EL PAÍS de hoy publica una encuesta de Metroscopia, de julio 2014, sobre evaluación ciudadana de las principales instituciones, entidades y grupos sociales. En ella se señala como los grupos con mayor aprobación ciudadana a los investigadores científicos (89%), los médicos de la Sanidad Pública (85%) y los profesores de la enseñanza pública (81%).
Esta alta valoración se consigue en unas condiciones lamentables del ejercicio de estas profesiones. Las condiciones laborales han ido empeorando en los últimos años a la vez que se han ido recortando los presupuestos destinados a cada sector. El porcentaje del PIB destinado a I+D+i ha disminuido notablemente, los presupuestos destinados a la sanidad pública se han rebajado a la vez que se privatizaba su gestión en muchas autonomías, los fondos destinados a educación se han reducido en varios miles de millones de euros.
Debido a estos recortes, la sanidad y la educación públicas se están deshaciendo y perdiendo su eficiencia y alto rendimiento. Ya se nota, en esta misma encuesta, a la hora de valorar a la Sanidad Pública --como institución-- con un 49%, cuando siempre había estado en cotas mucho más altas. Algo similar pasaría si se preguntase por la educación pública como institución. Deshacer estos baluartes del Estado de Bienestar forma parte sustancial de la política de este gobierno. A pesar de todo ello y de los ataques continuos al funcionariado, los profesionales han mantenido su nivel de trabajo y de responsabilidad hacia la sociedad. Y eso no ha sido reconocido por las diferentes administraciones.
Lo peor es que se está hipotecando el futuro. La investigación y la educación son los pilares básicos para construir un futuro digno para nuestro país. A los políticos se les llena la boca diciendo que hay que desarrollar un nuevo modelo productivo para España, pero ese modelo --que efectivamente es muy necesario-- solo puede conseguirse potenciando la educación y la investigación. Ese es el camino, y las medidas que viene adoptando este gobierno, utilizando el mantra de la crisis, van justamente en la dirección contraria.
Si los ciudadanos valoramos altamente a los investigadores, a los médicos y a los profesores de la educación pública, y el gobierno se dedica a maltratar y destrozarlos, impidiendo su desarrollo, ¿no ha llegado el momento de que resolvamos esta contradicción? ¿De que exijamos a quien quiera gobernar que se comprometa a potenciar estos sectores con medidas concretas fácilmente contrastables?, no con palabras, que se las lleva el viento.
Dentro de unos meses tendremos elecciones. Trabajemos para que así sea.
Muchas gracias.