia fueron el maravilloso colofón a una noche, y una cena, inolvidables.

Muchas gracias.

viernes, 9 de septiembre de 2011

"El que tiene boca se equivoca"

Con esta zafiedad terminaba Esperanza Aguirre su intervención en la que trataba de "disculparse" por haber dicho que los profesores trabajamos sólo veinte horas a la semana.

Claro que uno se puede equivocar, pero ese no es el caso de la Sra. Aguirre. A ella le iría mejor el refrán de "por la boca muere el pez", pues suelta tanta mentira e improperios que al final se le vuelven en contra.  Ella conoce perfectamente que los profesores trabajamos treinta y siete horas y media, y normalmente más.  No nos olvidemos que, para verguenza de todos, fué Ministra de Educación.  Lo que pretendia era otra cosa: enfrentar a la población con el profesorado.  Pero --siguiendo con los refranes-- parece ser que le ha salido el tiro por la culata porque, a raíz de estas declaraciones, el rechazo a las medidas adoptadas por la Consejería se ha incrementado entre profesores, padres y alumnos.

También ha dicho nuestra Presidenta que las acciones que se han venido desarrollando eran "políticas" y que los asistentes a la concentración del miercóles eran unos pocos, y todos ellos "liberados sindicales".  ¿Volverá a decirnos que el que tiene boca se equivoca?  Nos produce gracia, por no decir algo mucho peor, que una política profesional como la Sra. Aguirre, que aplica los recortes en educación como consecuencia de su política en materia educativa, califique de "política" las acciones de rechazo, intentando así quitarlas valor. Claro que son política, política de defensa de la educación pública en contra de la suya de continuo ataque a la misma.

Porque de eso se trata: de un ataque frontal, desmedido, coordinado y potente contra la educación pública. Y nuestra Presidenta se ha convertido en la líder de ese ataque. Ya había trabajado mucho en esa dirección anteriormente, dejando la educación pública en la Comunidad de Madrid en estado de moribundez.  Ahora, con energías renovadas después de las elecciones de mayo, llega el ataque final.

Y eso es lo que, de ninguna manera, podemos permitir profesores, padres y alumnos defensores de la enseñanza pública.  Las movilizaciones han comenzado, y animo a que sean ampliamente apoyadas.  Los sindicatos --en esta ocasión todos unidos--, las asociaciones de madres y padres, los alumnos y las asambleas de profesores que se están desarrollando en todos los centros, están elaborando planes de acción que debemos apoyar.

Nos jugamos el futuro, no solo el nuestro, sino el de nuestros hijos. Si este brutal ataque tiene éxito habremos firmado el acta de defunción de la enseñanza pública, que quedará convertida en un gueto de marginación.  La posibilidad de que nuestros hijos vivan mejor porque la educación se lo ha facilitado, habrá desaparecido. ¡¡No lo permitamos!!

Muchas gracias.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Angel Gabilondo, Ministro ¿de Educación?

Desde hace años somos muchos los que denunciamos el desmantelamiento de la educación pública que viene desarrollando el Partido Popular, allí donde gobierna. Hasta ahora ese ataque no era frontal, se producían escaramuzas, se recortaba algún crédito, se reforzaba la concertada, y no se hacía con la misma intensidad en todas las comunidades autónomas en manos del Partido Popular.

Después de la victoria aplastante de los populares en las elecciones de mayo, y ante la ya anunciada que se producirá en las generales de noviembre, se ha abierto la veda para la caza de la educación pública. Y para ello se echa mano de un argumento incontestable: estamos atravesando una profunda crisis. El ataque ahora es generalizado: Madrid, Castilla la Mancha. Galicia, Pais Valenciano, Murcia.  El melón de los recortes en educación se está repartiendo, y los respectivos consejeros autonómicos rivalizan en ser los que más recortan.
El problema se ha convertido en un tema de preocupación nacional: profesores que preparan una huelga, padres que se quejan, alumnado que no está de acuerdo con las medidas. Noticia de portada, incluso en la televisión.

Así hemos estado durante las últimas semanas sin que oyéramos una voz desde el Ministerio de Educación. ¿Se habían quedado mudos? o ¿es que el tema no les afecta?

Ayer, por fin, el ministro Gabilondo ofrecía ayer una entrevista en un contexto amigable: el periódico EL PAÍS.  Recomiendo vivamente su lectura, pero para aquellos que no lo hayan hecho, voy a reproducir algunos comentarios del Ministro: 

Le preguntan "¿España puede permitirse recortes en educación? ... "Creo que educación y sanidad deberían quedar al margen de políticas de recorte". Y yo me pregunto, ¿qué significa "creo" en un político, cuando el candidato socialista Pérez Rubalcaba ha manifestado claramente que si gana las elecciones no habrá recortes en educación?

