Desde que la ley Wert ha bendecido la segregación de los alumnos, bien sea por sexo o por nivel de conocimientos, se ha abierto la veda y se ha iniciado una carrera entre la derecha española para conseguir el "premio" al mayor "Segregador del Reino".
Hoy nos ha llegado la noticia de que la Generalitat de Catalunya --tan beligerante con la ley Wert por otros temas-- ha decidido que se puede separar en 1º de la ESO a los alumnos en función de su rendimiento en materias clave como matemáticas o lengua. Derecha nacionalista española o derecha nacionalista catalana coinciden, e incluso rivalizan, en aplicar la misma medicina: la segregación de los alumnos, los "listos" a un lado y los "tontos" al otro.
Resulta cuando menos sorprendente que ante la diversidad del alumnado (no nos olvidemos que en 1º de la ESO tenemos escolarizado al 100 por 100 de la población) y, en consecuencia, su diferente respuesta, actitud y capacidad académica, la derecha en bloque responda de la misma manera: segregar. Nunca vemos un análisis de las causas objetivas de esa diversidad o de las medidas diferenciadoras que deberíamos adoptar para eliminarla o al menos suavizarla. Siempre se tira por la vía del medio, por la más fácil y más rentable para sus intereses.
Nada importa que todos los estudios científicos significativos sobre el tema y la práctica de los países con éxito escolar confirmen que la segregación es negativa para el aprendizaje de los alumnos, que cuanto antes se separa a los estudiantes, peores son los resultados que se obtienen. Algo, por lo demás, fácil de entender: el grupo de los "listos" irá más rápido en su aprendizaje y los "tontos" más despacio, con lo que las diferencias iniciales se agrandarán.
Y no importa porque la derecha nunca ha tenido interés en la educación de todos, mejor dicho en la educación de calidad para todos. Favorecer la segregación temprana significa:
Estoy seguro de que tanto el Ministro Wert como la Consejera Rigau encontrarán más pronto que tarde la solución definitiva a este tema: segregar desde el inicio. Volver a la escuela anterior a la ley del setenta, cuando en los colegios religiosos --que eran prácticamente los únicos que existían-- había dos puertas de entrada: una para los que pagaban y otra para los pobres. A unos se los preparaba para el Bachillerato y la universidad y a los otros para que aprendieran las "cuatro letras".
Volveremos a ver esto, ¡a mi no me extrañaría!
Muchas gracias.
Hoy nos ha llegado la noticia de que la Generalitat de Catalunya --tan beligerante con la ley Wert por otros temas-- ha decidido que se puede separar en 1º de la ESO a los alumnos en función de su rendimiento en materias clave como matemáticas o lengua. Derecha nacionalista española o derecha nacionalista catalana coinciden, e incluso rivalizan, en aplicar la misma medicina: la segregación de los alumnos, los "listos" a un lado y los "tontos" al otro.
Resulta cuando menos sorprendente que ante la diversidad del alumnado (no nos olvidemos que en 1º de la ESO tenemos escolarizado al 100 por 100 de la población) y, en consecuencia, su diferente respuesta, actitud y capacidad académica, la derecha en bloque responda de la misma manera: segregar. Nunca vemos un análisis de las causas objetivas de esa diversidad o de las medidas diferenciadoras que deberíamos adoptar para eliminarla o al menos suavizarla. Siempre se tira por la vía del medio, por la más fácil y más rentable para sus intereses.
Nada importa que todos los estudios científicos significativos sobre el tema y la práctica de los países con éxito escolar confirmen que la segregación es negativa para el aprendizaje de los alumnos, que cuanto antes se separa a los estudiantes, peores son los resultados que se obtienen. Algo, por lo demás, fácil de entender: el grupo de los "listos" irá más rápido en su aprendizaje y los "tontos" más despacio, con lo que las diferencias iniciales se agrandarán.
Y no importa porque la derecha nunca ha tenido interés en la educación de todos, mejor dicho en la educación de calidad para todos. Favorecer la segregación temprana significa:
- Legalizar y reforzar lo que ya viene haciendo la escuela concertada desde hace mucho tiempo.
- Introducir en la cada vez más desasistida educación pública elementos que permitan marginar antes a los alumnos procedentes de los sectores sociales más desfavorecidos.
Estoy seguro de que tanto el Ministro Wert como la Consejera Rigau encontrarán más pronto que tarde la solución definitiva a este tema: segregar desde el inicio. Volver a la escuela anterior a la ley del setenta, cuando en los colegios religiosos --que eran prácticamente los únicos que existían-- había dos puertas de entrada: una para los que pagaban y otra para los pobres. A unos se los preparaba para el Bachillerato y la universidad y a los otros para que aprendieran las "cuatro letras".
Volveremos a ver esto, ¡a mi no me extrañaría!
Muchas gracias.