viernes, 1 de julio de 2011

Eduquemos a todos, y las élites también

Mi amigo y admirado profesor, Rafael Feito, escribe hoy en EL PAÍS un esclarecedor artículo sobre la educación de las élites, cuya lectura recomiendo vivamente.

Al hilo de lo que en dicho artículo se defiende, quiero volver a insistir en algo que me preocupa desde hace mucho tiempo. ¿Por qué los debates sobre educación en España están siempre dominados por las posiciones ideológicas y no, como sería lo razonable, por las evidencias empíricas que la ciencia nos viene proporcionando? ¿Por qué tenemos que seguir discutiendo sobre "el sexo de los ángeles" siempre que se habla de educación, cuando ya se sabe con seguridad que los ángeles no tienen sexo?

El artículo del profesor Feito surge en relación con la iniciativa, "ocurrencia" la llamaría yo, de crear un bachillerato específico para los alumnos excelentes. Una vez más, separar a los alumnos con el pretexto de que la separación favorece su aprendizaje, cuando está demostrado por todo tipo de estudios que lo eficaz es precisamente lo contrario.

¿Qué se pretende con esta obstinación?, ¿mejorar la educación, aunque sea sólo la de las élites? Pues no, se pretende ganar votos entre las clases acomodadas, decirles lo que les gusta oír, y ganar votos también entre ese profesorado que cree que el bachillerato es el no va más de la educación y que solo deben llegar alumnos superdotados.

No es eso lo que la educación necesita. Necesitamos mejorar todo el sistema educativo -- además de la educación de las élites--, pero ello se consigue no separando sino juntando, todo en un contexto de aprendizaje positivo y enriquecedor.

Por favor, basta ya de demagogia. Basta ya de echar piedras sobre la educación pública. Basta ya de adoptar medidas educativas basadas en prejuicios ideológicos en vez de en conocimientos empíricamente demostrados.  Que esto lo haga el Partido Popular puede tener su "lógica", pero que lo secunde el gobierno socialista, como ha hecho con las medidas para establecer itinerarios en cuarto de la ESO, resulta descorazonador.

Muchas gracias.


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