Señor Presidente:
El pasado viernes, en la rueda de prensa que la Vicepresidenta del Gobierno suele ofrecer a continuación del Consejo de Ministros, le preguntaron una decena de veces si se iba a producir un rescate de España en las próximas horas. Soraya Saez de Santamaría negó, por activa y por pasiva, que semejante cosa fuese a ocurrir, indicando que el gobierno no tenía nada previsto al respecto y que había que esperar a que las auditoras externas presentaran su informe sobre los bancos.
Tengo que reconocerle que, después de oir tanta negativa, quedé absolutamente convencido de que el rescate sería inmediato. Señor Presidente, espero que me comprenda, pero, después de haberle escuchado tantas veces decir una cosa y hacer luego la contraria, ya he aprendido a leer sus declaraciones, como creo que les pasa al noventa por ciento de la ciudadanía. Y no me equivoqué. Al día siguiente éramos informados de que España había sido rescatada.
Sí ya sé que a usted no le gusta que se le llame rescate. Y mira por dónde a mi tampoco me gusta. "Rescatar", según el María Moliner, es "liberar a alguien de la prisión, la servidumbre u otro estado de sujeción o miseria material o moral, mediante dinero u otro procedimiento". Que la inmensa mayoría de los españoles estamos en un "estado de sujeción o miseria material o moral" es cierto y que necesitaríamos que alguien o algo nos sacara de ese pozo, también. Pero el dinero que se le va a dar a los bancos --100.000 millones de euros-- no solo no nos va a sacar del pozo sino que nos va a hundir mucho más, pues las condiciones que la Union Europea va a ponernos irán apretando aún más la soga que ya tenemos alrededor de nuestra garganta.
Seguro que usted, Señor Presidente, piensa que estoy equivocado y que mi juicio sobre la situación no es objetivo. Puede ser, y por eso esperaba como agua de mayo esa explicación suya que me sacara del error.
Eso fue ayer. Escuché atentamente su intervención y me quedé más perplejo de lo que estaba. Resulta que no solo no necesitamos ningún rescate sino que lo que estaba pasando era un éxito del gobierno. "Ya estaba todo arreglado" y se podía ir tranquilamente a ver el partido de futbol de la Roja.
Señor Presidente, cuando Pinocho mentía le crecía la nariz y cuando usted miente le crecen los "tics". Su cara ayer en la tele, mientras sacaba pecho diciéndonos que era usted quien había presionado a los demás, era un poema: se le movía todo, ojos, mejilla, frente... Le aseguro que era dificil creerle; daba la impresión de que ni usted mismo se creia lo que estaba diciendo. Para mentir bien hay que ser un buen actor y, lo siento mucho, pero usted no lo es. Como me temo que va a querer seguir mintiéndonos y tratándonos como niños a los que hay que contarles cuentos para que no se asusten, me va a permitir darle un consejo: apúntese a una buena academia de actores; la de Cristina Rota tiene muy buena fama. Además, ahora le va a sobrar el tiempo pues será la "troika" (esos hombres de negro) la que se ocupará de meternos en cintura y usted estará más libre para mejorar su escasas dotes de actor, ir a ver los partidos de fútbol que tanto le gustan e, incluso, aprender un poco de inglés que no le vendrá mal.
Mientras tanto los españoles trataremos de seguir adelante, luchando para que no nos destrocen todo lo que hemos conseguido con tanto esfuerzo y haciendo las cosas bien con responsabilidad, sin mentirnos a nosotros mismos ni a nadie, para que este país, es decir los ciudadanos que en él vivimos, recupere la dignidad, la credibilidad y el futuro.
Muchas gracias.
El pasado viernes, en la rueda de prensa que la Vicepresidenta del Gobierno suele ofrecer a continuación del Consejo de Ministros, le preguntaron una decena de veces si se iba a producir un rescate de España en las próximas horas. Soraya Saez de Santamaría negó, por activa y por pasiva, que semejante cosa fuese a ocurrir, indicando que el gobierno no tenía nada previsto al respecto y que había que esperar a que las auditoras externas presentaran su informe sobre los bancos.
Tengo que reconocerle que, después de oir tanta negativa, quedé absolutamente convencido de que el rescate sería inmediato. Señor Presidente, espero que me comprenda, pero, después de haberle escuchado tantas veces decir una cosa y hacer luego la contraria, ya he aprendido a leer sus declaraciones, como creo que les pasa al noventa por ciento de la ciudadanía. Y no me equivoqué. Al día siguiente éramos informados de que España había sido rescatada.
Sí ya sé que a usted no le gusta que se le llame rescate. Y mira por dónde a mi tampoco me gusta. "Rescatar", según el María Moliner, es "liberar a alguien de la prisión, la servidumbre u otro estado de sujeción o miseria material o moral, mediante dinero u otro procedimiento". Que la inmensa mayoría de los españoles estamos en un "estado de sujeción o miseria material o moral" es cierto y que necesitaríamos que alguien o algo nos sacara de ese pozo, también. Pero el dinero que se le va a dar a los bancos --100.000 millones de euros-- no solo no nos va a sacar del pozo sino que nos va a hundir mucho más, pues las condiciones que la Union Europea va a ponernos irán apretando aún más la soga que ya tenemos alrededor de nuestra garganta.
Seguro que usted, Señor Presidente, piensa que estoy equivocado y que mi juicio sobre la situación no es objetivo. Puede ser, y por eso esperaba como agua de mayo esa explicación suya que me sacara del error.
Eso fue ayer. Escuché atentamente su intervención y me quedé más perplejo de lo que estaba. Resulta que no solo no necesitamos ningún rescate sino que lo que estaba pasando era un éxito del gobierno. "Ya estaba todo arreglado" y se podía ir tranquilamente a ver el partido de futbol de la Roja.
Señor Presidente, cuando Pinocho mentía le crecía la nariz y cuando usted miente le crecen los "tics". Su cara ayer en la tele, mientras sacaba pecho diciéndonos que era usted quien había presionado a los demás, era un poema: se le movía todo, ojos, mejilla, frente... Le aseguro que era dificil creerle; daba la impresión de que ni usted mismo se creia lo que estaba diciendo. Para mentir bien hay que ser un buen actor y, lo siento mucho, pero usted no lo es. Como me temo que va a querer seguir mintiéndonos y tratándonos como niños a los que hay que contarles cuentos para que no se asusten, me va a permitir darle un consejo: apúntese a una buena academia de actores; la de Cristina Rota tiene muy buena fama. Además, ahora le va a sobrar el tiempo pues será la "troika" (esos hombres de negro) la que se ocupará de meternos en cintura y usted estará más libre para mejorar su escasas dotes de actor, ir a ver los partidos de fútbol que tanto le gustan e, incluso, aprender un poco de inglés que no le vendrá mal.
Mientras tanto los españoles trataremos de seguir adelante, luchando para que no nos destrocen todo lo que hemos conseguido con tanto esfuerzo y haciendo las cosas bien con responsabilidad, sin mentirnos a nosotros mismos ni a nadie, para que este país, es decir los ciudadanos que en él vivimos, recupere la dignidad, la credibilidad y el futuro.
Muchas gracias.
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