Reducir la tasa de abandono escolar prematuro es un objetivo que apoyamos todos. Tenemos una tasa doble que la media europea y la mayoría de los jóvenes que no consiguen el título de ESO se ven condenados al desempleo, a los trabajos peores si los obtienen y, en definitiva, a la marginación social. Acabar con esa situación es una necesidad imperiosa.
Desde la Unión Europea, en su estrategia "Educación y Formación 2020", se establece como valor de referencia, para medir el éxito en su desarrollo, que en 2020 la tasa de abandono escolar prematuro se sitúe por debajo del 10%. España, con el gobierno anterior, se planteó que esa tasa no superara el 15% en nuestro país.
El objetivo es claro y compartido por todos. Donde se presentan las diferencias es en el análisis de las causas del abandono y, sobre todo, en las medidas que debemos adoptar para reducirlo.
El análisis (por llamarlo de alguna manera) del ministro Wert y su equipo de "sabios" es muy claro. El problema se resolvería mandando más jóvenes a la Formación Profesional y adelantando el momento en que los estudiantes deben elegir entre Bachillerato o Formación Profesional. Dicho en pocas palabras: volver a la Ley Moyano.
El fracaso escolar, según Wert, no tiene nada que ver con la calidad de la enseñanza que se imparte en nuestros centros, con la poca atención a la diversidad, con la limitación de la opcionalidad, con la metodología caduca de mucho profesor impartiendo lecciones ex-catedra, con la rígida organización escolar, con la escasa autonomía de los centros, con ese sistema tan español de que cada profesor hace de su capa un sayo en su aula.
Por todo ello, la solución para los cerebros educativos que nos gobiernan es fácil. Transcribo las propuestas: "Canalizar una proporción mayor de estudiantes hacia la formación profesional" y "adelantar la elección de las trayectorias que pueden escoger los estudiantes (a los 14-15 años)". Y estas propuestas se concretan en: se elige itinerario en 3º de la ESO (bachillerato o FP), el 4º de la ESO es un curso de iniciación a unos estudios u otros y al finalizar se realiza una reválida diferente para cada itinerario. Sencillo: a los "tontos" (conflictivos, emigrantes, alumnos con dificultades de aprendizaje...) se les deriva cuanto antes al camino de la FP, facilitando los pasos para que puedan continuarlo y a los "listos" (cuya inmensa mayoría estarán escolarizados en las escuelas concertadas) se les abre el camino a estudios superiores.
Este plan cumple con varios objetivos (no solo con el de reducir el abandono escolar prematuro): aumenta la discriminación social en nuestro sistema educativo, debilita su equidad (una de nuestras pocas fortalezas), refuerza la escuela concertada y privada y debilita la pública que, poco a poco, quedará reducida a un sistema marginal.
No es mala jugada para las posiciones neoliberales, ¿no os parece?
Muchas gracias.
Desde la Unión Europea, en su estrategia "Educación y Formación 2020", se establece como valor de referencia, para medir el éxito en su desarrollo, que en 2020 la tasa de abandono escolar prematuro se sitúe por debajo del 10%. España, con el gobierno anterior, se planteó que esa tasa no superara el 15% en nuestro país.
El objetivo es claro y compartido por todos. Donde se presentan las diferencias es en el análisis de las causas del abandono y, sobre todo, en las medidas que debemos adoptar para reducirlo.
El análisis (por llamarlo de alguna manera) del ministro Wert y su equipo de "sabios" es muy claro. El problema se resolvería mandando más jóvenes a la Formación Profesional y adelantando el momento en que los estudiantes deben elegir entre Bachillerato o Formación Profesional. Dicho en pocas palabras: volver a la Ley Moyano.
El fracaso escolar, según Wert, no tiene nada que ver con la calidad de la enseñanza que se imparte en nuestros centros, con la poca atención a la diversidad, con la limitación de la opcionalidad, con la metodología caduca de mucho profesor impartiendo lecciones ex-catedra, con la rígida organización escolar, con la escasa autonomía de los centros, con ese sistema tan español de que cada profesor hace de su capa un sayo en su aula.
Por todo ello, la solución para los cerebros educativos que nos gobiernan es fácil. Transcribo las propuestas: "Canalizar una proporción mayor de estudiantes hacia la formación profesional" y "adelantar la elección de las trayectorias que pueden escoger los estudiantes (a los 14-15 años)". Y estas propuestas se concretan en: se elige itinerario en 3º de la ESO (bachillerato o FP), el 4º de la ESO es un curso de iniciación a unos estudios u otros y al finalizar se realiza una reválida diferente para cada itinerario. Sencillo: a los "tontos" (conflictivos, emigrantes, alumnos con dificultades de aprendizaje...) se les deriva cuanto antes al camino de la FP, facilitando los pasos para que puedan continuarlo y a los "listos" (cuya inmensa mayoría estarán escolarizados en las escuelas concertadas) se les abre el camino a estudios superiores.
Este plan cumple con varios objetivos (no solo con el de reducir el abandono escolar prematuro): aumenta la discriminación social en nuestro sistema educativo, debilita su equidad (una de nuestras pocas fortalezas), refuerza la escuela concertada y privada y debilita la pública que, poco a poco, quedará reducida a un sistema marginal.
No es mala jugada para las posiciones neoliberales, ¿no os parece?
Muchas gracias.
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