Cuantos más casos de corrupción salen a la luz pública, cuantos más Pujoles y Bárcenas aparecen en la escena política, más se habla de la necesidad de aprobar leyes de transparencias a nivel nacional o de comunidad autónoma. A todos los partidos, sobre todo a los más corruptos, como el PP o CIU, se les llena la boca con la palabra transparencia.
Parece como si la corrupción no fuera producto de unos sinvergüenzas, de unos partidos corrompidos, de unos individuos que se toman la democracia por montera, sino de la falta de una Ley de Transparencia. La Ley, cuando consiga aprobarse (que hasta para eso ponen dificultades), permitirá que la corrupción desaparezca. ¡Qué bonito!
Y yo me pregunto, ¿es necesaria una ley para que un servidor público sepa que no puede llevarse dinero público a su casa?, ¿es necesaria una ley para que los partidos políticos echen de sus filas a cualquiera que se aproveche de su militancia para enriquecerse?, ¿es necesaria una ley para que un concejal de urbanismo de un ayuntamiento sepa que no puede recibir comisiones para favorecer a un constructor desaprensivo?
Yo creo que no es necesaria; basta con que los ciudadanos, las instituciones democráticas, exijan esos comportamientos y repudien a cualquiera que los protagonice. Y después la Ley, no la de Transparencia, sino el Código Penal, meta en la cárcel a los sinvergüenzas que aceptan los comportamientos corruptos.
La Ley de Transparencia parece, más bien, que lo que busca es establecer un marco que "condene" algunos comportamientos especialmente escandalosos y permita que sigan otros más subrepticios. No nos olvidemos que quien hace la ley hace la trampa.
¿Por qué no dedicamos los esfuerzos a concienciar a la ciudadanía de que se debe tener tolerancia cero con los corruptos? Y para ello, empezar dando ejemplo. Meter a Pujol en la cárcel, a pesar de sus años, no sería un mal comienzo.
Y luego, si se quiere, que se apruebe una Ley de Transparencia, para terminar de consolidar los comportamientos democráticos de los servidores públicos. Pero antes que se adopten medidas ejemplarizantes contra los corruptos y la corrupción. Si esto no se hace, de nada servirá la Ley.
Muchas gracias.
Parece como si la corrupción no fuera producto de unos sinvergüenzas, de unos partidos corrompidos, de unos individuos que se toman la democracia por montera, sino de la falta de una Ley de Transparencia. La Ley, cuando consiga aprobarse (que hasta para eso ponen dificultades), permitirá que la corrupción desaparezca. ¡Qué bonito!
Y yo me pregunto, ¿es necesaria una ley para que un servidor público sepa que no puede llevarse dinero público a su casa?, ¿es necesaria una ley para que los partidos políticos echen de sus filas a cualquiera que se aproveche de su militancia para enriquecerse?, ¿es necesaria una ley para que un concejal de urbanismo de un ayuntamiento sepa que no puede recibir comisiones para favorecer a un constructor desaprensivo?
Yo creo que no es necesaria; basta con que los ciudadanos, las instituciones democráticas, exijan esos comportamientos y repudien a cualquiera que los protagonice. Y después la Ley, no la de Transparencia, sino el Código Penal, meta en la cárcel a los sinvergüenzas que aceptan los comportamientos corruptos.
La Ley de Transparencia parece, más bien, que lo que busca es establecer un marco que "condene" algunos comportamientos especialmente escandalosos y permita que sigan otros más subrepticios. No nos olvidemos que quien hace la ley hace la trampa.
¿Por qué no dedicamos los esfuerzos a concienciar a la ciudadanía de que se debe tener tolerancia cero con los corruptos? Y para ello, empezar dando ejemplo. Meter a Pujol en la cárcel, a pesar de sus años, no sería un mal comienzo.
Y luego, si se quiere, que se apruebe una Ley de Transparencia, para terminar de consolidar los comportamientos democráticos de los servidores públicos. Pero antes que se adopten medidas ejemplarizantes contra los corruptos y la corrupción. Si esto no se hace, de nada servirá la Ley.
Muchas gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario