miércoles, 21 de diciembre de 2011

Mucho Psoe por hacer, ¡Y tanto!

Por fin aparecen las primeras reacciones críticas desde el PSOE tras el batacazo del 20-N. ¡Ya era hora!

La publicación del manifiesto "Mucho Psoe por hacer", firmado por varias decenas de, sobre todo, altos cargos del partido socialista, es una noticia en la buena dirección. Sin querer entrar en muchos detalles, que nos huelen al oportunismo de siempre (el momento elegido, las firmas que apoyan el escrito), sí quiero felicitar a los autores por el manifiesto en sí, porque se han atrevido a abrir el melón de la autocrítica y de la reflexión, que es lo que el PSOE necesita ahora, por encima de todo.

Comparto la inmensa mayoría de las críticas que aparecen en el documento, sobre todo en la descripción de los errores cometidos.  Me parece, sin embargo, que falta mucho análisis en el por qué de esos errores y en las razones que han llevado al tremendo fracaso electoral.

Sin ánimo de ser exhaustivo, y a modo de aportación a la reflexión general que debemos hacer los militantes y simpatizantes del PSOE, me gustaría exponer algunas razones que, en mi opinión, han estado en la raiz del desapego de la ciudadanía:
  • En primer lugar, el alejamiento de la politica de los ciudadanos. Las decisiones políticas se adoptan, se cuecen y se discuten a espaldas de la ciudadanía. Los que tenían que ser protagonistas de la política se han convertido, por acción consciente de los políticos - también de los socialistas- en testigos mudos, que observan cómo se adoptan decisiones que les afectan y, la mayoría de las veces, para mal, sin tener la más mínima oportunidad de opinar o participar. Hay que devolver la política a su ámbito natural: la calle, los ciudadanos, los problemas concretos que éstos tienen.
  • En el terreno económico se ha hecho una política neoliberal durante toda la legislatura, no solo desde el famoso mayo de 2010. Recuperar una política económica progresista basada en la redistribución de la riqueza, en que paguen más los que más tienen, en combatir el fraude y establecer un sistema fiscal progresista, son señas de identidad que el PSOE tiene que recuperar.
  • Se ha llevado a cabo una politica de nombramientos de altos cargos, a todos los niveles y propiciada desde la presidencia del gobierno, absolutamente nefasta, que ha promovido en muchos casos a autenticos incompetentes. Los criterios de mérito y capacidad para nombrar a los responsables se han sustituido por los de amistad y servilismo, lo que ha generado incompetencia a la hora de resolver los problemas que se han ido presentando y ausencia de critica cuando se adoptaban decisiones equivocadas.
  • Esta aplicación del principio de Pete, de poner al frente de cada tarea al más incompetente, ha sido especialmente nefasta en la Administración. En vez de mejorar su funcionamiento generando una dinámica favorable al trabajo bien hecho, se ha permitido todo tipo de fallos que la han llevado a uno de sus peores momentos. Uno de los errores más graves del partido socialista, en esta última etapa, ha sido su desprecio a la Administración (a todos los niveles) olvidándose que su principal función era gobernar y que eso se hace a través de las diferentes administraciones: porque es a través de ellas cómo se llega a la ciudadanía, cómo se pueden resolver sus problemas. La administarción, que está y debe estar al servicio de los ciudadanos, tiene que funcionar bien para cumplir con su cometido.
  • Y por último, ¿qué decir de la falta de transparencia en la gestión y en la toma de decisiones que ha sido norma durante esta legislatura? ¿Cómo puede uno defender la democracia cuando no la practica en el seno de su partido?
Espero que, una vez abierto el melón, la discusión discurra por derroteros positivos, con participación de la militancia y de los simpatizantes, y desemboque en un partido renovado capaz de enfrentarse a los dificiles tiempos que nos esperan.

Muchas gracias.

martes, 20 de diciembre de 2011

La ley del embudo

Resulta evidente que al presidente de la CEOE, Joan Rosell, le ha sentado bien la victoria del Partido Popular. Se le ve cómodo, satisfecho, locuaz, incluso diría que dicharachero. Habla con franqueza, sin necesidad de medir lo que dice, sin tapujos. Y así nos estamos enterando, de forma muy directa, de las pretensiones de la patronal española.
Empezó con los “mini jobs”, los minitrabajos de 400 euros, como una de las soluciones al paro juvenil. Señor Rosell, contratos basura es justo lo que en este país no nos faltan, los tenemos de todos los tipos y colores, incluso se trabaja sin cobrar, ¿le parece poco “mini job” eso?  Y aun así crece el paro juvenil.
Luego vinieron los funcionarios, a los que hay que poder despedir, pues sobran muchos. Bueno, no habría estado de más que hubiese concretado dónde sobran: ¿en la educación?, ¿en la sanidad? Intenté buscar en sus declaraciones alguna alusión a los empresarios que sobran, bueno, mejor dicho que desfalcan, como los gestores de NovaCaixaGalicia o de la Caja del Mediterráneo. Pero no la encontré. Los cientos de millones que se han llevado después de arruinar sus empresas merecerían un comentario del presidente de la patronal.
Y por último, la congelación salarial hasta 2015. ¿Congelación también del sueldo de los ejecutivos?, ¿congelación de los beneficios empresariales?
Se habla mucho de la importancia de una reforma laboral en España, pero lo que este país necesita es una profunda reforma empresarial.
Muchas gracias

lunes, 12 de diciembre de 2011

¿A dónde nos lleva Alemania?

Nuestro futuro presidente del gobierno, Mariano Rajoy, en su aparición este fin de semana en Marsella, ha rendido pleitesía a las condiciones impuestas por Angela Merkel para "resolver" la crisis.

Bueno es preguntarse adónde nos llevan esas condiciones y, para ello, recordar, aunque sea brevemente, la historia.  Los comienzos del siglo XX estuvieron marcados por la necesidad del capitalismo alemán --en fuerte desarrollo-- de encontrar nuevos mercados en un momento en que las antiguas potencias coloniales, especialmente el Reino Unido, los tenían copados. Esta búsqueda de mercados nos llevó a la I Guerra Mundial.  El resultado: millones de muertos y Alemania derrotada y fuertemente castigada por las potencias aliadas.

Poco más de 20 años después Alemania, recuperada nuevamente, y con las mismas necesidades de expansión económica --aderezadas con otros elementos nacionalistas de horrible recuerdo-- se propuso resolver sus problemas igual que en la anterior crisis. La solución nuevamente fue la misma: la guerra. En esta ocasión mucho más sangrienta y terrible.

Nuevamente castigada por las fuerzas aliadas, inició otro proceso de recuperación económica. En esta ocasión había un nuevo país dominante, los Estados Unidos, y una conciencia europea (después del horror) de que no podía volver a repetirse la tragedia de la II Guerra Mundial.

En ese contexto nació la Unión Europea, como una solución pacifica a los problemas planteados por el expansionismo alemán. Pero Alemania, una vez más, siguió creciendo y buscando nuevos mercados. No nos olvidemos, Alemania es una potencia exportadora y en eso radica su poderío económico.  Surgió una primera solución que resolvió momentáneamente esa necesidad: la reunificación alemana. Durante unos años, después de 1989, ese ha sido un objetivo prioritario al que se han dedicado todos los esfuerzos. Con la reunificación conseguida, sin embargo, Alemania era ya un país de 90 millones de habitantes con un potencial económico tremendo.  Así que, una vez más, y con mayores necesidades, buscaba nuevos mercados.  

La solución fue la ampliación de la Unión Europea. La conversión de la Unión en un conjunto de 27 países, de los cuales muchos no cumplian las condiciones mínimas para entrar (nada parecido a lo que se nos pidió a España para ser miembro) fue una exigencia alemana. Exigencia que destrozó en gran medida el proceso de construcción política europea que se venía realizando desde hacía años.

Pero hasta esa ampliación a veintisiete, en pocos años (cuatro o cinco), resultó insuficiente, y nos encontramos en la situación actual: Alemania sigue necesitando nuevos mercados y la guerra (¡menos mal!) ya no es la solución. Ahora se trata de empobrecer al resto de los países, o al menos a unos cuántos, para que no tengan capacidad de competir o, en el mejor de los casos, se conviertan en satélites suyos.

Ya no estamos caminando hacia una Europa unida sino hacia una Alemania ampliada. Uno ha estado siempre de acuerdo con la pérdida de soberanía a nivel estatal siempre que ello redundara en un  reforzamiento de la unidad europea. Pero no es eso lo que nos piden. Lo que nos piden hoy en día, y que el futuro presidente Rajoy acepta a pies juntillas, es convertirnos en un protectorado alemán.

Y yo me pregunto, ¿qué opina el PSOE?  No se sabe. Desgraciadamente el partido socialista ni está ni se le espera.

Muchas gracias.

viernes, 9 de diciembre de 2011

¿Redistribución de la riqueza?

La estrepitosa derrota del PSOE en las pasadas elecciones del 20-N ha llenado de malos presagios su inmediato futuro. En vez de abrir un período de reflexión, de acercarse a la ciudadania y escucharla, y de analizar los posibles errores cometidos, se ha optado por convocar un rápido congreso.  Todo con vistas a cerrar las heridas cuanto antes, aunque éstas se cierren en falso, como es más que probable que ocurra.

Una vez más los intereses partidistas, es decir los intereses de los que viven del partido y de la política, se están imponiendo a la necesidad que los ciudadanos tenemos de que haya un partido fuerte de izquierdas, un partido capaz de ganar elecciones e impedir que la derecha pura y dura del PP se perpetúe en el poder.
En el partido socialista se ha impuesto el silencio. Nadie da un paso adelante. Todo es esperar a que pase el tiempo, llegue el congreso, se maquillen cuatro generalidades de forma que parezca que algo se cambia para que todo siga igual, como pasaba en el Gatopardo de Lampedusa.

