La Comunidad de Madrid, abanderada en el proceso de deterioro a que está sometiendo el Partido Popular a la educación (y a la sanidad) pública, ha dado un nuevo paso más. Ha decidido poner en marcha el curso próximo el "derecho" de los padres a elegir libremente el centro que quieren para sus hijos, implantando en la comunidad lo que se llama la "zona única" de escolarización (lo mismo que ha hecho ya con la sanidad).
La "libertad de elección de los padres" es el caballo de batalla utilizado por los populares para justificar su defensa de la enseñanza concertada (religiosa) y privada. Si los padres prefieren llevar a sus hijos a la concertada es nuestra obligación, dicen los gobiernos del PP, poner los medios para que esa decisión pueda hacerse realidad. "Los ciudadanos tienen el derecho a elegir y nosotros tenemos la obligación de acatar las decisiones de los ciudadanos". El argumento es impecable, pero manifiestamente falso y maniqueo. ¿Dónde está la libertad de elección de los hijos de los emigrantes? ¿Cómo podrían ejercer esa libertad los niños de los barrios marginales de Madrid? ¿Cómo podrían ir al Pilar, por ejemplo, los niños de Vallecas? ¿Quién les iba a pagar el transporte o los gastos adicionales que conlleva ir a un colegio como ese?
La aparente medida "equitativa" de ampliar a todos los alumnos madrileños la posibilidad de ir al colegio que deseen, aparte de ser una falacia, es un nuevo ataque a la educación pública.
Si antes era difícil para la población desfavorecida entrar en un colegio concertado, por lo menos tenía alguna opción: si vivían en el barrio tenían ocho puntos y si eran beneficiarios de la Renta Mínima de Inserción otros dos. Ahora resulta imposible. Lo que se prima a la hora de solicitar la entrada son los criterios de tener hermanos en el colegio o ser familiar de antiguo alumno -- criterios claramente clasistas y que fomentan la creación de colegios elitistas.
Además, no deja de resultar irónica la aplicación de esa libertad que, en la práctica, solo va dirigida a un sector de la población, los más favorecidos, mientras se le impide acceder a una educación de calidad a la gran mayoría.
La medida es también contraproducente porque va en contra de todas las certezas científicas al respecto que declaran que se obtienen mejores resultados educativos con criterios de proximidad al centro, los que permiten acercar la escuela a la comunidad y educar comprensivamente, evitando la discriminación. Así lo defiende la OCDE en su informe "Equidad y elección de centro".
Por otro lado, esta medida no va a ayudar a disminuir el abandono escolar, principal problema de nuestro sistema educativo -y también de Madrid-, sino todo lo contrario. La aplicación de procesos selectivos al alumnado incrementa notablemente el abandono escolar. A la educación pública cada vez se le conceden menos medios desde la Administración. Será cada vez más difícil, en consecuencia, atender al alumnado con problemas; estos serán cada vez más y, al no poder atenderles adecuadamente, abandonarán la escuela. Y los dirigentes populares nos ofrecerán datos sobre cómo ha aumentado el abandono escolar en la educación pública. ¡Jugada perfecta!
Hay algo que les va a fallar y es la lucha que profesores, familias y alumnos están llevando y seguirán haciendo para que esto no ocurra. La marea verde continua.
Muchas gracias
La "libertad de elección de los padres" es el caballo de batalla utilizado por los populares para justificar su defensa de la enseñanza concertada (religiosa) y privada. Si los padres prefieren llevar a sus hijos a la concertada es nuestra obligación, dicen los gobiernos del PP, poner los medios para que esa decisión pueda hacerse realidad. "Los ciudadanos tienen el derecho a elegir y nosotros tenemos la obligación de acatar las decisiones de los ciudadanos". El argumento es impecable, pero manifiestamente falso y maniqueo. ¿Dónde está la libertad de elección de los hijos de los emigrantes? ¿Cómo podrían ejercer esa libertad los niños de los barrios marginales de Madrid? ¿Cómo podrían ir al Pilar, por ejemplo, los niños de Vallecas? ¿Quién les iba a pagar el transporte o los gastos adicionales que conlleva ir a un colegio como ese?
La aparente medida "equitativa" de ampliar a todos los alumnos madrileños la posibilidad de ir al colegio que deseen, aparte de ser una falacia, es un nuevo ataque a la educación pública.
Si antes era difícil para la población desfavorecida entrar en un colegio concertado, por lo menos tenía alguna opción: si vivían en el barrio tenían ocho puntos y si eran beneficiarios de la Renta Mínima de Inserción otros dos. Ahora resulta imposible. Lo que se prima a la hora de solicitar la entrada son los criterios de tener hermanos en el colegio o ser familiar de antiguo alumno -- criterios claramente clasistas y que fomentan la creación de colegios elitistas.
Además, no deja de resultar irónica la aplicación de esa libertad que, en la práctica, solo va dirigida a un sector de la población, los más favorecidos, mientras se le impide acceder a una educación de calidad a la gran mayoría.
La medida es también contraproducente porque va en contra de todas las certezas científicas al respecto que declaran que se obtienen mejores resultados educativos con criterios de proximidad al centro, los que permiten acercar la escuela a la comunidad y educar comprensivamente, evitando la discriminación. Así lo defiende la OCDE en su informe "Equidad y elección de centro".
Por otro lado, esta medida no va a ayudar a disminuir el abandono escolar, principal problema de nuestro sistema educativo -y también de Madrid-, sino todo lo contrario. La aplicación de procesos selectivos al alumnado incrementa notablemente el abandono escolar. A la educación pública cada vez se le conceden menos medios desde la Administración. Será cada vez más difícil, en consecuencia, atender al alumnado con problemas; estos serán cada vez más y, al no poder atenderles adecuadamente, abandonarán la escuela. Y los dirigentes populares nos ofrecerán datos sobre cómo ha aumentado el abandono escolar en la educación pública. ¡Jugada perfecta!
Hay algo que les va a fallar y es la lucha que profesores, familias y alumnos están llevando y seguirán haciendo para que esto no ocurra. La marea verde continua.
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