Hace unos días escribía en este blog, en relación con la carrera electoral por la secretaría general del PSOE, que "ni uno ni otra", refiriéndome a que ni Rubalcaba ni Chacón estaban dando respuesta a la situación que había llevado a los socialistas a su mayor derrota electoral de esta última etapa democrática. Opinaba por tanto que no representaban el cambio que el partido necesita para abordar con perspectivas de éxito el próximo futuro.
Las noticias que nos han ido llegando de esa contienda electoral confirman y reafirman mis convicciones de que el camino elegido -- y las personas que lo están recorriendo -- no son las adecuadas para este momento. Sigue sin producirse un análisis serio de las razones que llevaron a la debacle electoral, sigue diciéndose lo mismo o muy parecido a lo que conformó el programa electoral con que se presentó el PSOE a las elecciones y, aunque la palabra "cambio" está en boca de ambos contendientes todos los días, uno no puede evitar acordarse de Lampedusa y su personaje de "El Gatopardo" cuando afirmaba que "habia que cambiar para que todo siguiese igual".
Este fin de semana se ha celebrado el primer mitín de lo que será la larga campaña electoral del partido socialista francés para elegir al presidente del país. En dicho mitin François Hollande, candidato a la presidencia de la República Francesa por los socialistas, ha dicho que "su verdadero enemigo es el mundo de las finanzas", ese sistema que "no tiene nombre ni cara, no será jamás candidato ni será elegido y sin embargo gobierna". Y ha realizado propuestas que, en mi opinión, sí que van al fondo del asunto, como una ley que "obligará a los bancos a separar sus negocios de especulación y de crédito" y que "prohibirá pura y simplemente los productos financieros sin relación con las necesidades de la economía real" o el establecimiento de un marco legal para las opciones por acciones y los bonus en los salarios de los directivos de las compañias financieras. También defendió la aprobación de una "verdadera tasa que grave todas las transaciones financieras".
¿Por qué no escuchamos nada parecido en boca de Rubalcaba o de Chacón? ¿Es que no saben que en esa dirección se encuentra la posible alternativa de izquierdas a la situación que vivimos, o más bien es que no creen en ella y prefieren que todo siga como está? El caso del partido socialista francés nos demuestra que lo importante no son las personas --no nos olvidemos que Hollande era el secretario general del partido durante los últimos fracasos electorales socialistas --, sino las ideas, los proyectos, las alternativas discutidas a fondo. Ha sido después de una larga travesía del desierto y una igualmente larga discusión de ideas y alternativas, con una gran participación no sólo de los militantes sino también de simpatizantes y votantes, que el partido socialista francés tiene un nuevo proyecto político y la posibilidad de volver a gobernar en Francia.
¿Serán capaces de aprender nuestros dirigentes socialistas, o se verán obligados a pasar una larga travesía del desierto (quince años llevan los socialistas franceses apartados del poder central)? De momento, las dunas ya están a la vista.
Muchas gracias.
Las noticias que nos han ido llegando de esa contienda electoral confirman y reafirman mis convicciones de que el camino elegido -- y las personas que lo están recorriendo -- no son las adecuadas para este momento. Sigue sin producirse un análisis serio de las razones que llevaron a la debacle electoral, sigue diciéndose lo mismo o muy parecido a lo que conformó el programa electoral con que se presentó el PSOE a las elecciones y, aunque la palabra "cambio" está en boca de ambos contendientes todos los días, uno no puede evitar acordarse de Lampedusa y su personaje de "El Gatopardo" cuando afirmaba que "habia que cambiar para que todo siguiese igual".
Este fin de semana se ha celebrado el primer mitín de lo que será la larga campaña electoral del partido socialista francés para elegir al presidente del país. En dicho mitin François Hollande, candidato a la presidencia de la República Francesa por los socialistas, ha dicho que "su verdadero enemigo es el mundo de las finanzas", ese sistema que "no tiene nombre ni cara, no será jamás candidato ni será elegido y sin embargo gobierna". Y ha realizado propuestas que, en mi opinión, sí que van al fondo del asunto, como una ley que "obligará a los bancos a separar sus negocios de especulación y de crédito" y que "prohibirá pura y simplemente los productos financieros sin relación con las necesidades de la economía real" o el establecimiento de un marco legal para las opciones por acciones y los bonus en los salarios de los directivos de las compañias financieras. También defendió la aprobación de una "verdadera tasa que grave todas las transaciones financieras".
¿Por qué no escuchamos nada parecido en boca de Rubalcaba o de Chacón? ¿Es que no saben que en esa dirección se encuentra la posible alternativa de izquierdas a la situación que vivimos, o más bien es que no creen en ella y prefieren que todo siga como está? El caso del partido socialista francés nos demuestra que lo importante no son las personas --no nos olvidemos que Hollande era el secretario general del partido durante los últimos fracasos electorales socialistas --, sino las ideas, los proyectos, las alternativas discutidas a fondo. Ha sido después de una larga travesía del desierto y una igualmente larga discusión de ideas y alternativas, con una gran participación no sólo de los militantes sino también de simpatizantes y votantes, que el partido socialista francés tiene un nuevo proyecto político y la posibilidad de volver a gobernar en Francia.
¿Serán capaces de aprender nuestros dirigentes socialistas, o se verán obligados a pasar una larga travesía del desierto (quince años llevan los socialistas franceses apartados del poder central)? De momento, las dunas ya están a la vista.
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