Ayer Barack Obama, ni tan siquiera un socialdemócrata al uso, mencionaba que el 0,1 de la población americana tiene unos ingresos medios anuales de 27 millones de dólares y que el ejecutivo promedio que hace una década ganaba 30 veces más (¡ya está bien!) que sus trabajadores, hoy recibe 110 veces más. Criticando esta situación, señalaba que "esa desigualdad distorsiona nuestra democracia porque le da una representación desproporcionada a unos pocos. Más importante, esa clase de desigualdad viola la promesa que radica en el corazón de América: que este es el país en el que, si lo intentas, puedes triunfar".

Aquí hemos vivido la desvergüenza de tantos banqueros y presidentes de cajas de ahorro que, después de llevarlas a la ruina, adjudicándose sueldos multimillonarios, se han jubilado con cifras que marean. ¿Hemos oido a nuestro presidente, hoy en funciones, no digo solucionar el problema, pero al menos criticar la situación como injusta?  ¿Hemos oido a alguno de los actuales dirigentes socialistas hacerlo?

En estas dos últimas legislaturas se han perdido las señas de identidad socialdemocrata en lo que se refiere a la economía: pasamos de Solbes,"un reticente socialdemocrata" a Elena Salgado, "una convencida neoliberal".  ¿Dónde estaba la redistribución de la riqueza, idea motor de la socialdemocracia?  Nos cuentan que el estado de bienestar está en crisis. ¡Qué descaro!  Lo que está en crisis profunda es la idelogía socialdemocrata a la que debemos en gran medida ese estado del bienestar. Está en crisis un sistema fiscal progresivo que haga pagar más a quien más gana. Está en crisis un sistema fiscal que combata seriamente el fraude, que, como todos sabemos, no son los trabajadores quienes lo producen.  Está en crisis un sistema que permita aportar fondos a la Seguridad Social que no provengan exclusivamente de las cuotas de los trabajadores. Está en crisis el papel del Estado como redistribuidor de la riqueza.

Estas son las consecuencias del neoliberalismo imperante en el mundo en la última decada, que ha sido apoyado por los socialistas, que está permitiendo que a nivel mundial los países ricos lo sean cada vez más y los pobres cada vez más pobres y que, en el seno de cada país, las diferencias entre ricos y pobres sean abismales.

¿Están hablando de esto en la preparación del congreso del PSOE? ¿Va a salir algún candidato a secretario general que defienda estas posiciones?  ¿Podemos tener esperanzas de que se produzca un cambio real en la estructura y funcionamiento del partido socialista?  Tengo que reconocer que cuando me hago estas preguntas, me deprimo.

Muchas gracias.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Sorprendente Marruecos

Acabo de volver de un viaje por Marruecos.  Me invitaron a dar la conferencia del Dia de la Constitución en el Instituto Español "Nuestra Señora del Pilar" de Tetuán, y a pesar de que voy con cierta frecuencia, ese país me sigue sorprendiendo.

Me sorprende que cada vez haya más gente (sobre todo jóvenes) en la calle a todas horas y por todas partes. El crecimiento demográfico del país es tan potente que se refleja en la propia calle. Riadas de jóvenes deambulando de aquí para allá, es con lo primero que uno se encuentra. Una buena amiga marroquí a la que comentaba este tema, me dió una explicación clara del asunto: es el paro, Emilio, me dijo. No tienen trabajo, nada que hacer, y por eso están todo el día en la calle.

Los que tienen algo que hacer deben estar todos vendiendo cualquier cosa, lo que tengan, pues esa es otra de las caracteristicas llamativas del país. Todo el mundo vende algo, y yo me preguntaba conforme paseaba, ¿pero hay alguien que compre? Es una sociedad del trueque que utiliza la moneda como instrumento de cambio: vendo lo poco que tengo, nuevo o usado, para conseguir lo que necesito.

Conforme caminaba por el bulevar de Tánger decenas de obreros pintaban los pasos de peatones, los bordillos de las aceras... Claro, se espera al rey. Es una buena manera de adecentar las ciudades y dar algo de trabajo a los parados. ¡¡Que viene el rey!!  La única dificultad es que el rey tiene que estar visitando regularmente todas las ciudades del país. No es mucho problema para él pues tiene un maravilloso palacio en cada una de ellas.

Además de pintar las aceras y llenar las calles de militares y policias, comprobé que la visita del rey también le traia problemas a los motoristas. En varias ocasiones noté que la policia les paraba. Mi amiga me aclaró esto también. Parece ser que hace unos meses el rey estaba en Tetuán, desplazándose en un coche sin demasiado protocolo.  Un motorista se dió cuenta y via sms se formó una pequeña caravana de motoristas que iban a saludarle. Por lo visto no le gustó mucho. Desde entonces los motoristas no pueden circular por la ciudad los días en que está el rey. Fácil, ¿a que sí?

Dadas estas circunstancias, llama la atención que el pueblo marroquí siga siendo tan amable y hospitalario. Y precisamente porque me sigue sorprendiendo, no dejaré de volver a ese pais maravilloso que se llama Marruecos.

Muchas gracias.