"Sabe usted cuál es el alcance del tijeretazo en las autonomías y a cuántos profesores va a afectar?" "No, no lo sé". Bueno, yo, que solo soy un interesado en la educación, alguna idea tengo, aunque sea solo por la prensa.

Pero no nos preocupemos porque la entrevista, como le pasa al buen vino, va mejorando conforme avanza. "Si no fuera ministro, como profesor, ¿se manifestaría?" "No lo sé. Lo que sí haría es hacer valer mis razones de manera democrática y clara".  Debemos entender, entonces, que manifestarse no es una manera democrática de hacer valer las razones. Y qué poco sabe este ministro, ¿no os parece?

"¿Está de acuerdo en que cuántos menos profesores, menos posibilidades de luchar contra el fracaso y el abandono?" "Yo no quiero hacer de Consejero de Educación", contesta (¿y de ministro?, pregunto yo), "pero lo que digo es que cuidado con estas cosas, porque afectan muy directamente a la calidad de la educación". ¿Para bien o para mal?, no lo sabemos.

"Si estuviera en un gobierno autónomo, ¿recortaria algo en educación?" le preguntan. "Quien recorta finalmente es el parlamento autónomo. Yo, desde luego, trabajaría todo lo que pudiera para hacer los mínimos posibles". ¿Es tan dificil afirmar categóricamente que no haría recortes en educación, como ha hecho Rubalcaba, o es que este ministro está de acuerdo con que se hagan --como ya se ha hecho estos años en el propio ministerio?

Después de tanta precisión y contundencia en las respuestas a mi me habría gustado que al ministro Gabilondo le hubiesen preguntado ¿para qué sirve un ministro de educación como usted? Que cada uno responda lo que piense.

Muchas gracias.

jueves, 1 de septiembre de 2011

¡Es el crecimiento, estúpido!

Los allegados al presidente del gobierno nos han contado, a través de los medios de comunicación, lo que le ha costado adoptar la decisión de reformar la Constitución para introducir el control del déficit presupuestario. “Ha sido una de las decisiones más difíciles de su vida”, nos dicen. Rodríguez Zapatero ya nos avisó de que haría lo que tuviese que hacer, “me cueste lo que me cueste”.
Una buena parte de la ciudadanía votante de izquierda, y de su propio partido, recibimos la noticia con extrañeza, desilusión y bastante rechazo.  Bueno, pensaron muchos, si esta medida va a “tranquilizar a los mercados”, como se nos dice, y va a permitir que podamos respirar tranquilos y sin sobresaltos en el futuro, aceptémosla, aunque sea a regañadientes y tapándonos la nariz.
La medida se adopta y ¡he aquí la sorpresa! los famosos “mercados” la reciben sin inmutarse, la prima de riesgo por la venta de deuda sigue en los mismos índices, la bolsa no sube y seguimos teniendo los mismos sobresaltos. ¿Qué pasa?
Parodiando la famosa frase sobre la economía, podríamos decir, ¡es el crecimiento, estúpido!  Y es que lo que los “mercados” esperan, y la sociedad española también, es ver que nuestra economía crece, que se crea empleo y que volvemos a ser un socio fiable, al que se le puede prestar dinero.
Quien presta dinero quiere comprobar que se lo vas a poder devolver, y eso, sea una persona, una empresa o un estado, tiene que ver con tu capacidad para generar riqueza.  De ahí ese dicho popular, “cuanto más dinero tienes, más endeudado estás”.
Sin embargo, con la reforma de la Constitución vamos a frenar la posibilidad de crecimiento, ya que para ello y para cambiar nuestro modelo económico --condición previa imprescindible-- necesitamos inversión del Estado, inversión en I+D+i, inversión en obras públicas, inversión en educación. Y todo ello va a ser más difícil con una economía ralentizada y un techo de déficit.
Este gobierno es el primero en cumplir con las “decisiones” de la Unión Europea (léase intereses de Alemania y Francia) y, sin embargo, somos los últimos en adoptar medidas que favorezcan la creación de empleo. ¿Por qué no intentamos compararnos con Alemania en bienestar social, en capacidad de generar empleo y crecimiento, y no sólo en introducir el control del deficit en la Constitución?
Muchas gracias.