Así titulaba el periodista Nicholas Kristol su artículo este fin de semana en el New York Times. La razón de esa afirmación estriba en que, por primera vez, hay más jóvenes estadounidenses (29%) que tienen menos educación que sus padres, que viceversa (20%), según cifras del informe de la OCDE, "Education at a Glance". Otro dato relevante de este mismo informe es que "solo el 5% de los jóvenes estadounidenses cuyos padres no terminaron la escuela secundaria, fue a la universidad, mientras que en otros países ricos la cifra es de 23%".
El sueño americano, motor del desarrollo económico de este país durante décadas, tenía su sustento en la educación, en la certeza de que el acceso igualitario a la enseñanza era la garantía de la movilidad social y económica.
Basta con recordar un poco la historia para comprobar cómo ese acceso igualitario ha ido deteriorándose. Nicholas Kristol lo recuerda en su artículo: "La igualdad educativa era un punto fuerte de EE.UU. Mientras que los países europeos promovían la educación de primer nivel para las élites, Estados Unidos se caracterizaba por liderar la educación de masas. Hacia mediados del siglo XIX, la mayoría de los estados proveían acceso gratuito a la escuela primaria para la mayoría de niños blancos. En Gran Bretaña, en cambio, hacia 1870, solo el 2% de los niños de 14 años estaba en la escuela. Luego, Estados Unidos fue el primer país, en la década de 1930, en el que una mayoría de chicos asistió a la escuela secundaria. En cambio, hacia 1957, solo el 9% de los jóvenes británicos de 17 años asistía a la escuela. Hasta la década de 1970, EE.UU. ocupó un lugar destacado en la educación de masas, y Claudia Goldin y Lawrence Katz, de la Universidad de Harvard, sostienen que este fue el éxito del auge económico estadounidense. Después se vino abajo, y el último reporte de la OCDE subraya de qué manera el resto del mundo está superando a EE.UU".
Una de las razones que ha motivado esta situación es que la financiación de las escuelas públicas americanas depende de los impuestos locales. Eso permite que los barrios ricos, con impuestos altos, tengan muy buenas escuelas mientras eso no ocurre en los barrios pobres.
Otra causa, sin duda más relevante, es el neoliberalismo económico imperante en el país y en todo Europa que está haciendo crecer la desigualdad, consiguiendo que los pobres lo sean más y los ricos se enriquezcan aceleradamente. Cuanto más pobre es una familia más difícil es que sus hijos consigan éxitos a nivel escolar.
"Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar", dice el refrán. Lo que hoy vemos en Estados Unidos es lo que muy probablemente veremos en nuestro país pronto. Los datos lo confirman ya: la visión elitista de la nueva Ley de Educación (LOMCE), los recortes en educación, la subida de las tasas universitarias, el encarecimiento brutal de la escolarización en la etapa de 0 a 3 años. Y lo peor es que nosotros nunca destacamos en el aspecto educativo --como sí ocurrió en Estados Unidos-- y, por tanto, la caída será más dura.
Algo habrá que hacer para evitarlo,¿no os parece?
Muchas gracias.
El sueño americano, motor del desarrollo económico de este país durante décadas, tenía su sustento en la educación, en la certeza de que el acceso igualitario a la enseñanza era la garantía de la movilidad social y económica.
Basta con recordar un poco la historia para comprobar cómo ese acceso igualitario ha ido deteriorándose. Nicholas Kristol lo recuerda en su artículo: "La igualdad educativa era un punto fuerte de EE.UU. Mientras que los países europeos promovían la educación de primer nivel para las élites, Estados Unidos se caracterizaba por liderar la educación de masas. Hacia mediados del siglo XIX, la mayoría de los estados proveían acceso gratuito a la escuela primaria para la mayoría de niños blancos. En Gran Bretaña, en cambio, hacia 1870, solo el 2% de los niños de 14 años estaba en la escuela. Luego, Estados Unidos fue el primer país, en la década de 1930, en el que una mayoría de chicos asistió a la escuela secundaria. En cambio, hacia 1957, solo el 9% de los jóvenes británicos de 17 años asistía a la escuela. Hasta la década de 1970, EE.UU. ocupó un lugar destacado en la educación de masas, y Claudia Goldin y Lawrence Katz, de la Universidad de Harvard, sostienen que este fue el éxito del auge económico estadounidense. Después se vino abajo, y el último reporte de la OCDE subraya de qué manera el resto del mundo está superando a EE.UU".
Una de las razones que ha motivado esta situación es que la financiación de las escuelas públicas americanas depende de los impuestos locales. Eso permite que los barrios ricos, con impuestos altos, tengan muy buenas escuelas mientras eso no ocurre en los barrios pobres.
Otra causa, sin duda más relevante, es el neoliberalismo económico imperante en el país y en todo Europa que está haciendo crecer la desigualdad, consiguiendo que los pobres lo sean más y los ricos se enriquezcan aceleradamente. Cuanto más pobre es una familia más difícil es que sus hijos consigan éxitos a nivel escolar.
"Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar", dice el refrán. Lo que hoy vemos en Estados Unidos es lo que muy probablemente veremos en nuestro país pronto. Los datos lo confirman ya: la visión elitista de la nueva Ley de Educación (LOMCE), los recortes en educación, la subida de las tasas universitarias, el encarecimiento brutal de la escolarización en la etapa de 0 a 3 años. Y lo peor es que nosotros nunca destacamos en el aspecto educativo --como sí ocurrió en Estados Unidos-- y, por tanto, la caída será más dura.
Algo habrá que hacer para evitarlo,¿no os parece?
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