Así, como elefante en una cacharrería, es como ha entrado José Ignacio Wert en el Ministerio de Educación y Cultura. El desconocimiento supino del mundo de la educación y de los problemas que le aquejan, la más rancia ideología neoconservadora y el desparpajo propio de los tertulianos radiofónicos producen como resultado las barbaridades que el ministro Wert ha anunciado desde que llegó a la sede de Alcalá. Veamos algunos ejemplos, porque no tienen desperdicio.
La eliminación de la asignatura de "Educación para la ciudadanía". Para que no hubiera dudas sobre su ideología neoconservadora y su sometimiento a la Iglesia, su primera medida ha sido eliminar esta asignatura, debido a su "carácter adoctrinador". Y si para ello es necesario utilizar una cita falsa (ya que no se encontraba nada adoctrinador en los libros de texto más usados), pues se usa sin problemas. Eso si, la agudeza intelectual del ministro no encontró carácter adoctrinador en la asignatura de religión (obligatoria de facto en los centros concertados religiosos).
La ampliación del Bachillerato a tres años. Que nadie vea en esta medida otra cosa que mejorar la formación de nuestros jóvenes. Si resulta que esta ampliación se hace a costa de disminuir un año la ESO y convertir el primer año del Bachillerato y de la Formación Profesional de grado medio en educación obligatoria, y, en consecuencia, introduce la concertación en ambos tramos educativos, es pura casualidad. No hay por qué pensar mal. Resulta obvio que una vez que el primer curso sea concertado también lo serán los restantes, pero no es eso lo que buscaba el ministro. Es decir, con esta medida --en beneficio de nuestro estudiantes, ¡claro está!-- se convierte en necesidad la ampliacion de la escuela concertada (¿religiosa?) al bachillerato y a la formación profesional.
El cambio de los programas para las oposiciones. El ministro Wert, auténtico Robin Hood de la educación, no quiere que sigan saliendo profesores tan mal formados como los que aprueban las oposiciones actualmente. Para ello propuso cambiar el sistema (lógicamente no sabe cómo y necesita tiempo para pensarlo) y que no se convocaran plazas este año. Esta no convocatoria de plazas, como pudieran pensar algunas mentes malvadas, nada tiene que ver con los recortes que se están produciendo en la mayoría de las comunidades autónomas. Como hubo alguna comunidad que se rebeló ante esa medida, el ministro Wert decidió solucionar la situación aplicando sus profundas convicciones democráticas: derogar los temarios que todos los opositores llevaban meses preparando y volver a poner en vigor los de 1993. Así entiende el ejercicio democrático el Partido Popular, y de manera especial nuestro ministro.
El criterio de excelencia académica para la concesión de becas. ¿Cómo reducir el número de becas sin que parezca que estamos recortando esa partida? Esta debió ser la pregunta que el ministro le hizo a sus asesores aúlicos. La respuesta fue sencilla: aumentar las condiciones para conseguirlas. Como
incrementar el nivel de renta podría resultar "politicamente incorrecto", aumentemos la exigencia académica. Fácil. Para mi que fuí becario toda mi vida universitaria, esta medida me retrotrae a aquellos años del franquismo en que los becarios éramos "cuatro" y aprobabamos todos los cursos con buenas notas. Pero los tiempos han cambiado, aunque quizás el ministro Wert no se haya dado cuenta.
¿Un elefante en una cacharrería sería capaz de producir, inocentemente, tanto estropicio en tan poco tiempo? No estoy seguro. Más bien parece que el elefante estaba adiestrado para hacer esta tarea de demolición a fondo y en el mínimo tiempo.
Muchas gracias.
La eliminación de la asignatura de "Educación para la ciudadanía". Para que no hubiera dudas sobre su ideología neoconservadora y su sometimiento a la Iglesia, su primera medida ha sido eliminar esta asignatura, debido a su "carácter adoctrinador". Y si para ello es necesario utilizar una cita falsa (ya que no se encontraba nada adoctrinador en los libros de texto más usados), pues se usa sin problemas. Eso si, la agudeza intelectual del ministro no encontró carácter adoctrinador en la asignatura de religión (obligatoria de facto en los centros concertados religiosos).
La ampliación del Bachillerato a tres años. Que nadie vea en esta medida otra cosa que mejorar la formación de nuestros jóvenes. Si resulta que esta ampliación se hace a costa de disminuir un año la ESO y convertir el primer año del Bachillerato y de la Formación Profesional de grado medio en educación obligatoria, y, en consecuencia, introduce la concertación en ambos tramos educativos, es pura casualidad. No hay por qué pensar mal. Resulta obvio que una vez que el primer curso sea concertado también lo serán los restantes, pero no es eso lo que buscaba el ministro. Es decir, con esta medida --en beneficio de nuestro estudiantes, ¡claro está!-- se convierte en necesidad la ampliacion de la escuela concertada (¿religiosa?) al bachillerato y a la formación profesional.
El cambio de los programas para las oposiciones. El ministro Wert, auténtico Robin Hood de la educación, no quiere que sigan saliendo profesores tan mal formados como los que aprueban las oposiciones actualmente. Para ello propuso cambiar el sistema (lógicamente no sabe cómo y necesita tiempo para pensarlo) y que no se convocaran plazas este año. Esta no convocatoria de plazas, como pudieran pensar algunas mentes malvadas, nada tiene que ver con los recortes que se están produciendo en la mayoría de las comunidades autónomas. Como hubo alguna comunidad que se rebeló ante esa medida, el ministro Wert decidió solucionar la situación aplicando sus profundas convicciones democráticas: derogar los temarios que todos los opositores llevaban meses preparando y volver a poner en vigor los de 1993. Así entiende el ejercicio democrático el Partido Popular, y de manera especial nuestro ministro.
El criterio de excelencia académica para la concesión de becas. ¿Cómo reducir el número de becas sin que parezca que estamos recortando esa partida? Esta debió ser la pregunta que el ministro le hizo a sus asesores aúlicos. La respuesta fue sencilla: aumentar las condiciones para conseguirlas. Como
incrementar el nivel de renta podría resultar "politicamente incorrecto", aumentemos la exigencia académica. Fácil. Para mi que fuí becario toda mi vida universitaria, esta medida me retrotrae a aquellos años del franquismo en que los becarios éramos "cuatro" y aprobabamos todos los cursos con buenas notas. Pero los tiempos han cambiado, aunque quizás el ministro Wert no se haya dado cuenta.
¿Un elefante en una cacharrería sería capaz de producir, inocentemente, tanto estropicio en tan poco tiempo? No estoy seguro. Más bien parece que el elefante estaba adiestrado para hacer esta tarea de demolición a fondo y en el mínimo tiempo.
Muchas gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario