Hoy nos hemos enterado de la desaparición el próximo curso de las becas Séneca, las becas que favorecen la movilidad de los estudiantes universitarios entre las diferentes universidades españolas. ¿La razón? ¡Sorpresa!: los recortes presupuestarios. Más de 2000 estudiantes, todos ellos con excelente expediente académico, no podrán realizar sus estudios en el centro que desearían. Estos recortes, como si de una apisonadora se tratase, van machacando y haciendo estragos en todos los sectores de la educación pública.
¡Las becas no se tocan! era uno de los mantras que repetían constantemente los dirigentes ministeriales. Parece ser que en su utilización torticera del lenguaje "no se tocan" significaba que se recortan.
Este nuevo golpe a la movilidad universitaria en España se une al ya producido en las becas Erasmus, destinadas a la movilidad europea, y que ya han sido recortadas en un 75 por 100.
A pesar de que todos los estudios solventes en educación destacan la importancia de la movilidad en la formación del alumnado --al favorecer las llamadas "soft skills", como la capacidad para desenvolverse en situaciones nuevas, tener iniciativa personal o adaptarse a los cambios--, el ministro Wert no parece compartir estas evidencias o, mejor dicho, debe considerar que si es bueno deben beneficiar solamente a los que se lo merecen, es decir, los ricos y poderosos.
La eliminación de las becas Séneca, así como la práctica desaparición de las ayudas a los becarios Erasmus, nos retrotraen al pasado en que la movilidad era un lujo solo al alcance de los pudientes. Oímos todos los días que estamos desaprovechando a la generación más formada que ha tenido nunca este país: o están en el paro o tienen que marcharse al extranjero. Obviamente este es un problema al que hay que buscarle una solución y el ministro Wert ya la ha encontrado: basta con hacer difícil, por no decir imposible, que los jóvenes con pocos recursos sigan formándose y así volveremos a la situación de hace cuarenta años en que solo se formaba una minoría. No me digáis que la medida no es juiciosa y lógica: si tenemos muchos jóvenes bien formados y nos sobran, habrá que formar a menos.
Algún ingenuo puede pensar que esa solución tiene un inconveniente: habrá jóvenes con pocos recursos económicos pero grandes capacidades académicas e intelectuales, que se quedarán sin formar, y eso también es un despilfarro. No se preocupen; el Partido Popular tiene respuesta para ello. La dijo Andrea Fabra, "¡que se jodan!"
Muchas gracias.