miércoles, 20 de febrero de 2013

El estado de la nación

Son las doce de la mañana del 20 de febrero. En unos instantes se va a iniciar en el Congreso de los Diputados el llamado debate sobre el estado de la nación. No lo voy a escuchar pues no espero que de allí salga ninguna decisión que beneficie a la ciudadanía y, ademas, porque yo --como la inmensa mayoría de los ciudadanos-- sabemos muy bien cuál es el estado de la nación. Y de eso quiero hablar por si sirve para que algún diputado se entere, cosa que dudo.

La nación, los ciudadanos, estamos angustiados, comprobando como cada día el paro aumenta, nuestros salarios disminuyen, los servicios sociales se deterioran y las perspectivas son de que vamos a peor. ¿Alguien va a darnos explicaciones plausibles de que esto va a acabar?

La nación, los ciudadanos, estamos decepcionados y desconfiamos de nuestros dirigentes políticos que, en vez de buscar la manera de resolver los problemas que nos afectan, se dedican a proteger su propio cortijo, a el "y tu más" y a espiarse unos a otros.

La nación, los ciudadanos, estamos hartos de que nos tomen el pelo, de que nos consideren tontos y nos quieran hacer comulgar con ruedas de molino.  Estamos hartos de aguantar las explicaciones de personajes como Carlos Floriano, con sus disertaciones laborales, o de Ana Mato, reconvertida en feminista de pro.

La nación, los ciudadanos, estamos indignados, viendo como personajes de tan baja estofa como Bárcenas siguen haciendo de su capa un sayo, moviéndose por el mundo a cuerpo de rey (en vez de estar en la cárcel) y haciéndole una peineta al que osa llamarle por su nombre: "ladrón". Estamos indignados viendo cada día como la siempre ponderada monarquía no es otra cosa que una cueva donde los chanchullos, el tráfico de influencias y el mal gusto son el pan nuestro de cada día.

La nación, los ciudadanos, estamos cabreados porque de poco o nada no están sirviendo los políticos que elegimos hace poco más de un año, porque vemos que esta democracia tiene muchas lagunas, porque sentimos que no se nos quiere escuchar y que la política --que es un derecho ciudadano-- se ha convertido en una actividad de unos pocos y para su propio beneficio.

Por todo ello, la nación, los ciudadanos, estamos decididos a luchar, a defender nuestros derechos con nuestra acción. Ahí están la marea verde, la blanca, la plataforma contra los desahucios y muchas más. Ese es el único camino, esa es la única manera de que nos escuchen, de que las cosas cambien. Y así debemos seguir.

TODOS A LA MANIFESTACIÓN DEL PRÓXIMO SÁBADO.

Muchas gracias.

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