Ayer estuve en el cine y, como es costumbre, me tocó
soportar un buen número de anuncios publicitarios antes de disfrutar de la
película. Estando en vísperas de Navidad, la lista de anuncios había crecido
notablemente, algo que no me extrañó.
Sí me
sorprendió, en cambio, que de la docena de anuncios que se proyectaron, casi la
mitad fuesen de la Comunidad de Madrid. Anuncios que seguían las normas clásicas de la publicidad comercial: tratar de convencernos de lo interesante que es lo que nos ofrecen, exponiendo propiedades del producto que, en la mayoría de los casos, no son reales.
Comprendo
que las empresas, cuyas ventas aumentan notablemente en estas fiestas, se gasten
un buen dinero en publicidad, pero la Comunidad de Madrid ¿por qué lo hace? No necesita vendernos nada sino hacer bien lo que es su obligación, su responsabilidad ante los ciudadanos.
No tardé mucho en descubrir sus razones: estamos en año
electoral. La Comunidad de Madrid, mejor dicho quien la gobierna, el Partido
Popular, también estaba “invirtiendo” no en vender el mucho humo que ha producido estos años, sino en comprar votos, con la salvedad -nada desdeñable- de que el dinero invertido no es del PP sino de los ciudadanos
madrileños.
Salí del cine recordando la respuesta que Ignacio
González dio a los que solicitaban que se abrieran los comedores escolares
estas Navidades en Madrid: no hay malnutrición sino obesidad. Así nos va.
Muchas gracias.