El ministro Wert ha informado que los 18 millones de euros que el ministerio dedicará en el curso 2014-2015 al programa Erasmus se dirigirán a los estudiantes que tengan las mejores notas y un buen nivel de idioma, concretamente un B2. Serán, por tanto, una becas encuadradas en el programa Erasmus, pero que se adaptarán a criterios ministeriales --y no de la Unión Europea-- y estarán mejor dotadas económicamente: 350 euros/mes, frente a los 250 euros/mes de las becas Erasmus normales.
Con estos criterios se pretende subvencionar 10.000 becas de un semestre.
Es la primera vez que el dinero aportado por el gobierno español no se suma al europeo, sino que responde a criterios diferentes y, en consecuencia, no tiene como objetivo mejorar las becas individuales con carácter general, sino premiar a determinado tipo de estudiantes. El análisis de los criterios utilizados nos va a permitir comprobar una vez más el sentido de la política educativa de este gobierno.
Empecemos por la exigencia de un B2 en el idioma en que se va a estudiar. Obviamente este es un criterio que nos gustaría que se cumpliese pero ¿es posible? ¿es realista?. El objetivo que se propone la enseñanza de idiomas en nuestro sistema educativo es que el alumno alcance un nivel B1 al finalizar sus estudios, objetivo que no se cumple en la mayoría de los casos. ¿Quién tiene un B2 en inglés, equivalente al First Certificate de Cambridge? Pues solamente el que se ha podido pagar estudios especiales o una estancia en un país de lengua inglesa. Es decir, los ricos. ¿Y qué decir de un B2 en italiano o alemán, dos de los países a los que más van nuestros estudiantes, que son lenguas inexistentes en nuestro sistema educativo?
En lo que respecta a las notas, las dudas son también muchas. ¿Tiene el mismo valor un sobresaliente en una asignatura que en otra, en una carrera que en otra o en una universidad que en otra? ¿Qué criterios se van a utilizar para evaluar esas calificaciones? Y lo que es más grave (volvemos a los criterios franquistas sobre becas): no son un derecho para los jóvenes con dificultades económicas sino un "premio" que se da a algunos de estos jóvenes especialmente dotados para el estudio. Así era cuando yo estudiaba en la universidad con una beca.
Pero no son estos criterios elitistas y segregadores los únicos que interesan al gobierno de Rajoy. También cuentan los económicos. Hemos pasado de los 63,5 millones de euros destinados a Erasmus por el último gobierno socialista a los 18 actuales; es decir, se ha reducido el presupuesto en un 71 por 100. Pero eso no parece suficiente. El ministro sabe que no existen 10.000 estudiantes con buenas notas y un B2 en el idioma correspondiente. Eso permitirá un ahorro sustancial al final del ejercicio y reducir más el presupuesto para el curso que viene.
No quiero terminar este comentario sin hablar de la reducción de la estancia a un semestre. Basándose falsamente en Bolonia, se reducen las estancias a un semestre cuando, hasta este curso, la mayoría de los estudiantes optaban por estancias de curso completo. Se trata de, con mucho menos dinero, mantener la cifra de 40.000 estudiantes Erasmus. Pero, aunque Wert intente confundirnos, todos entendemos que, desde un punto de vista económico, 40.000 estudiantes de un semestre son lo mismo que solo 20.000 de curso completo.
Y, una vez mas, para así confirmar la ineptitud del equipo ministerial, se cambian las normas del juego cuando este ya ha empezado. Es precisamente en este momento cuando los estudiantes y las instituciones de educación superior inician el proceso de inscripción y selección de candidatos al programa. Me parece que vamos a ver de nuevo en los próximo días a los estudiantes protestando.
¿Aprenderá alguna vez este ministro? ¿O quizás está orgulloso de ser el peor valorado del gobierno? Como los toros, que tanto le gustan, se crece en el castigo.
Muchas gracias.
Con estos criterios se pretende subvencionar 10.000 becas de un semestre.
Es la primera vez que el dinero aportado por el gobierno español no se suma al europeo, sino que responde a criterios diferentes y, en consecuencia, no tiene como objetivo mejorar las becas individuales con carácter general, sino premiar a determinado tipo de estudiantes. El análisis de los criterios utilizados nos va a permitir comprobar una vez más el sentido de la política educativa de este gobierno.
Empecemos por la exigencia de un B2 en el idioma en que se va a estudiar. Obviamente este es un criterio que nos gustaría que se cumpliese pero ¿es posible? ¿es realista?. El objetivo que se propone la enseñanza de idiomas en nuestro sistema educativo es que el alumno alcance un nivel B1 al finalizar sus estudios, objetivo que no se cumple en la mayoría de los casos. ¿Quién tiene un B2 en inglés, equivalente al First Certificate de Cambridge? Pues solamente el que se ha podido pagar estudios especiales o una estancia en un país de lengua inglesa. Es decir, los ricos. ¿Y qué decir de un B2 en italiano o alemán, dos de los países a los que más van nuestros estudiantes, que son lenguas inexistentes en nuestro sistema educativo?
En lo que respecta a las notas, las dudas son también muchas. ¿Tiene el mismo valor un sobresaliente en una asignatura que en otra, en una carrera que en otra o en una universidad que en otra? ¿Qué criterios se van a utilizar para evaluar esas calificaciones? Y lo que es más grave (volvemos a los criterios franquistas sobre becas): no son un derecho para los jóvenes con dificultades económicas sino un "premio" que se da a algunos de estos jóvenes especialmente dotados para el estudio. Así era cuando yo estudiaba en la universidad con una beca.
Pero no son estos criterios elitistas y segregadores los únicos que interesan al gobierno de Rajoy. También cuentan los económicos. Hemos pasado de los 63,5 millones de euros destinados a Erasmus por el último gobierno socialista a los 18 actuales; es decir, se ha reducido el presupuesto en un 71 por 100. Pero eso no parece suficiente. El ministro sabe que no existen 10.000 estudiantes con buenas notas y un B2 en el idioma correspondiente. Eso permitirá un ahorro sustancial al final del ejercicio y reducir más el presupuesto para el curso que viene.
No quiero terminar este comentario sin hablar de la reducción de la estancia a un semestre. Basándose falsamente en Bolonia, se reducen las estancias a un semestre cuando, hasta este curso, la mayoría de los estudiantes optaban por estancias de curso completo. Se trata de, con mucho menos dinero, mantener la cifra de 40.000 estudiantes Erasmus. Pero, aunque Wert intente confundirnos, todos entendemos que, desde un punto de vista económico, 40.000 estudiantes de un semestre son lo mismo que solo 20.000 de curso completo.
Y, una vez mas, para así confirmar la ineptitud del equipo ministerial, se cambian las normas del juego cuando este ya ha empezado. Es precisamente en este momento cuando los estudiantes y las instituciones de educación superior inician el proceso de inscripción y selección de candidatos al programa. Me parece que vamos a ver de nuevo en los próximo días a los estudiantes protestando.
¿Aprenderá alguna vez este ministro? ¿O quizás está orgulloso de ser el peor valorado del gobierno? Como los toros, que tanto le gustan, se crece en el castigo.
Muchas gracias.